Cuando los usuarios de las tarjetas de crédito se enfrentan a un problema de liquidez y no tienen más fuentes para obtener dinero, uno de los recursos que más utilizan es el avance en efectivo. Con esta alternativa, las personas pueden retirar la suma necesaria directamente en la sucursal bancaria o en un cajero automático, sin necesidad de papeleo.
Al momento de retirar dinero de una sucursal física los usuarios pueden solicitar el número de cuotas en las que quieren pagar sus deudas, las cuales podrían ser de una a 36. Mientras que cuando se retira directamente del cajero, el pago se divide de manera automática en 18 meses. Esto dependiendo de la entidad financiera.
Aunque no hay un uso “indicado” para generar un avance, algunos expertos recomiendan tener en cuenta los costos que esto implica.
El investigador y especialista en finanzas personales, Juan Camilo González, explicó que utilizar este recurso representa un costo y su valor depende del banco.
“Si hago una avance muy pequeño, de unos 50.000 pesos, la comisión que se paga por ese avance es altísima, del 10 por ciento de lo que le pido al banco”, indica González. Bajo este contexto, señala que lo ideal es que no se haga para pedir sumas de dinero pequeñas, ya que en este caso es mejor recurrir a un amigo o familiar.
Por su parte, Cristina Arrastía, vicepresidenta de Negocios de Bancolombia, dijó que “los avances deben ser realizados solamente en momentos en los que se tenga una situación puntual de iliquidez, en la que se necesite efectivo y no pueda financiarse de otra manera”.
De acuerdo con el simulador de la Superintendencia Financiera, la entidad bancaria que actualmente tiene la tarifa más elevada por la realización de un avance es el Banco Davivienda, el cual cobra $10.200; detrás está el Banco Av Villas, que cobra $9.900; y el Banco de Bogotá, con $9.100. Sin embargo, se debe anotar que el promedio ronda los $6.000 por transacción.
La vicepresidenta de Negocios de Bancolombia cuenta que para este recurso se cobra una comisión por cada transacción y adicionalmente la tasa de interés corriente, desde el primer día que se haga la operación, la cual equivale a la misma tasa de interés que se define para compras.
Dicho esto, el gerente de Medios de Pago del Banco de Bogotá, Jaime Parra, precisó que teniendo en cuenta la tasa que se aplica para este tipo de transacción y el diferido automático de la misma, es recomendable realizar operaciones con montos altos. “Dependiendo del producto se pueden realizar avances desde el 60% y hasta el 100% del cupo disponible”, indica.
De igual forma, Juan Camilo González reitera que, generalmente, los avances no dan ninguna cuota preferencial sino que pagan la tasa más alta que se cobra en la tarjeta de crédito, la cual por lo general está al límite de la tasa de usura.
“Tomar un avance a 12 o 36 cuotas es realmente pésimo negocio, porque terminaremos pagando cerca del 30% más cada año por el préstamo y, si realmente necesitamos 12 o 36 meses para pagarlo, también puede ser una señal de que algo no está bien en nuestras finanzas personales”, anota.
Y sostiene que la única excepción para poder tomar el dinero en esos plazos en caso de que el avance se utilice en algo que genere mayor rentabilidad al costo de la deuda. “Si lo uso, lo importante es pagarlo lo más pronto posible para no pagar tantos intereses sobre ese dinero, igualmente, los avances no dejan ningún tipo de beneficio, como millas”, puntualizó.
Por último, Arrastía resaltó que los avances deben ser desarrollados en casos muy puntuales de iliquidez, ya que no se recomienda hacerlo para cubrir otras deudas, necesidades básicas o para actividades de diversión.
“Es muy importante que el cliente sea muy responsable con sus finanzas y tenga en cuenta su capacidad de pago para manejar de forma adecuada su endeudamiento” concluyó.