Las altas temperaturas que agobian las regiones del país por cuenta del fenómeno de El Niño no solo preocupan a los cultivadores por el daño que pueden causar a sus cosechas, sino que tienen en vilo a los colombianos que ya prevén alzas en los precios de los productos de la canasta familiar.
Esta condición climática, que se conoce por sus efectos adversos en las precipitaciones y temperaturas, podría ejercer presión sobre la inflación de alimentos en el país, causando un efecto contrario a las expectativas del gobierno de Gustavo Petro de una desaceleración continua en la inflación general.
Por lo anterior, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, señaló que desde su cartera ya se están evaluando los posibles impactos que este factor climático pueda traer sobre el costo de los alimentos.
“Tenemos una buena capacidad de respuesta lo que es vital para contener las posibles alzas en la inflación, especialmente hacia finales de marzo o principios de abril, cuando se esperan conocer con mayor detalle los efectos directos sobre el Índice de Precios al Consumidor, IPC debido a ‘El Niño’”, dijo el líder de la cartera de Hacienda.
Entre tanto, los expertos mantienen un panorama relativamente optimista con respecto a la inflación alimentaria, proyectando que continuará en descenso a lo largo del año.
Según indicaron se prevé que el IPC pueda situarse cerca del 5% hacia fin de año, lo cual sería una mejora significativa, especialmente si factores como los costos energéticos no agregan presiones adicionales sobre los precios.
Esta previsión de los entendidos, está basada en las expectativas de que las medidas implementadas por el Gobierno y los sectores productivos logren contrarrestar las adversidades climáticas y sus efectos secundarios en la economía.
Un panorama de incertidumbre
La situación que se vive por cuenta del clima refleja un contexto de incertidumbre, pues no se puede predecir con exactitud cuáles serán los impactos que dejará el fenómeno climático. Sin embargo, las autoridades económicas se muestran confiadas en las estrategias de contingencia, que están encaminadas a preservar la estabilidad de los precios y por consiguiente el bienestar financiero y calidad de vida de los colombianos.
Según revelaciones del Informe de Política Monetaria del Banco de la República, se anticipa un impacto significativo en el sector alimentario colombiano, no obstante, se hace un llamado a la calma debido a cambios estructurales en el consumo.
El informe detalla cómo la estructura de la canasta familiar de los colombianos ha evolucionado desde 1988, reduciendo la ponderación de los alimentos del 49 % al 23.8 % en la actualidad. Especialmente los productos perecederos, aquellos que son más afectados por las condiciones climáticas adversas, han disminuido drásticamente su peso en el IPC, pasando de un 13.6 % en 1988 a solo un 3,2 % en la actualidad
Por su parte, los alimentos procesados, cuya dinámica de precios es menos dependiente del clima, también han visto reducida su participación en el IPC, pasando de un 35,4 % en 1988 a un 11, 9% hoy en día.
Esta transformación en la canasta familiar en el país sugiere una posible mitigación del impacto que el fenómeno de El Niño podría tener sobre los precios al consumidor final. No obstante, la situación demanda un monitoreo constante de la evolución de este fenómeno climático y sus posibles efectos en la cadena de suministro alimentaria del país.
Por ahora la atención está centrada en la respuesta del sector agrícola y las medidas que el Gobierno y las entidades financieras deberán adoptar, para hacerle frente a los factores climáticos.