Revisar desde el teléfono celular y en tiempo real el nivel de humedad en un cultivo, o pilotear un ‘drone’ capaz de identificar las condiciones de nutrición de una planta, hacen parte de los alcances del uso de las tecnologías en el sector cañicultor del Valle del Cauca. Así lo dejó ver el evento ‘Vamos al Campo’ realizado ayer por Procaña, la entidad que reúne a los productores de esta industria.
En el encuentro, desarrollado en la finca La Belleza, zona rural de Candelaria, los agricultores conocieron innovaciones en materia de sistemas de riego, agricultura de precisión, control de plagas, entre otros.
“Hoy estamos haciendo una adaptación más veloz de la tecnología. Hablamos del uso de sensores y medidores para monitorear el estado del suelo y el consumo de recursos; de tractores automatizados; o de tecnología para saber exactamente cuál es la cantidad de fertilizante que se debe aplicar a la caña”, cuenta Martha Betancourt, directora ejecutiva de Procaña.
Los avances en sistemas de riego, por ejemplo, han permitido reducir hasta en un 50 % el consumo de agua en los cultivos, según Betancourt. Esto es relevante si se tiene en cuenta que la agricultura es responsable del 80 % del consumo de agua en el mundo, y que precisamente la actividad de riego concentra el 60 % de los costos de campo para los agricultores.
Leonardo Rivera, investigador del Centro de Investigacion de la Caña de Azúcar de Colombia (Cenicaña), explica: “estamos usando la tecnología para calcular exactamente cómo hacer un riego muy preciso, para que la planta absorba lo que tiene que absorber y no desperdicie el resto. Con esto se reduce el consumo”.
En los últimos diez años, las hectáreas de caña cultivadas en el valle geográfico del río Cauca (Valle, Cauca, Caldas, Risaralda y Quindío) han pasado de 198.000 a 243.000.
Lea también: 'Alerta por plaga 'salivazo' que afecta cultivos de caña'.
Actualmente, el sector genera 286.000 empleos y produce 2,4 millones de toneladas de azúcar; de estas, 778.000 toneladas van a exportación y reportan US$330 millones al año.
Felipe Mejía es el administrador de la finca La Belleza, una propiedad que produce anualmente 140 toneladas de caña de azúcar. En los últimos años ha invertido en sensores de monitoreo del suelo.
“Se trata de sensores de humedad instalados en la tierra que me mandan mensajes al celular cuando necesito regar. Normalmente lo que hacía es ir hasta el sitio, mirar la lectura del sensor, apuntarla y pasarla a un excel para llevar el registro. Hoy lo que hacen los sensores es que esa información la montan al sistema automáticamente y uno por medio de una aplicación sencillamente se mete y ve a cuánto está la humedad y así decidir más rápido”, cuenta Mejía.
También, otros agricultores han invertido en ‘drones’ que permiten un análisis de suelo georreferenciados. Estos dispositivos leen los colores que irradian las hojas de las plantas y determinan condiciones de nutrición, humedad, entre otras.
“Ahora uno puede tomar decisiones a tiempo y se hace más eficiente el cultivo”, agrega Mejía.
Una de las empresas caleñas que está creando este tipo de tecnologías es Lynks Ingeniería, liderada por Alejandro Pustowka.
“Lo que hacemos es instalar unos sensores inalámbricos en campo, capturar los datos y llevarlos a la nube, donde se transforma en información y conocimiento para tomar mejores decisiones. Con esto el agricultor realmente conoce en tiempo real qué está sucediendo en el campo y en qué momento tiene que regar en cada lote”, explica.
Este sistema también permite medir el consumo de energía, de agua y de combustible en el caso de equipos como motobombas. O monitorear factores climáticos alrededor.
Lea también: 'Gremio azucarero del Valle cuestiona importación de etanol con subsidios'.
“Toda la información se consulta en un computador o en un celular. El mismo sistema envía notificaciones de anomalías o informes”, completa.
El investigador Rivera, de Cicaña, explica que también hay avances en investigación para generar nuevas variaciones de la caña de azúcar, logrando su adaptación a los distintos suelos que componen la región.
“Son variedades que se adaptan al cultivo, a los climas cambiantes y otras condiciones particulares. Además, buscamos que sean más resilientes ante perturbaciones como el Fenómeno del Niño o de la Niña, para que el cultivo no se venga abajo y se recupere fácilmente”, dice Rivera, quien señala que generar estas variedades puede tomar incluso doce años de trabajo.
Industria de la caña
La agroindustria de la caña representa el 0,6% del PIB total del país, dividido en 3,7% de PIB agrícola y 2,2% de PIB industrial. Por regiones, el Valle aportó el 31,4%, el Cauca el 19,7% y Risaralda el 2,4% de la producción.
El sector y produce 2,4 millones de toneladas de azúcar; de estas, 778 mil toneladas van a exportación, y reportan US$330 millones al año.
Se generan 286.000 empleos directos.