En medio de expectativas y posturas encontradas, el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, expresó las recomendaciones de la entidad sobre el ajuste del salario mínimo para 2025 en Colombia, sugiriendo un enfoque prudente en la discusión que se hace cada año entre empresarios y gremios.
Villar señaló que, aunque el país experimentó una baja considerable en la inflación en 2024, esta aún no alcanza el objetivo anual del 3%, y un incremento alto en el salario mínimo podría generar nuevas presiones inflacionarias, afectando el poder adquisitivo.
Durante una rueda de prensa, Villar destacó que el salario mínimo influye notablemente en las políticas monetarias del país, ya que impacta directamente en la inflación y, a su vez, en la tasa de interés fijada por el banco.
Según el funcionario, el equipo técnico del Banco de la República estima una inflación del 5,3% para el cierre de 2024, lo cual representa una referencia en las negociaciones para el ajuste del salario mínimo del próximo año.
A pesar de reconocer la necesidad de una recuperación salarial que compense la perdida de poder adquisitivo, Villar advirtió que mantener aumentos elevados a largo plazo podría no ser sostenible sin que se produzcan efectos secundarios sobre los precios.
En 2024, el salario mínimo en Colombia fue fijado en $1.300.000, marcando un incremento del 12% respecto al año anterior, cuando la inflación rondaba el 9,2%.
Sin embargo, el reciente análisis del Banco de la República sugiere que el ajuste para 2025 debería ser menor, considerando la disminución en la inflación, aunque esto podría no satisfacer a trabajadores que señalan que el actual salario mínimo cubre solo el 48% de los gastos básicos.
Según estimaciones, se señala que una persona soltera requeriría alrededor de $2.7 millones para cubrir sus necesidades esenciales. Esto teniendo en cuenta que se toma como parámetro a una persona soltera y las necesidades de vivienda, salud, educación, alimentación y recreación.
La propuesta de un aumento moderado ha generado ya reacciones encontradas entre representantes sindicales y empresariales. Las discusiones se van a dar en las próximas semanas para definir el ajuste salarial en un contexto donde los altos costos de vida y la expectativa de reducir la inflación complican la búsqueda de un consenso que beneficie a todos.