En su discurso inaugural, el presidente de la junta directiva de Asobancaria y del Banco BBVA Colombia, Mario Pardo, sostuvo que “Colombia no puede conformarse con sustituir unos sectores por otros para mantener el mismo nivel de crecimiento histórico, Colombia debe ser consciente que necesita cuidar los sectores que hoy son motor de la economía, generan empleo, atraen divisas y financian las arcas del Estado, a la vez que desarrolla nuevos motores de crecimiento para alcanzar el nivel de crecimiento requerido para reducir la pobreza y las enormes inequidades”.
Para Pardo, se requiere la combinación de al menos cuatro factores como “son la paz o estabilidad social, una institucionalidad sustentada en la seguridad jurídica, políticas procrecimiento basadas en la libre competencia y centradas en los sectores en los que Colombia pueda desarrollar ventajas comparativas, y un sistema financiero fuerte que pueda financiar dicha inversión”.
Insistió, en claro mensaje al Gobierno nacional, que si bien se “trata de construir una nueva economía, y no de destruir la existente, sí debemos centrar los nuevos motores en aquellos sectores que nos permitan avanzar hacia una economía neutra en emisiones de carbono, que cuide la biodiversidad y que llegue a todas las regiones y a todos los colombianos”.
Por lo anterior, Pardo recomendó apostar decididamente a los sectores de la agricultura, turismo, economía de biodiversidad y de captura natural de carbono, servicios de software, industria para insertarse en cadenas globales y energías renovables no convencionales.
Por su parte, el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, destacó como las medidas que ha tomado el emisor están empezando a mostrar una corrección de la inflación. “La tasa de interés de política del Banco de la República ha sido aumentada en forma drástica durante los últimos 18 meses, completando un aumento de 11,5 pps desde que comenzó el presente ciclo de alzas en septiembre de 2021. Se trata del proceso de ajuste más fuerte de la política monetaria que ha tenido lugar durante el presente siglo y desde que el Banco adoptó la estrategia de inflación, objetivo que hoy guía nuestras decisiones. Los efectos de ese aumento en las tasas de interés sobre la demanda agregada, las importaciones y el crédito, entre otras variables, empezaron a sentirse con claridad desde el último trimestre de 2022, un año después de que empezáramos a endurecer la política monetaria”.
Resaltó además que “esos efectos son en general dolorosos y ciertamente impopulares. Y lo que hace las cosas más complejas, los impactos sobre la inflación se producen con un rezago aún mayor. Solo en el primer trimestre del presente año vimos que la tendencia alcista de la inflación empezó a frenarse y apenas en abril y mayo empezamos a ver caídas importantes en esta variable. Hay que decir en cualquier caso que la inflación se encuentra aún en niveles inaceptablemente altos, muy alejados de la meta de 3 % que ha establecido el Banco. Estamos apenas iniciando el retorno hacia esa meta, que esperamos tendrá lugar de manera gradual, pero firme, a lo largo del próximo año y medio, y que pueda completarse para finales de 2024″.
Frente al crecimiento de la economía en 2023, señaló que las proyecciones sugieren que el crecimiento del PIB sería bastante bajo, cercano apenas al 1 %. “Resulta importante, sin embargo, destacar que, aun con ese crecimiento tan bajo, los niveles de actividad en 2023 serán relativamente altos. Si comparamos el crecimiento acumulado del PIB colombiano con respecto a los niveles previos a la pandemia, nuestro desempeño es ampliamente favorable en términos relativos a otros países de la región”, afirmó.
“Más llamativo aún es el hecho de que aun con un crecimiento tan bajo como el proyectado para el Banco en 2023, el nivel del PIB será este año mayor a lo que habría sido si a partir de 2019 se hubiera mantenido la tasa de crecimiento que traíamos (del orden de 3 % anual) y no hubiéramos enfrentado la crisis asociada a la pandemia”, manifestó.
Finalmente, con respecto a las expectativas de los analistas encuestados por el Banco de la República en mayo muestran la inflación cayendo a 6,9 % a un año vista y a 4,1 % a dos años vista.
“Esta expectativa implicaría la reducción más fuerte de la inflación en los cien años de historia que cumple este año el BR. Debe reconocerse, sin embargo, que esa reducción es algo más demorada de lo que tenemos como meta en la medida en que los analistas contemplan una tasa de inflación de 5 % para fin de 2024, cuando nosotros esperamos ya estar dentro del rango meta de 3 % +/-1 pp. Por supuesto, esperamos que los analistas y los mercados vayan ajustando a la baja sus expectativas en la medida en que sigamos viendo resultados favorables, como los que tuvimos para los meses de abril y mayo”, planteó a la Asamblea Bancaria.