La inflación de Estados Unidos siguió en nivel alto en enero, ralentizándose menos de lo esperado respecto a hace un año e incluso acelerándose por primera vez desde octubre en comparación con el mes anterior.

Los precios al consumo subieron un 6,4% en el periodo interanual, contra 6,5% en el mes anterior, según el índice IPC publicado el martes por el Departamento de Trabajo y que se utiliza para indexar las pensiones y otras prestaciones.

La disminución es menor a la esperada, ya que los analistas pronosticaban una tasa de 6,2%, según el consenso de MarketWatch; un sitio de información económica. Es el mayor incremento desde octubre pasado.

"La inflación en Estados Unidos sigue ralentizándose, lo que es una buena noticia para las familias y las empresas", declaró el presidente demócrata Joe Biden.

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Sin embargo, advirtió que "aún queda trabajo por hacer en esta transición hacia un crecimiento más constante y estable, y podría haber contratiempos en el camino".

En el mes la inflación incluso volvió a subir por primera vez desde septiembre, al aumentar a 0,5% desde el 0,1% registrado el mes pasado, según datos revisados al alza de la publicación inicial.

El incremento del IPC "es más fuerte de lo previsto", comentó Ryan Sweet, economista de Oxford Economics, en una nota.

"Hay riesgos de que la inflación supere lo previsto en el primer semestre de este año", dijo, pero añadió que "debería moderarse más significativamente en el segundo semestre, a medida que se intensifique la desinflación de los bienes y alcance su punto máximo la inflación de los servicios".

Un viento de optimismo había soplado en diciembre cuando la inflación se enlenteció abruptamente.

"Sí, la inflación se está ralentizando, pero no será un rio calmo", advirtió Gregory Daco, economista jefe de EY Parthenon, en una nota.

La inflación subyacente, que excluye precios volátiles como los alimentos y energía, bajó a 0,4% en un mes, pero menos de lo esperado, y se situó en 5,6% en un año.

"La inflación es un tenaz adversario", sostuvo Neil Saunders, del gabinete Global Data, para remarcar que es "mucho más persistente de lo que nos gustaría".

Tasas más altas

La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed, banco central) trabaja para frenar la inflación. Su presidente, Jerome Powell, advirtió recientemente que el proceso de "deflación ha comenzado", aunque el camino por recorrer es "largo y lleno de baches".

"Para los miembros de la Fed, este lento descenso de la inflación no hace sino justificar la idea de mantener los tipos de interés más altos durante más tiempo", afirmó Rubeela Farooqi, economista jefe de HFE.

Estos datos deberían convencer a la autoridad monetaria de la necesidad de seguir subiendo los tipos de tasas de referencia y de mantenerlos altos durante mucho tiempo.


A su vez, eso empuja a los bancos comerciales a elevar las tasas de los préstamos, ya sean inmobiliarios, de automóviles o de consumo, desanimando así a los consumidores a comprar. Ese proceso, en última instancia, debería reducir la presión sobre los precios.

Además, la escasez de mano de obra, que obliga a los empresarios a subir los salarios para atraer o retener empleados, sigue siendo fuerte.

"Las persistentes tensiones en el mercado del empleo están presionando al alza la inflación", declaró el lunes la gobernadora de la Reserva Federal, Michelle Bowman.

El mercado laboral gozó de buena salud en enero, con una tasa de desempleo que bajó a 3,4%, más baja que antes de la pandemia de Covid-19, y con más de medio millón de puestos de trabajo creados.