El sector agrícola fue uno de los jalonadores del crecimiento económico en 2023 y este año ha seguido con igual aporte, sin embargo, Jorge Enrique Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultures de Colombia, SAC, considera que para los productores esto es importante, pero más la rentabilidad, donde el panorama no es el mejor.
Lo anterior lo justifica en el hecho de que el sector ha perdido más de 200.000 puestos de trabajo en el último año. En el marco del Foro ‘De la Agroindustria del hoy a la del mañana: Modernización del campo’, organizado por La Cámara Colombo Americana, Amcham Sur Occidente, Bedoya habló con El País sobre la situación actual que vive el agro con las circunstancias que enfrenta como el clima y la ola de violencia.
La economía creció 5% en abril y el agro fue jalonador de esta cifra. ¿A qué se debe este resurgimiento?
Para nosotros más que crecimiento lo más relevante es la rentabilidad y cuando uno mira lo que está generando el agro hay sectores que tienen una tasa de crecimiento importante, pero que no necesariamente tienen los indicadores de rentabilidad que uno quisiera. En general el sector agropecuario si bien creció como lo dijo el Dane, estas misma entidad reportó que se han perdido más de 200.000 puestos de trabajo en los sectores que representamos en la SAC.
Entonces el crecimiento no se debe analizar, en nuestra opinión, como una variable individual, sino en una contextualización de qué es lo que está ocurriendo, porque también se puede ver que sectores que crecen a velocidades muy altas, como es el caso de la porcicultura (11%); el huevo (5,7%); el caso de la leche 5,3%, son productos que en el mercado para los consumidores tienen reducciones en el IPC y eso es una buena noticia para los consumidores, pero no para los productores.
Asimismo, otros sectores como el de la papa, se estima que este año las áreas sembradas caigan 4% y también vemos un crecimiento importante en los precios al consumidor, porque se vieron afectados por el clima, y el caso el banano que si bien presentó una recuperación superior al 23% a finales del 2023, en una sola semana se perdieron más de dos mil hectáreas, que significó poner en riesgo más de dos mil empleos por cuenta de lo que ha pasado con el clima.
Hablando del clima, ¿cómo se ha preparado el sector?
Los productores hacen el máximo esfuerzo para prepararse porque al final del día su vida depende de que les vaya bien en un mercado ya sea de productos agrícolas o pecuarios, pero como lo hemos visto en diferentes zonas del país, cuando las lluvias arrecian, hay inundaciones, se vienen las montañas, se tapan las vías. Mira lo que pasó en la Mojana con el Caregato, no hay preparación que venga y por eso no nos cansaremos de insistir en la importancia de que se generen más recursos para el incentivo del aseguramiento de las cosechas y de los animales.
¿La economía va a seguir creciendo al ritmo que se registró en abril?
Esa es una bolita de cristal que nadie tiene. Nuestro deseo es que, como ya lo dije, más que crecimiento haya rentabilidad y eso genere crecimiento, pero es que en el caso del campo estamos al vaivén de temas como la seguridad, el clima que tanto nos ha afectado en el último año, de lo que lo que ocurra con la tasa de cambio, con los costos de los insumos en el mercado internacional, pero sobre todo de lo que ocurra con los consumidores de alimentos, porque hoy hay cuatro sectores de la población que generan más de nueve millones de puestos de trabajo que no están en la mejor condición en materia de generación de empleo y esos son consumidores de alimentos de nuestro país.
De qué sirve crecer si se llega a generar una pérdida más alta en el empleo de sectores como la construcción y la industria manufacturera. Por eso desde los sectores gremiales, siempre haremos un llamado de atención al Gobierno sobre cuál es la política de reactivación, porque la salud de los productores de alimentos depende de la salud de los consumidores y en un mercado como el colombiano que tiene 22,8 millones de ocupados, se debe luchar para que no se pierdan.
Se terminó el periodo legislativo y el debate de la reforma laboral. ¿Cómo gremio, siguen teniendo inconformidades con esta reforma?
Reconocemos que pasaron cosas favorables, pero también en nuestro caso vemos con mucha preocupación el avance que ha tenido el texto del capítulo del contrato agropecuario que no va a resolver el problema de la informalidad, sino que, por el contrario va a causar más daño y aquí hay que hacer un llamado al Gobierno y a los representantes de la Cámara, para que cuando vuelvan de su receso legislativo, tomen las decisiones correctas, porque pueden terminar afectando más al mercado laboral rural.
En el caso de la jurisdicción agraria toca esperar que va a pasar en el nuevo periodo legislativo, pues lo relevante siempre va a ser la calidad de la discusión que se dé, para que la sociedad, los interesados o los que se puedan sentir afectados por las iniciativas puedan escuchar, ser escuchados y dar argumentos y propuestas que puedan ser llevadas al Congreso y al Gobierno que finalmente son quienes tienen la iniciativa legislativa.
¿Cree que el afán del Gobierno por sacar las reformas, lo ha llevado a no escuchar a todos los sectores?
Sería injusto generalizar pero desafortunadamente si muchos integrantes del Congreso de la República claramente no lo hacen, obviamente el Gobierno con su propósito trata de sacar esto con celeridad y en eso el que sufre es la calidad del debate y de los argumentos.
Nosotros hemos hecho propuestas muy documentadas, críticas, a cambios en los diferentes proyectos de ley, pero en el juego de la democracia son los congresistas los que deciden qué aceptan y qué no, pero también es el Congreso de la República el que tiene la responsabilidad histórica de que las leyes, ojalá tengan un impacto positivo, pero si tienen un impacto negativo, pues nuestro deber es advertirlo antes de que sean discutidas y aprobadas y eso es lo que hemos hecho y continuaremos haciendo a partir del 20 de julio.
¿Falta mayor acercamiento entre el Gobierno y los gremios?
Obviamente los gobiernos ejecutan y gobiernan de la manera que mejor les parece. Nosotros desde el primer momento cuando el Presidente de la República salió elegido pusimos a disposición el conocimiento de décadas que tienen diferentes gremios de la producción; un conocimiento de experiencias buenas y malas, que pueden servir como ejemplo para las políticas públicas que cualquier gobierno quisiera implementar.
Claro, el Gobierno tiene su tinte político y sus sometidos y para eso ganaron, pero al final del día cuando uno gobierna tiene que gobernar para los 50 millones de colombianos y no solamente para los que votaron por ellos y ahí es donde los diálogos y los acuerdos nacionales que el mismo Presidente de la República siempre ha buscado generar. En el caso de nuestro sector, no se ha dado y aquí continuaremos hasta el 7 de agosto del 2026 y al Gobierno que llegue siempre ofreciendo conocimiento, propuestas y críticas en el marco de la Constitución, porque los mayores interesados de que le vaya bien al Gobierno es a los empresarios, a los generadores de empleo, pero pues desafortunadamente muchas de las medidas de política pública van en contravía de ese deseo y bueno, cada quien ya responderá históricamente por las ejecutorías que realice.
Cambiando de tema, la ola de violencia ¿cómo los afecta?
Ustedes son testigos desafortunadamente de ese deterioro de las condiciones de seguridad en el Suroccidente del país: la presencia y el actuar contra la población civil de las organizaciones terroristas, la extorsión de organizaciones criminales, los bloqueos que generan hechos violentos a las carreteras, particularmente la Panamericana; a eso hay que sumarle las señales que se vienen dando en el marco de la negociación con el ELN y ese famoso comité de participación en los temas que pretenden atacar y la sensación de impunidad que también se genera en lo que ocurre con las FARC y el asesinato de seis trabajadores del sector agroindustrial de la caña en los últimos años.
Asimismo, las ocupaciones ilícitas de predios privados que se han presentado, independientemente que después se resuelven, pues eso lo que le genera a la comunidad en la ruralidad es una sensación de miedo y es el Estado como un todo el llamado en resolverlo; el fortalecimiento no solamente en número sino en las capacidades ofensivas de nuestras Fuerzas Militares y de Policía, en la eficacia del ente acusador y las medias intramurales según se den las investigaciones, porque los bandidos a muchas cosas le tienen miedo especialmente a la cárcel, y desafortunadamente este país se ha caracterizado por mucha impunidad frente a hechos violentos que afectan el diario vivir no solamente los productores de alimentos, sino en general de toda la ciudadanía.