Con una inversión de $55.000 millones y la posibilidad de generar más de mil empleos en los departamentos de Valle, Cauca y Risaralda, el sector agroindustrial de la caña adelanta la construcción de un corredor biodiverso de 890 kilómetros, que incluye 13 ríos afluentes y 80 humedales.
Este compromiso hace parte de la apuesta del sector en su trabajo de cuidado del medio ambiente y de la recuperacón de áreas nativas.
En entrevista con El País, Claudia Calero, presidenta de Asocaña, habla de esta iniciativa, del aporte del sector a la economía del Valle y se refiere a los recientes comentarios del presidente Gustavo Petro sobre el cultivo de la caña.
¿Qué acciones está tomando el sector de la caña de azúcar para el cuidado de la biodiversidad?
En este momento tenemos el compromiso de establecer un corredor biodiverso en el río Cauca. Se trata de un proyecto de conectividad, un corredor biodiverso que impacta 890 kilómetros, 13 ríos afluentes y 80 humedales. En total serán 6500 hectáreas que van a ser protegidas, conservadas y que, si me permites la analogía, significa como ir en una carretera muy concurrida de árboles y de ecosistemas y de biodiversidad, como si fuera de Cali a Montería.
Yo me atrevería a decir que este corredor biodiverso es el primero en darle continuidad en el suroccidente colombiano.
¿Solo el sector se va a hacer cargo, o va a recibir apoyo?
Vamos a comenzar, pero definitivamente vamos a unir a más aliados. Comenzamos con los ingenios azucarero, los cultivadores de caña y en el proceso contaremos también con el apoyo de nuestros trabajadores. Por supuesto, sumaremos a la institucionalidad pública; es muy importante trabajar con las corporaciones autónomas, con las gobernaciones y con los municipios.
¿Por dónde va a pasar este corredor biodiverso?
Este corredor de 890 kilómetros pasa por 30 municipios, en tres departamentos que son Cauca, Valle y Risaralda. Por eso nos compete también gestionar recursos porque la inversión que se hace para establecer un corredor de estos, no solamente se trata de sembrarlo sino de mantenerlo en el tiempo, por lo que la inversión debe de permanecer.
¿Exactamente qué trabajos se deben hacer para crear este corredor?
Nosotros vamos a sembrar al menos un millón de árboles y ese millón de también implica ingresar ciencia, tecnología e innovación. En compañía de los ingenios y nuestro centro de investigación Cenicaña, ya tenemos un piloto desde hace dos años específicamente en la cuenca del río Amaime, y con estas lecciones aprendidas, hemos identificado la necesidad de establecer tecnología e investigación. Por ejemplo, con aplicaciones acústicas se han podido identificar más de 600 tipos de aves. Asimismo, se ha adelantado un monitoreo inicial para identificar que tipos de especies existen en ese ecosistema en el momento cuando arrancamos y cuántas especies más se pueden ir sumando a lo largo del tiempo debido a las condiciones de biodiversidad que se dan. Nos soñamos, por ejemplo, que el yaguarundí esté allí siempre, en estas zonas del suroccidente.
Igualmente, que las abejas sin aguijón, que son altamente polinizadoras, puedan tener las condiciones adecuadas para hacer sus panales. Que tengamos en esos espacios, más reptiles, más crustáceos y más insectos.
A esto se le debe sumar la creación de más viveros comunitarios, para garantizar el material vegetal nativo.
Vamos a necesitar muchas manos hacer y mantener la siembra y sobre todo investigadores y académicos que se puedan unir, para poder mirar la salud que vaya a tener este ecosistema. Sin duda alguna esto va a motivar a que muchas áreas de la ciencia también se desarrollen y que este biocorredor sirva de laboratorio para poder hacer investigación.
¿Cuál va a ser el impacto en la población?
Este corredor va a generar un gran impacto positivo a la población, porque ese millón de árboles lo que va a traer es que al menos 20.000 toneladas de CO2 sean capturadas y que por lo menos un millón de personas puedan tener el oxígeno que este bosque vaya a generar.
¿Quién estaría a cargo del cuidado de este corredor?
Esta es una muy buena pregunta porque lo cierto es que este proceso sin duda alguna tiene que adelantarse con las comunidades de base. Por eso, como ya lo dije, vamos a crear los viveros comunitarios con las comunidades de base del área de influencia, con quien vamos a hacer la siembras. Aquí hay un sinnúmero de actividades que definitivamente se desarrollan con las comunidades al paso del río.
Se generarán empleos entonces...
Por supuesto. En este sentido lo que nosotros estamos previendo es que se generarán alrededor de 1120 empleos, para establecer, mantener y conservar este e ecosistema de biodiversidad.
¿Cuál es la inversión que se necesita para sacar adelante este corredor?
Proyectamos que la inversión puede superar los $55.000 millones. Para ello buscaremos apoyo en el sector público, privado y cooperación internacional. Ya llevamos dos años en la cuenca del río Amaine, que es un afluente del río Cauca.
En este tiempo hemos logrado obtener información, experiencia y todas las bases para poder dar el salto en todo el río Cauca y los otros 13 ríos afluentes.
Por otro lado, ¿qué piensa de los señalamientos del presidente Petro a la agroindustria de la caña?
Lo que puedo decir es que somos una agroindustria que trabaja por ser cada vez más sostenible y que se ha volcado a las comunidades, porque sabemos que su bienestar es también el nuestro. En ese sentido venimos trabajando, por ejemplo, con las comunidades del norte del Cauca y con el Ministerio de Agricultura en la creación de empresas comunitarias para impulsar las cadenas de cacao, café y caña panelera. Y así estamos avanzando en otros frentes, porque sabemos que la transformación de los territorios requiere del compromiso de todos.
¿Cuál ha sido el aporte del sector cañicultor al Valle del Cauca?
Alrededor de este sector se han generado encadenamientos productivos para la región: el 95% de los bienes, servicios e insumos que requiere la agroindustria de la caña son comprados a nivel local, regional o nacional. Es decir, ese recurso económico le llega a nuestra región directamente.
Este sector representa el 51% de las exportaciones de Valle y Cauca. Y más allá del impacto económico, nuestro motor y corazón está en las 286 mil familias que viven de esta agroindustria.