El Centro Internacional de Agricultura Tropical (Ciat), que tiene como misión reducir el hambre y la pobreza, conmemora esta semana 50 años de operaciones en Colombia.

El foco de su investigación ha estado en productos tales como arroz, fríjol, yuca y forrajes tropicales. Hoy cuenta con 67.700 muestras de diferentes plantas incluida la mayor colección de fríjol, yuca y forraje del mundo.

Ruben Echeverría, nacido en Uruguay y quien ha dirigido la entidad en Colombia desde hace 8 años, asegura que el impacto que ha tenido la investigación del Ciat ha sido muy grande, por ejemplo, el desarrollo del fríjol biofortificado con hierro que ha cambiado vidas en África.

El directivo aseguró que la investigación del Ciat está lista para que sea aprovechada por Colombia en el posconflicto y considera que solo se requiere más apoyo financiero no solo para esta entidad sino para las agencias nacionales como Corpoica.

El trabajo realizado por el Ciat es clave en el desarrollo del posconflicto, ¿han venido trabajando de la mano con el Gobierno?

Sí. El Ciat cumple 50 años de investigación para el desarrollo, para el campo, para reducir pobreza, mejorar la nutrición y el desarrollo rural. Si hay un momento en que el Ciat puede contribuir es ahora.

Hemos estado en conversaciones con el ministro Rafael Pardo y actores claves del posconflicto y ya tenemos ideas de como la entidad puede contribuir. Lo que estamos haciendo es mirar qué conocimientos hay en la mesa para el campo que se puedan utilizar ahora y tenemos varios.

¿Cómo cuáles?

Hay uno muy importante y es el de la planificación del uso de la tierra. Colombia tiene 20 millones de hectáreas disponibles para tareas relacionadas con el agro. El temor de los investigadores, que protegemos el medio ambiente, es que se haga agricultura de forma indiscriminada.
Nosotros tenemos los métodos, los mapeos técnicos que nos puede permitir sugerir cuál sería el mejor uso de la tierra en el país.
Este es un tema que genera gran interés y tenemos una propuesta para poner en marcha este proyecto, de manera que en pocos meses la información se pongan al servicio de Colombia.

¿Qué otro proyecto podría implementarse de forma rápida?

El segundo proyecto es uno muy grande y es la creación una bolsa de semillas para la paz. Toda la investigación del Ciat, de Corpoica y de las universidades relacionadas con mejorar plantas y cultivos termina en un problema de semillas y la pregunta del agricultor es para qué investigar y mejorar genéticamente si no hay semillas.

Tenemos la iniciativa con Corpoica de tener una bolsa de recursos que permita multiplicar la inversión para tener semillas y apoyar a la Alta Consejería para el Posconflicto en el programa de sustitución de cultivos ilícitos.

Lo otro en lo que podemos ayudar es cómo mejorar cadenas de valor, siempre hay quejas por las diferencias entre el precio que se paga al productor y lo que gana el intermediario. Tenemos metodologías para identificar oportunidades de mercado, paquetes tecnológicos en fríjol, yuca, maíz, frutales de ciclo corto para la seguridad alimentaria.

Usted dice que el Ciat está listo y con ‘los guayos puestos’ para empezar a jugar en el posconflicto, ¿ahora le toca al Gobierno participar?

El rol del Ciat no debe ser solo investigar, la ciencia está muy bien. Esta es una organización pública que vive de caridad para investigar para el desarrollo. El Ciat no hace cosas para escribir artículos científicos, lo hace, pero ese no es su propósito. Nuestro gran objetivo es tener un resultado en el campo. Si hay un momento en el que tenemos que ponernos los guayos y la camiseta del equipo para sacar adelante el posconflicto es este y nosotros estamos más que dispuestos.

¿Esto implica que el Gobierno invierta en el Ciat para ejecutar estos proyectos?

Sí. Nosotros estamos muy agradecidos porque el Gobierno Nacional nos ha financiado. Lo más importante que tiene el Ciat es la gente y la tierra y esta tierra es de Colombia y la tenemos para uso e investigación. Nos gustaría que se aumente el financiamiento, pero siempre complementándonos con lo que hace Corpoica. No queremos que le aumenten los recursos al Ciat y desfinancien otras entidades.

Quisiéramos que financien muchísimo más a Corpoica y un poquito más al Ciat porque nosotros complementamos lo que hacen las agencias nacionales, no las sustituimos.

Nuestro trabajo es traer del mundo la investigación disponible que se puede usar en Colombia y brindarla y eso significa recursos para investigar y saber qué es útil y ver cómo se adapta.

¿Los empresarios del agro tienen la camiseta puesta?

Yo creo que sí, lo que pasa es que creemos que se necesita más investigación aplicada, organizarnos mejor entre todas las entidades. En el banco de germoplasma del Ciat tenemos conservadas variedades de muchos cultivos importantes y, por ejemplo, quién está conservando la biodiversidad del cacao antes que la perdamos. Hay que salir a recolectar las variedades, buscar cómo conservarlas, investigar. La agricultura es una empresa, se hace investigación, se mejora la cadena de producción, pero eso toma unos años. Ahora se está hablando mucho del cacao y por ahí hay un camino que se puede considerar frente al posconflicto.

En Colombia hay 20 millones de hectáreas para usar, ¿en qué zonas y qué se puede sembrar?

Hay zonas como la Orinoquía que con el posconflicto toman importancia. Imagínese que Colombia importa arroz, cuando podría exportar el producto. Nosotros tenemos una gran investigación en el tema, por qué no pensar en una gran zona arrocera en los Llanos o una actividad de ganadería inteligente con pastos mejorados, agricultura familiar y otra más comercial y grande.

Pueden llegar grandes empresas privadas, pero hay que marcar la cancha y saber cómo se usará el suelo.

¿Qué falta para que pueda crecer la producción de arroz en el país?

Un poquito más de infraestructura porque el arroz hay que transportarlo, almacenarlo, expandir la tecnología porque según las zonas donde se siembre, se deben adaptar variedades distintas.

¿Cuáles han sido los impactos de la investigación del Ciat en el país?

El agricultor pequeño ha sido el más beneficiado. El 80 % del arroz que está sembrado en América Latina corresponde a variedades mejoradas que salieron del Ciat, eso significa millones y millones de dólares.

Por ejemplo, la productividad del arroz se ha mejorado de 3500 kilos por hectárea a 5000 kilos por hectárea, en la misma tierra y el mismo suelo.
¿Qué cambió? la variedad y la genética.

En fríjol el impacto ha sido muy grande a nivel mundial. Hemos descubierto variedades resistentes y ahora tenemos un fríjol biofortificado con hierro que ha tenido gran impacto en Ruanda, porque el conocimiento que generamos es internacional.

También hay un gran trabajo en cambio climático, fertilización de suelos biodegradados, hay unos 12 impactos históricos en Colombia.

¿En este momento qué es lo que más le preocupa?

El financiamiento, porque la investigación aplicada al campo, al desarrollo territorial requiere resultados en el corto tiempo, pero para eso pasan años de investigación. Lo que hoy mostramos se hizo hace muchos tiempo.

El financiamiento que teníamos en el pasado ya no lo tenemos y me preocupa cómo vamos a lograr apoyo financiero, vemos el mundo partido, pensando en otras cosas.

Los donantes han mermado porque América Latina duplicó su ingresos y redujo la pobreza y ahora estos se enfocan en el África y sur de Asia donde hay 800 millones de personas que no comen.

¿Y cuál es la solución?

Buscar nuevos socios. Colombia no es un donante, el país ha hecho inversiones en el Ciat en proyectos productivos y ahora buscamos que la participación aumente, si tuviéramos más esta posibilidad en toda América Latina lograríamos un mejor financiamiento. Por ejemplo, hay 200 nuevos millonarios en Colombia, si podemos lograr que uno de esos se convierta en un Bill Gates y financie un banco de germoplasma sería muy importante. Los gobiernos y el sector privado, que se han beneficiado históricamente de la investigación del Ciat, deberían financiar un poco más.

Visita presidencial

¿Qué le pedirá al Presidente Santos mañana en su visita al Ciat?

Le voy a decir que el Ciat se creó en 1967 y la última vez que un presidente de Colombia visitó estas instalaciones fue en 1987. Hace 30 años que no tenemos una visita presidencial, por eso mi primer mensaje es de agradecimiento, hemos recibido el apoyo de este Gobierno
y de sus ministros.

Pero le vamos a pedir un poquito de más. Todos los recursos que Colombia invirtió o invertirá en el Ciat son para beneficio del país y para tener resultados concretos.