El ahorro es tal vez uno de los hábitos financieros más destacables, pero, a su vez, más complicados de realizar. Bien sea por descuido, o capacidad económica, todos los expertos señalan que es necesario tener un dinero aparte, bien sea para el goce personal, o para tener un “colchón”, en caso de una emergencia.
Aunque no hay ninguna fórmula mágica, o clave para tener un ahorro ideal, según la ciencia, hay algunos métodos que le pueden ayudar a que eso se convierta en un hábito, garantizando que así sea muy poco, siempre destine parte de sus ingresos a esta actividad.
“Ahorrar es reservar parte de los ingresos actuales para asegurar el futuro. Implica, por tanto, priorizar este ‘yo futuro’ sobre el ‘yo presente’, un ejercicio que no resulta sencillo para nuestro cerebro. Para conseguir ahorrar, los expertos aconsejan una buena planificación, asesorarse bien y ser conscientes de que los ingresos y los gastos varían en las distintas etapas de la vida. Tomar conciencia de la importancia del ahorro es esencial para tener una buena salud financiera”, explican desde el BBVA.
Teniendo el concepto claro, hay varios modelos que son ampliamente difundidos, donde le dicen a las personas que ahorren determinada cantidad de dinero por días, y dependiendo el momento, el monto puede ser mayor o menor.
Así mismo, hay métodos más tradicionales, como el “kakebo”, un mecanismo japonés, que pretende consignar todos los gastos, desde el pago de facturas, hasta la compra de un postre, para que al final de mes se compare con los ingresos, o el salario, lo que le permitirá evaluar donde está despilfarrando el dinero.
No obstante, el psicólogo social Roy Baumeister ha adelantado una serie de publicaciones, donde su objeto de estudio es la fuerza de voluntad y autocontrol, en donde ha analizado como sería la forma ideal para ahorrar.
En resumen, lo más importante para ahorrar es tener una meta, un objetivo, o un sueño, lo que le permitirá determinar cuánto necesita recaudar para adquirir el producto o servicio, y que pasos realizará para lograrlo.
De manera más académica, el objetivo de ahorro debe contener los siguientes parámetros:
- Que sea específico: esto pretende determinar cuánto quiere ahorrar y para qué.
- Que sea alcanzable: aquí hacen referencia a que el objetivo sea realista, desde todo punto de vista, y que le sea posible de alcanzar.
- Que sea medible: durante el proceso de ahorro, usted tendrá que adelantar unas tareas, o ir alcanzando unas metas, lo que le dictará el camino hacia el objetivo, además que le permita irse calificando, por así decirlo, en el proceso.
- Que tenga un límite de tiempo: si bien el objetivo puede tardar en años en lograrse, debe establecerlo, en un número real y concreto, obligándose a cumplir los plazos, lo que aumentará el compromiso para la consecución de la meta.
- Que sea relevante: no importa lo que le digan los demás, el objetivo es suyo, y así mismo debe darle el estatus de importancia que le merece.
A propósito de darle relevancia a sus objetivos, está bien visto por parte de los expertos que se compartan las metas que se quieren alcanzar, bien sea con amigos o familiares. Según un estudio del New England Journal of Medicine, si su círculo cercano lo motiva a la consecución del objetivo, y estos también están en el proceso de lograr una meta, es mucho más probable que lo logre.
De hecho, dentro de las conclusiones de la reunión anual de la Asociación Estadounidense de Psicología en Denver, en el año 2016, se determinó la impulsividad y el materialismo está atado a la toma de malas decisiones financieras, lo que trunca el proceso de ahorro.
“Nuestros resultados sugieren que si uno crea detalladas imágenes mentales sobre su futuro, con objetivos concretos, tomará mejores decisiones financieras”, declaró Sarah Newcomb, una de las realizadoras del estudio.