El sector agroindustrial de la caña de azúcar aclaró que no se opone a la importación de etanol de cualquier país, pero sí a que esas importaciones sean subsidiadas.
El presidente de Asocaña, Juan Carlos Mira, precisó que la Asociación no considera justo que ingrese etanol con subsidios, pues se trata de una práctica desleal de comercio. “Tanto así que la Organización Mundial de Comercio contempla los mecanismos para corregirla, que es el caso de los derechos compensatorios que impuso de manera provisional el Gobierno colombiano”, explicó.
El etanol importado debe cumplir las mismas condiciones de calidad y requisitos ambientales que se le exigen al que se produce en el país.
“Hoy en día, 4 de cada 10 litros de etanol que se mezclan con la gasolina son importados de Estados Unidos, con subsidios, lo cual ha afectado gravemente la agroindustria nacional, poniendo en riesgo las inversiones por mil millones de dólares, que se realizaron atendiendo la ley 693 de 2001”, comentó el líder del gremio azucarero.
En razón a esa situación, en enero de este año el Ministerio de Comercio abrió una investigación y posteriormente, a través de la Resolución 085 del 3 de mayo de 2019, tomó la determinación de aplicar un derecho compensatorio provisional (arancel) de 9,36% sobre las importaciones de Estados Unidos, luego de encontrar “evidencia de la existencia de subvenciones en las importaciones de alcohol carburante – etanol originario de Estados Unidos (…), evidencias de daño a la rama de producción nacional (…), así como relación causal entre el comportamiento de las importaciones subvencionadas originarias de Estados Unidos y el daño experimentado por la rama de producción nacional”, dijo el señor Mira.
“Estamos allegando las pruebas que demuestran que el derecho de 9,36% no compensa el alto y creciente nivel de subsidios al etanol en EE.UU., razón por la cual Fedebiocombustibles, en principio, solicitó el 23% para nivelar el campo de juego y restablecer las condiciones de competencia. Sin embargo, cada vez aparecen más pruebas de que el nivel del subsidio es mucho mayor”, añadió.
Sin embargo, la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP) defiende la libre importación de etanol y asegura que esta genera beneficios.
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En un comunicado señala que “las importaciones han beneficiado a los consumidores de gasolina, en términos de garantía de abastecimiento, estabilidad y mejora de la calidad del combustible, reducción de emisiones de gases efecto invernadero y precios más bajos para los usuarios”.
Agrega que la importación de etanol desde 2017 ha servido como complemento de la producción nacional. “Además, esta nueva fuente de suministro, permitió que el Ministerio de Minas y Energía fijara de manera estable, desde marzo de 2018, un porcentaje de mezcla del 10% de etanol en las gasolinas oxigenadas. Si bien la oferta local ha aumentado, pasando de 8 millones de galones/mes en 2017 a 11 millones de galones/mes en 2019, la producción nacional aún es insuficiente para atender el mercado local”, explicó Alexandra Hernández, vicepresidente de Asuntos Económicos y Regulatorios de la ACP.
Colombia produce etanol de caña bajo estándares ambientales más exigentes del mundo. Reduce en 74% los gases efecto invernadero, informó Asocaña.
¿Se alcanzará el 23%?
La agroindustria de la caña confía en que se logre, ya que la imposición de un derecho preliminar evidencia el compromiso del Estado colombiano frente a la necesidad de corregir, a través de mecanismos legítimos contemplados en las normas internacionales, una distorsión ocasionada por la aplicación de subsidios en otro país.
Para el Presidente de Asocaña, Fedebiocombustibles ha aportado evidencia sólida y contundente que sustenta la petición del derecho compensatorio muy por encima del nivel aplicado provisionalmente.
¿Quiénes se oponen?
Asocaña considera que los importadores y algunos distribuidores mayoristas se oponen a que el Gobierno Nacional corrija esta práctica desleal de comercio, ya que las importaciones de etanol subsidiado dejan unas ganancias de hasta $60.000 millones al año, que no benefician ni a los consumidores de gasolina, ni al empleo en Colombia, ni la calidad del aire.
“Al estar subsidiado, el etanol de EE.UU. llega a un precio artificialmente más bajo y, debido a la actual regulación de precios de la gasolina, no hay ningún incentivo para que su menor precio sea transferido al consumidor cuando es mezclado con el combustible fósil”, señala el gremio.
Para los distribuidores mayoristas, este es un beneficio extra al margen que ya reciben en virtud de la regulación de precios de la gasolina, que suma al año unos $800.000 millones.
Mira sostuvo que “los importadores están usando el pretexto de los consumidores como ‘caballito de batalla’, pero lo que realmente les interesa son las exorbitantes ganancias que dejan las importaciones de etanol bajo una práctica de comercio considerada por la literatura económica como desleal, que afecta de sobremanera el desarrollo productivo del país y la generación de empleo nacional”.
“No hay que olvidar que los consumidores son los trabajadores de este país. Si los consumidores no necesitaran empleo sino solo productos baratos, tendríamos que legalizar la subfacturación y el contrabando, con los consecuentes impactos sobre la economía nacional”.
Hoy en día, 4 de cada 10 litros de etanol que se mezclan con la gasolina, son importados de Estados Unidos y están subsidiados, lo que afecta la agroindustria