El panorama fiscal de Colombia no parece tan despejado, pese a que hace unos días el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, informó que no habría más reformas tributarias promovidas por el actual gobierno.

Luis Fernando Mejía es el director de Fedesarrollo, institución que se mantuvo este año como el segundo centro de pensamiento más importante de la región, según el escalafón que realiza el Instituto Lauder de la Universidad de Pensilvania. Mejía explicó que aunque la Nación tiene un plan para obtener más ingresos en los próximos años, deja ciertas incertidumbres, por lo que considera que no podría asegurar, como lo hizo el Ministro, que no habrá una nueva reforma tributaria en el corto plazo, pero tampoco se atrevería a decir que sí se llevará a cabo.

Para este investigador, en el país siguen pendientes las reformas pensional y laboral y debates como la posibilidad de implementar un salario diferencial por regiones para fomentar la formalidad.

En entrevista con El País, Mejía aseguró que en medio de un panorama internacional complicado, la economía colombiana luce bien, pero a la vez dijo que no se puede ser conformista porque el actual ritmo no es suficiente para solucionar problemas como el desempleo.

Hace pocos días el Gobierno presentó el marco fiscal de mediano plazo, ¿cómo ve el panorama?


Lo primero que quiero comentar es que el Gobierno presentó unas expectativas de crecimiento del país que lucen un poco más optimistas frente a lo que tenemos en Fedesarrollo. Proyectan un PIB de 3,6 % para 2019; en el 2020 de 4,0 % y 4,2 % para el siguiente año.

Mientras que nosotros prevemos un crecimiento de la economía de
3,3 % para este año y una aceleración de 3,5 % en 2020. Es la misma tendencia, pero es más moderada la nuestra.

Lo segundo es que el marco fiscal de mediano plazo del país tiene tres elementos esenciales para obtener ingresos: las privatizaciones de empresas del Estado con un plan que se extiende hasta el 2022; las utilidades del Banco de la República que aportarían 0,2 % del PIB en 2019 y el 0,3 % el próximo año y los resultados por la implementación de la facturación electrónica.

Los dos primeros elementos no se computaban, hasta ahora, como ingreso fiscal y la propuesta del Gobierno es incorporarlos en las cuentas, es decir hay un cambio metodológico.

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Es decir que están buscando ingresos que solo se darían por una sola vez...

Usualmente estas dos líneas (privatizaciones y utilidades del Emisor) eran fuentes de financiamiento del déficit, pero no ingresos fiscales, en parte por eso, porque son ingresos que no son permanentes y que no se usaban para financiar el gasto. Ahí la pregunta es qué opinión le merece esto al Comité Consultivo y si permitirá el cambio o no.

No le veo mucho optimismo de que esto funcione...

Creo que estos elementos, el cambio metodológico, la factura electrónica y el ajuste vía la reducción en el gasto público son razonables, pero tienen un alto grado de incertidumbre, puede que ocurran, puede que el Comité de Regla Fiscal acepte los cambios, pero puede que no o que el recaudo por la factura electrónica no cumpla las expectativas o que el ajuste al gasto no sea el que se requiera.

El punto de fondo es que para nosotros aún hay incertidumbre desde el punto de vista fiscal, son apuestas importantes pero a la vez ambiciosas. Lo hay que hacer es esperar a ver qué pasa, qué tan rápido se materializan estas propuestas.

Usted se atreve a afirmar, como lo hizo el Ministro de Hacienda, que en este Gobierno no habrá más reformas tributarias?

No. Creo que no se puede ni decir que no habrá más reformas ni descartar que tenga que hacerse otra reforma. Este marco fiscal todavía genera algunas preguntas y el mensaje es que el panorama fiscal todavía no se ha aclarado, a pesar de que hay algo más de estrategia.

¿La ley de financiamiento ha tenido efecto en los ingresos?

Lo que sí hay es una apuesta importante del Gobierno de que la ley de financiamiento va a impulsar la inversión privada y por ende el crecimiento. Por eso, las diferencias que tenemos en las expectativas de crecimiento de mediano plazo.

Nosotros creemos que la incertidumbre fiscal genera cierta reticencia para que los inversionistas concreten sus planes de expansión, entonces hay una apuesta Gobierno para atraer inversión, pero somos más conservadores en ese sentido.

¿Considera que hay alguna otra forma de generar más ingresos en el país?

Creo que hay tres herramientas sobre la mesa para poder generar más ingresos: el aumento de impuestos, los recortes del gasto y la eficiencia en la administración tributaria.

El Gobierno lo que hace es apostarle a las estrategias uno y dos y por eso enfatizan en el tema de factura electrónica. Pero no veo mucho más allá de esto, excepto volver a la medida de aumentar impuestos.

¿Con todo este panorama, usted cree que Colombia avanza por buen camino?

Indudablemente que la economía colombiana va bien, en términos relativos las cifras son bastante elocuentes. El Fondo Monetario Internacional habla de una expansión de 3,5 % para la economía nacional este año y para América Latina de 1,4 %, es decir que Colombia crecería más del doble que la región, solo Perú estará por encima, mientras que el país crecerá por encima de Brasil, Chile y México.

En un vecindario donde la región anda con una dinámica débil, Colombia luce como el país de mostrar, por supuesto eso no quiere decir que haya que ser conformista y esa cifra del 3,3 % que esperamos nosotros para este año no es suficiente, hay que acelerar la tasa de crecimiento.

Si las cifras dicen que no estamos mal, ¿por qué hay una percepción de que las cosas no van bien?

Porque hay un elemento muy importante, la economía no está creciendo como lo hacía antes del choque del 2014, antes de ese momento el PIB se expandió a tasas promedio del 4,3 %.

Eso se traduce en menores oportunidades de empleo y por eso desde 2015 la tasa de desempleo promedio ha venido aumentando con una aceleración en los últimos 8 meses.

La actividad económica anda bien, pero no es lo suficientemente dinámica para empezar a aumentar ese ritmo de generación de empleo.
Eso es lo que impacta de forma directa el bolsillo de los hogares y por eso ese menor optimismo por parte de los consumidores.

¿Frente a las reformas pendientes, cuáles considera que son las más urgentes?

La reforma pensional es necesaria, entre más rápido se haga mejor, pero por supuesto se tiene que hacer con el consenso necesario, con el debate y la suficiente ilustración para tener una reforma concertada. Es muy importante y entre más rápido se lleve a acabo mejor.

Pero hay otra agenda pendiente, que ojalá se pueda tocar, como la reforma laboral que permita repensar algunos temas, como tener salarios mínimos diferenciales.

Nuestra regulación plantea un salario mínimo nacional, pero lo que vemos es que más del 60 % de la población colombiana es informal y por eso es un tema a revisar. Ojalá se pueda pensar en una reforma laboral.

Muchos trabajadores piensan que algunas propuestas de reforma laboral buscan reducir la calidad del empleo...

Hoy en día el 60 % del empleo tiene mala calidad y no podemos pensar que el statu quo puede funcionar cuando 6 de cada 10 trabajadores no tienen un empleo formal.

Este es un problema de fondo, de la regulación en el mercado laboral que no permite que el 60 % de los colombianos tengan un empleo formal.
La evidencia es contundente, por ejemplo, la reforma tributaria del 2012 que eliminó el 13,5 % de los costos del empleo formal generó de forma estructural una caída de la informalidad.

¿Qué piensa de propuestas como la prima a la canasta familiar para trabajadores que ganan menos de tres salarios mínimos?

Este tipo de proyectos lo que hace es encarecer el empleo formal y van en contravía de lo que debe ser la agenda de crecimiento y empleo.

Creo que todos reconocemos que el país tiene mucha informalidad laboral y las iniciativas que pretendan encarecer el empleo formal van en contravía de lo que debería ser un consenso entre empresarios, gobierno y sector privado de reducir el costo laboral para garantizar que más colombianos puedan tener la protección de un trabajo y prestaciones sociales.

Perfil:

Nombre:
Luis Fernando Mejía

Estudios: Es bogotano, con pregrado y maestría en economía de la Universidad de Los Andes. También tiene doctorado de la Universidad de Chicago.

Cargos desempeñados:
Estuvo vinculado con el Banco de la República como profesional en estabilidad financiera entre 1999 y 2000.

Trabajó con el Banco Internacional de Desarrollo en Washington y ha ocupado varios cargos públicos tales como:

Director de política macroeconómica del Ministerio de Hacienda, fue Director de Planeación Nacional en el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y fue director del Fondo de Garantías de Instituciones Financieras (Fogafín).