Si hay alguien conoce a profundidad el desempeño de la economía colombiana y continental ese es Luis Alberto Moreno Mejía, presidente ejecutivo del Banco Interamericano de Desarrollo, BID.
Este compatriota vaticina que el Producto Interno Bruto, PIB, ya tocó fondo y volverá a crecer a partir de este segundo semestre. Como se recordará, la economía nacional solo se expandió 1,3% en el segundo trimestre del 2017 y todo indica que las cifras serán mejores en la última fase del presente año.
El economista recalca, sin embargo, que se necesitará enfrentar algunos desafíos: elevar la productividad, no depender tanto de los precios del petróleo y las materias primas, exportar con mayor énfasis, y ante todo que los empresarios sean mucho más activos en su papel de forjadores de progreso.
Asimismo, considera que el agro, la construcción y la minería deben volver a convertirse en dinamizadores de la economía, a tiempo que se deben vender las ventajas de Colombia y sus empresas en los grandes mercados internacionales. “Hay que maletear”, más, señala.
Moreno, a quien le faltan tres años para finalizar su mandato como líder en el BID, dice que volverá a Colombia, a la vez que opina que “el país debe romper ya con la polarización”, al referirse tácitamente a lo que sucede con los constantes roces entre los partidos políticos.
El dirigente participó en el Congreso Colombiano de la Construcción organizado por Camacol donde hizo algunas observaciones acerca de las perspectivas económicas.
¿Cree que la economía colombiana ya tocó fondo?
Yo creo que sí en este primer semestre. Incluso mejoraron los números en el último trimestre, pero no hay duda de que el reto por delante es cómo crecer más. Ese reto pasa, en mi opinión, por enfocarse de forma obsesiva en la productividad.
¿Eso significa ser verdaderamente productivos y no depender de cuánto vamos a ganar con los precios externos del petróleo y otras materias primas?
Totalmente. Recuperar los precios de las materias primas no va a ser fácil. No me imagino volver a ver petróleo a US$100. La productividad es un tema central, creo que hay áreas como la producción agrícola en la que hay mucho por hacer. La inversión en infraestructura contribuye a que haya más productividad y es central en todo. Pero ese es el gran reto por delante.
Otro punto es que la discusión tributaria se volvió súper difícil. Todavía hay casi ocho puntos del PIB de exenciones tributarias, mientras que aumentamos los impuestos, eso tenemos que conciliarlo en algún momento dado, no sobre la base de simplemente de bajar impuestos, sino que el Estado requiere ingresos y tenemos que aprovecharlos para hacer inversiones en los siguientes años, sobre todo las que son fruto de los acuerdos de paz.
¿Cuál debe ser ese nuevo reto de la economía colombiana para volver a crecer?
Hay áreas en las que tenemos que trabajar duro. Toda la parte tecnológica y a toda la disrupción que está pasando, no hay que agachársele, sino abrazarla.
La velocidad del cambio tecnológico y la capacidad de absorberlo va a representar si somos capaces de crecer más o menos, porque esa
disrupción tiene el otro efecto y es que dejamos de crecer.
Para el 2017 los analistas estiman que la economía colombiana crecerá en promedio 1,8%. El Gobierno del presidente Santos apuesta por un 2%. El 2018 sería mejor.
Lo otro es que como país tenemos que dejar de mirar solo lo que pasa en Colombia y salir por el mundo. Algo nos pasa y es que no ‘maleteamos’. Veo a empresarios de todos lados comprando empresas y no se trata de compañías muy grandes, sino pequeñas.
Eso es un llamado a las empresas multilatinas nuestras...
El llamado es a que ‘maleteemos’ mucho más, por fuera. Porque ahí está parte de la capacidad como país. Yo creo mucho en que la gestión empresarial colombiana es muy buena, aunque tenemos que aprender a salir, a estar más en el mundo.
¿Nos olvidamos de cosas como las minas y el agro?
La minería y el agro son dos temas fundamentales para crecer. La tercera parte de todos los proyectos mineros del mundo está en América Latina. Nosotros como país minero somos relativamente nuevos si nos comparamos con México, Chile y Perú. Digamos que 40% del cobre está en esos países, pero no hay duda de que tenemos un enorme potencial minero, pero estamos enredados en un tema de ordenamiento jurídico que nos ha impedido avanzar en este campo. En la medida de que esto se supere, la minería se va a dar. La pregunta es si es ilegal o legal. No podemos perder la vocación minera, ni las rentas mineras que son importantes para el Estado.
Pero, ¿cómo avanzar en el trabajo con las comunidades en el caso de las explotaciones mineras?
Yo veo ese mismo problema en todas partes, por ejemplo, Perú tiene paralizados US$12.000 millones en minería. Y no encuentro otra manera diferente que sentarse con las comunidades y hacer un trabajo de convencimiento y participación para que la gente sepa qué significa tener una buena minería.
¿Cómo ve al agro en esta coyuntura por la que atraviesa actualmente Colombia?
El gran problema y el sesgo de nuestra discusión en lo agrícola es que creemos que lo que importa es tener tierra y no en hacer que la tierra produzca. Lo que importa es la producción y no la tenencia.
Entonces hay algo que por la historia misma del conflicto y todo eso, no hemos logrado terminar de salir de la idea de que lo que importa es darle a un campesino tierra, y que todo lo demás se resuelve con este hecho.
¿Los empresarios deben profundizar más su percepción sobre la realidad económica y social?
El gran problema es que estamos enfrascados en hablar de lo que pasó y no de lo que viene.
Nosotros tenemos que aprender a hablar del futuro, encararlo, abrazarlo y saber qué requerimos para el futuro. Los asiáticos le gastan 80% del tiempo a hablar del futuro. Eso ayuda a aumentar el nivel de ambición de un país, uno necesita tener esa meta para trabajar.
¿Cree que entre los actores políticos hay temor para hablar de economía a fondo?
Eso pasa porque nadie quiere decir las verdades. Estas son: que tenemos una situación de bajo crecimiento, que es el gran debate que se va a dar en la región en los próximos años. Entre este año y el entrante 80% de los latinoamericanos va a las urnas. A la vuelta de dos años se va a ver que la discusión será ¿cómo crecemos más? y esa es una discusión dura.
¿Quién debe llevar a discusión sobre la realidad económica?
Los empresarios deben ser más activos. Hace tres semanas los empresarios que asesoraron al presidente Donald Trump corrieron y salieron públicamente a decir cosas, algo que nunca había pasado porque los empresarios viven en un entorno social, y una sociedad que lo está mirando en un conjunto de cosas. Y uno se pregunta: ¿qué le están entregando a la sociedad? Y si los empresarios creen que se pueden esconder detrás de su escritorio están muy equivocados.
Tienen que salir porque la gente los está mirando. No se trata de que actúen en política, sino que actúen en función de crear una buena discusión público-privada.
¿Influye negativamente que haya poca formación económica por parte de la dirigentes políticos?
Nosotros tenemos una tecnocracia económica buena. Hay un grupo de economistas en Colombia que ha logrado sortear con éxito un país con todas las dificultades que hemos tenido. Yo creo que en la medida en que nos globalicemos más, que es la otra parte que nos falta, todo eso supone llenar más ese debate de los empresarios discutiendo de economía.
¿No es redundante decir que los empresarios deben meterse más en la economía?
No. Finalmente ahí es donde están y tienen que estar ahí metidos. No es bueno que solo los políticos hablen de economía.
¿Le preocupa alguna cosa particular de Colombia?
Me preocupa lo que le preocupa a todo el mundo. Mirar la polarización que se ha dado, porque hay muchas más cosas comunes que diferencias. Ese desencuentro es algo en lo que todos debemos trabajar. Como país debemos romper con la polarización.
¿Quiere volver a Colombia?
Sí, pero cuando termine, me quedan tres años en el BID. No sé todavía qué voy a hacer, estoy pensando en terminar bien esta oportunidad.
¿Le gusta el título de conciliador de la clase política?
Eso es titular de periódico, pero hasta ahí llega.
¿Siente que es una persona en donde coinciden intereses relativamente opuestos?
Yo no me veo así. Yo creo que, pasadas estas elecciones, yo sí quiero ayudar a encontrar maneras en las que vayamos encontrando una conversación diferente.