La Siderúrgica de Occidente, Sidoc, proyecta con sus nuevas inversiones en la planta en Yumbo, adquirida a la antigua Sidelpa, consolidarse como una de las más importantes empresas del sector, con capital netamente vallecaucano.
Al frente de esos nuevos objetivos y estrategias está Marcela Mejía Valencia, una ingeniera de sistemas, que lleva 29 años en esa compañía, y que hoy es finalista al premio “El Empresario del Año” por la Universidad del Rosario.
Los retos no son pocos. Enfrentar las importaciones desleales y un mercado desacelerado por el momento económico, pero con la meta de exportar, ampliar el portafolio de productos y las tiendas del acero y el cemento en zonas populares.
¿Cuáles son esas nuevas perspectivas de la empresa para lo que resta el 2017 y lo que viene en negocios para el 2018?
En la planta anterior que teníamos (en la zona industrial de Yumbo) llegamos a nuestra máxima capacidad —que era de unas 13.000 toneladas de acero líquido al mes— y no veíamos más posibilidades de crecer por las limitaciones de espacio que había en la compañía.
Por eso buscamos oportunidades para ampliarnos estratégicamente, tanto que habíamos comprado lotes y locales en los alrededores para expandirnos más allá de los 30.000 metros cuadrados de la vieja planta.
Hasta la planta de figuración la teníamos en una calle del frente, al igual que una factoría laminadora cercana al Centro de Eventos Valle del Pacífico.
Estábamos dispersos y por ello se ideó comprar otra planta en el Valle porque siempre hemos estado convencidos en nuestros lineamientos de ser siempre una siderúrgica netamente de capital regional.
Por eso, Sidoc decidió comprar los activos (equipos, hornos, bodegas, lote y edificios, etc) de la antigua Sidelpa que fue de propiedad del Grupo Gerdau-Diaco, que tiene sus plantas en el centro del país, y que para ellos no era estratégico seguir en el suroccidente de Colombia.
¿Por qué no se proyectó esa expansión, por ejemplo, en el norte del Cauca u otro lugar?
No tenemos ninguna intención de crecer en otro lugar de Colombia, aunque comercialmente atendemos muchas zonas. Queremos mantener siempre nuestra producción e inversiones en el Valle y en el suroccidente colombiano, y así lo han definido los accionistas de Sidoc.
A finales del 2016 (28 de diciembre) logramos cerrar la negociación con los activos de Sidelpa (unos US$50 millones) lo cual nos permitirá crecer los negocios a partir de esta nueva planta (de 270.000 metros cuadrados) en los próximos 30 años, garantizando una expansión más ordenada con una reducción de costos de producción. Eso nos permite contar ahora con el tren continuo de laminación más moderno del país.
La capacidad de producción es de unas 20.000 toneladas de acero al mes y el objetivo es pasar de 165.000 toneladas a unas 210.000 toneladas al año con nuevas tecnologías y competitividad en el mercado con un portafolio de productos más amplio, en especial acero en rollos (o chipa), acero figurado para los constructores y otras referencias como las mallas electrosoldadas. Todo eso despegó en febrero con la nueva planta.
Dentro de esas nuevas estrategias, ¿qué segmentos del negocio crecerán desde este año?
Proyectamos crecer todo el segmento de acero a la medida para constructores, lo mismo que el ramo de atención a los ferreteros grandes pequeños y medianos.
Y como Sidoc ha venido posicionándose en el suroccidente del país, estamos llegando al consumidor final a través de nueve puntos de venta denominados tiendas del acero que se asemejan a las tiendas de barrio, y donde las personas de los sectores populares pueden conseguir los productos de manera directa al público, es decir, sin intermediarios.
De esta manera, estamos fomentando la autoconstrucción a través de estos locales de los cuales tenemos cuatro en los barrios Alfonso López, Mójica, Aguablanca y en la plaza de mercado de Santa Elena. Operamos otras tiendas en Jamundí, Palmira, Armenia, Pereira y Pasto.
La idea es que ese crecimiento estratégico comercial con las tiendas que nos significa un 25% de las ventas (antes de la nueva planta), permita consolidar ese tipo de negocio.
Y bajo ese marco contamos hoy con la Cementera San Marcos —que también es una empresa regional— de la cual Sidoc es socia— que nos facilita vender a su vez cemento en nuestras tiendas, y de la cual ahora somos sus mayores distribuidores.
¿Qué explica esa filosofía de seguir siendo una empresa solo de capital regional y no con socios foráneos?
Con estos nuevos lineamientos de negocios queremos seguir aportándose a la economía y a la sociedad del suroccidente colombiano y del país.
Y ante todo, buscamos enfrentar los nuevos retos que tiene el país de cara a una desaceleración en la construcción y las obras de infraestructura y las autopistas 4G, que se creían iban a mover mucho la economía este año luego de situaciones que la gente conoce como el desplome de los precios internacionales del petróleo.
Esperamos que se logre el cierre financiero de todas esas obras para que la economía repunte.
¿Cómo está el mercado del acero hoy, pues para nadie es un secreto que existe una competencia desleal con importaciones de China y otros países a bajos precios y con pobre calidad?
Hay mucha preocupación en el sector y en el comité de productores de la Andi porque nos hemos visto enfrentados a una reducción de la demanda y a la competencia de importaciones desde China, Turquía, México y Perú con precios y márgenes de ‘dumping’ que superan el 20%. Es muy difícil el panorama con esta competencia desleal a pesar de que no solo Sidoc sino otras siderúrgicas han venido realizando inversiones importantes.
A medida que el mundo se ha venido desacelerando y Estados Unidos está cerrando sus fronteras, esos grandes fabricantes de acero han buscado dónde colocar sus productos, y uno de esos mercados es Colombia.
Nos está entrando demasiado acero y lo grave es que lo hace sin cumplir los estándares y normas de calidad que exige Colombia, un país de alta sismicidad. Ese acero importado debe atender los reglamentos de sismorresistencia en las nuevas construcción, y eso no se está cumpliendo poniendo en riesgo esas edificaciones por dicha irresponsabilidad, pues no hay suficientes controles. Pedimos al Gobierno que reduzca esas importaciones porque la producción nacional puede atender el mercado.
Podemos competir con esos productos, pero no con esos márgenes de ‘dumping’. y sobre todo porque se están evadiendo aranceles con barras de acero de aleación al ingresar con otra posición arancelaria. Del 2013 a hoy, el Gobierno ha dejado de recaudar más $30.000 millones por esa evasión arancelaria.
¿Desde Sidoc se ha pensado en la opción de exportar?
En este momento distribuimos el acero de Sidoc en el mercado nacional, pero nuestro fuerte es el suroccidente colombiano, a pesar de que estamos vendiendo a precios del 2013 por el momento económico y costos de energía muy altos.
Sí hemos pensado en la opción de exportar a Ecuador y Perú, y sobre todo para aprovechar nuestra posición geográfica y competitiva. Otra ventaja es porque contamos con un puerto como Buenaventura, el cual debemos aprovechar más para el desarrollo del Pacífico.
Creería que antes de que finalice el 2017 podríamos estar exportando algo de acero a esos países, y aprovechando que los precios internos allá son muy altos y con diferencias de entre el 30% y el 40%.
Ecuador protege mucho su industria nacional, pero la idea es llegar con precios competitivos. El mercado de Centroamérica puede ser otra alternativa, pero la opción más ventajosa es Ecuador por su cercanía al país.
El trabajo social
Sidoc es considerada como una de las compañías con destacados programas en responsabilidad social, RSE, en Cali.
Desde su fundación apoya tareas sociales en la Comuna 20 (Siloé). Allá se fomentan escuelas de fútbol y el programa musical Tambores de Siloé. para niños y jóvenes en condiciones de vulnerabilidad.
La empresa genera 730 empleos y positivos resultados financieros. La firma ha logrado una importante relación con los trabajadores al enterarlos cada tres meses de la evolución del negocio y otorgarles bonificaciónes por igual a todos.