La recuperación económica de Colombia y de muchos países en el mundo, luego del impacto que ha dejado el Covid-19, tardará entre 18 y 36 meses, según cálculos de los economistas.

El mayor o menor tiempo que dure la reactivación dependerá de las estrategias que usen los gobiernos para impulsar los sectores productivos.

El Valle del Cauca no es ajeno a este proceso. El Indicador Mensual de Actividad Económica, IMAE, estima que en marzo la economía regional cayó 4% y, para el segundo trimestre del 2020, el resultado sería de -14,8%.

Por eso, los planes de reactivación no dan espera. Economistas como Carlos Andrés Pérez, director Económico y de Competitividad de la Cámara de Comercio de Cali, cree que la recuperación del departamento debe darse a partir de proyectos que tomen en cuenta las fortalezas de la región (impulso a los bionegocios, aprovechamiento de la posición geográfica y la capacidad exportadora y desarrollo de la economía creativa).

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Otros como el profesor de la Universidad Javeriana Cali, Pavel Vidal, considera que la mejor estrategia es actuar de inmediato y de forma contundente, con alivios fiscales, asistencia social, ayuda a las nóminas y financiamiento. “Es preferible gastar hoy en alivios que en el futuro en incentivos económicos. Hoy tiene un impacto mayor y cuesta relativamente menos, aunque el gobierno del Valle deba endeudarse para ello”, aseguró.

Un plan de corto plazo, en el que coinciden analistas locales, es el impulso al agro regional, que no ha parado durante la cuarentena, pero que igual ha sufrido impactos.

El Valle es el principal productor agrícola y agroindustrial del país y aporta el 30 % de las exportaciones del sector. Por eso, fortalecerlo puede marcar la diferencia para el departamento.

Además, destacó la profesora de la Universidad Javeriana Cali, Lya Sierra, que el Valle tiene una economía diversificada, lo que le da más opciones de enfrentar mejor la crisis y adaptarse al cambio, y así lo ha demostrado en el pasado.

Dado que los sectores que más pesan en la economía regional son la construcción y las actividades inmobiliarias, la industria y el comercio, las estrategias usadas para dinamizar estas actividades serán clave para la reactivación.

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Impulso a la construcción

El Valle del Cauca ya logró reactivar el 85% de los proyectos de construcción (152 de 179). Alexandra Cañas, gerente de Camacol Valle, aseguró que para retomar la dinámica del sector se requiere: irrigar créditos para la compra de vivienda (articulados con el Fondo Nacional de Garantías); mantener los subsidios para venta de Vivienda de Interés Social e impulsar programas para el segmento medio de la población, “esto permitiría acelerar el ciclo en la construcción de un segmento que genera demanda agregada importante”.

A nivel regional solicitan: la exoneración de los impuestos de Delineación Urbana, Registro y de los costos de escrituración para vivienda nueva, siempre y cuando se demuestre la generación de empleo, y la creación de incentivos fiscales y de norma urbanística que permita la construcción de infraestructura urbana ( colegios, hospitales) con figuras como obras por impuestos, entre otras.

Más gasto público

El gasto del Gobierno, incluido educación y salud, pesa el 12,6% en el Producto Interno Bruto, PIB, del Valle. Por eso, algunos economistas consideran, que así sea con dineros de crédito, el departamento debe aumentar su gasto en obras públicas y apoyo a las compañías.

“Es preferible evitar que cierren hoy las empresas y se destruyan los empleos, que luego intentar que se creen esa misma cantidad de compañías”, dijo el profesor Pavel Vidal.

El diputado Mario Germán Fernández de Soto, propuso que en el Plan de Desarrollo del Valle, que está por aprobarse, se incluya un capítulo de reactivación económica que plantea inversiones por $589.000 millones para 4 años, para ello habría que acudir a un crédito de unos $400.000 millones. “Además, el Valle tiene recursos del 2019 por $460.000 millones, un cupo de crédito vigente por $54.000 millones y se pedirá liberar $70.000 millones del acuerdo de pasivos para funcionar e invertir”, dijo.

La agricultura marcaría la diferencia

Una ventaja que tiene el Valle es que el sector agrícola no ha parado y actividades como la producción de caña y azúcar se han mantenido, lo mismo que la de otros cultivos, que son clave para los municipios. Pero aún así, necesitan apoyo, dado que los productores se han visto afectados por los bajos precios y poca demanda.

Andrés Mejía, presidente de la Sociedad de Agricultores y Ganaderos, SAG, dice que se requiere definir una política inmediata de apoyo directo al pequeño productor, con créditos, entrega de semillas y fertilizantes, “tenemos que mirar todo de una forma más amplia, estamos en una situación complicada y se requiere un plan de choque para salvar a los productores”, comentó.

De acuerdo con Mejía, los precios bajos, la reducción de la demanda y la poca mano de obra (debido a que los mayores de 60 años no han podido trabajar) llevarían a “que no haya nuevas siembras, las autoridades no se han dado cuenta de eso, de que no hay renovación por falta de capital humano y económico”.

Agregó que el productor pasa por un mal momento y los créditos no llegan.

Un aspecto positivo, según el directivo de la SAG, es que la industria de la caña está operando, con mayores costos, pero también con mejores precios del azúcar y un dólar alto. “Es un sector fuerte y será impulsor de la reactivación”.

Asimismo, considera que hay un mejor panorama por el lado del café, que registra buenos precios para el productor y se beneficia del dólar alto. “Eso hace que se tengan buenos rendimientos, aunque se ha afectado por la falta de mano de obra”, comentó.

El Valle tiene unas 55.000 hectáreas sembradas con el grano.

Aseo y cosméticos, otra gran alternativa

El Valle del Cauca podría volverse un proveedor importante de productos y servicios derivados de la pandemia.

Por ejemplo, en el sector de aseo y cosmética cuenta con empresas grandes que tienen la capacidad de cubrir la demanda nacional y de exportación, por ejemplo, desinfectantes, jabones, mascarillas, trajes de bioseguridad, alcohol, entre otros artículos cuya demanda se mantendrá en el corto y mediano plazo. Lo mismo puede suceder con la producción de alimentos desde la región.

La profesora de economía de la Universidad Javeriana, Lya Sierra, dice que una oportunidad de reactivación para el Valle es “activar la economía orientada a la propia pandemia, más una política contracíclica. Se están rompiendo cadenas de suministro en el mundo y es la oportunidad para aumentar la diversificación y convertirse en proveedores mundiales”.

Pero, en el corto plazo, explicó Lina Sinisterra, gerente de la Andi en el Valle, “la mejor estrategia de reactivación es la reapertura de los negocios, por supuesto que con el debido cumplimiento de los protocolos de bioseguridad”.

Agregó que como a partir del 1 de junio la activación de sectores dependerá de los alcaldes, “es importante que dispongan de mecanismos claros y sencillos para habilitar el trabajo de las empresas y las personas. Además, es clave que haya coordinación entre las alcaldías de ciudades vecinas, pues hay personas que se mueven de un municipio a otro para ir a trabajar”.

Todo esto debe estar acompañado, coinciden los analistas, con el impulso al consumo de los hogares que se da con empleo, subsidios y facilidad de créditos. En abril el consumo de las familias caleñas bajó 3,4%.