Por Adriana Becerra, reportera de El País

Y aunque de esta norma se viene hablando hace tiempo, los empresarios del sector tienen dudas y reparos sobre cómo empezará a operar y aún se quejan de perjuicios para gran parte de esta industria.

En el país actualmente hay unas 750 empresas productoras de plástico adscritas a las cámaras ambientales, que producen anualmente 2.7 millones de toneladas de este material y generan cerca de 220.000 empleos directos.

Los pitillos son uno de los artículos que se dejarán de usar a partir del 6 de julio Foto: GETTY IMAGES vía BBC.

De estas 750, según explica Daniel Mitchell, presidente de Acoplásticos, 100 trabajan en el sector de las bolsas, pitillos y similares, lo que equivaldría a que 10.000 puestos de trabajo estarían en riesgo.

“En estas cifras solo se habla del primer impacto potencial que trae este primer grupo de prohibiciones. En el 2030 llegaría otro impacto similar y que sería el peor de los escenarios si las empresas no logran adaptar sus procesos para ofrecer un producto ambiental”, sostiene.

Para Andrés Botero, director ejecutivo de la Cámara Ambiental del Plástico, esta ley está llena de equivocaciones y de premisas falsas.

Según el representante del gremio, la primera contradicción de esta norma está en el hecho de que vinculan en una ley de plástico de un solo uso, un producto que no es para usar una vez y simplemente cambian la denominación. Se trata de la bolsa de cargar tipo camiseta, es decir, la que entregan en los supermercados.

“Este producto no entra en esa clasificación, pues en todos los hogares del país le dan un nuevo uso a esas bolsas ya sea para botar la basura o guardar cualquier otra cosa. En Colombia esas bolsas no se botan”, dice.

Botero, al igual que Mitchell cree que el empleo del sector se vería gravemente afectado, pues las empresas que fabrican los productos que entran en este primer grupo tenderán a desaparecer en el tiempo, “porque no alcanzaron a adaptar sus procesos para ofrecer un producto ambientalmente amigable con el planeta”.

Además, agrega, hay tanto desconocimiento del tema que, por ejemplo, un reconocido supermercado del país “dejó de dar la bolsa plástica por una de papel y se ha comprobado que la de papel sí es de un solo uso, pues termina consumiendo más energía y agua en su elaboración, más productos químicos y emitiendo más gases de efecto invernadero que la bolsa plástica”.

Sin embargo, los empresarios aseguran que todavía falta claridad por parte del Ministerio del Medio Ambiente, que aún no ha especificado cómo van a hacer para sustentar o demostrar que un producto, (una bolsa, por ejemplo), es biodegradable, o cómo hacer para demostrarle la trazabilidad al mismo Ministerio de que el producto es fabricado con materia prima reciclada posconsumo.

“Es muy posible que entre en vigencia la norma y todavía veamos que se sigan comercializando algunas bolsas tiendas y en algunos centros de comercio, porque todavía hay mucha informalidad en ese sector”, dice el Presidente de Acoplásticos.

El 6 de julio entra a regir la ley del plástico de un solo uso | Foto: Getty Images

Agrega que “ahí el impacto dependerá un poco de cuántas empresas logran cumplir con los estándares de vida, de gradualidad, los estándares de materia prima reciclada del producto y efectivamente en qué tanto puede impactar esa informalidad y qué tanto puede el Gobierno vigilar que efectivamente no haya un mercado informal grande que siga distribuyendo esos productos, en todo el territorio nacional”.

El director de la Cámara Ambiental del Plástico afirma que la Ley habla de que los empresarios deben hacer una sustitución gradual “y el problema es que sustituto no hay y eso lo sabe el Gobierno que, además, cree que los productos que estarán prohibidos desde julio se van a poder sustituir por bioplásticos o biopolímeros, derivados de la caña, del maíz y de la papa. El problema es que tendríamos que sembrar ocho millones de hectáreas de solo maíz para los plásticos y no alcanzaría para una demanda de 50 millones de habitantes”, explica.

Añade que “lo que está claro es que no existe un sustituto para el plástico en ninguna parte del mundo. Existe es la capacidad de reemplazar las resinas fósiles por las biorgánicas derivadas de los cultivos; y quitarle hectáreas a la agricultura para los humanos para convertirlas en plástico es impensable porque pondría en riesgo la seguridad alimentaria.

Margarita Varela, gerente propietaria de la empresa Ferplástico, señala que aunque ella no se va a ver directamente afectada con este primer grupo de prohibiciones, otras Pymes de este sector sí se verán seriamente resentidas, pues ellas tienen la maquinaria para sacar vasos, cubiertos desechables, el palito para revolver el café y la más común que es la bolsa tipo camiseta de los supermercados, y no podrán fabricar un producto sustituto, porque no lo hay y porque no hay una preparación para ello. “Debemos dar una batalla jurídica para que no nos ahoguen y no nos quiten esa oportunidad de trabajo y no se pierdan esos empleos”, sostiene.

Por su parte, Fabio Lozano, propietario de Industrias RE S.A.S., dedicada a la transformación, fabricación y comercialización de productos a base de plástico reciclado, afirma que no todo se puede ver negativo con esta Ley y, por el contrario, considera que no va a perjudicar a nadie. “Creo que todos debemos es enfocarnos en producir artículos reciclables. Nosotros la cantidad de productos (en peso) que sacamos al mercado, la volvemos a comprar, para diseñar otros. El secreto está en abrirle paso a la economía circular”, sostiene.

¿Qué productos se prohibirán desde el 6 de julio?

Según quedó establecido en la Ley 2232 de 2022, se prohibirá la introducción en el mercado, comercialización y distribución de seis de los 14 productos plásticos de un solo uso en todo el país. Estos son los que estarán prohibidos:

  • Bolsas de punto de pago utilizadas para cargar o transportar paquetes y mercancías, excepto aquellas reutilizables o de uso industrial.
  • Bolsas utilizadas para embalar periódicos, revistas, publicidad y facturas, así como las utilizadas en las lavanderías para empacar la ropa que ya está lavada.
  • Rollos de bolsas vacías en superficies comerciales para embalar, cargar o transportar paquetes y mercancías o llevar alimentos a granel, excepto para los productos de origen animal crudos.
  • Mezcladores y pitillos para bebidas.
  • Soportes plásticos para las bombas de inflar.
  • Soportes plásticos de los copitos de algodón.
La idea es sustituir el plástico por material 100% biodegradable, pero los empresarios del plástico aseguran que este producto no tiene sustituto. Foto: Pixabay

Artículos que se dejarán de usar gradualmente

Estos productos quedarán prohibidos totalmente en los próximos ocho años:

  • Envases o empaques, para contener líquidos no preenvasados, para consumo inmediato.
  • Platos, bandejas, cubiertos, vasos y guantes para comer.
  • Confeti, manteles y serpentinas.
  • Mangos para hilo dental.
  • Adhesivos para los vegetales.
  • Empaques para la comercialización al consumidor final de frutas, verduras y tubérculos.

Las dudas con el impuesto

Otra de las dudas manifestadas por los empresarios del plástico hace referencia al pago del impuesto.

Yibby Corredor, vicepresidenta de la Junta directiva de Acopi Valle, dice que falta información clara sobre el impuesto del consumo, “y aunque ya se le solicitó a la Dian una capacitación al respecto, no se ha obtenido respuesta”.

La empresaria Margarita Varela dice que lo único que saben es que con la Ley quedó establecido que el pago del impuesto cayó sobre los convertidores, “pero esos costos se trasladarán al consumidor final”.

¿Qué dice la Ley 2232 de 2022?

“Con el fin de resguardar los derechos fundamentales a la vida, la salud y el goce de un ambiente sano, se establecen medidas orientadas a la reducción de la producción y el consumo de plásticos de un solo uso en el territorio nacional; se dictan disposiciones que permitan su sustitución gradual por alternativas sostenibles y su cierre de ciclos y se establecen medidas complementarias”.

¿Qué es un plástico de un solo uso?

Son los productos de plástico que no han sido concebidos e introducidos en el mercado para realizar múltiples circuitos o usos a lo largo de su ciclo de vida, independientemente del uso repetido que le otorgue el consumidor. Fueron diseñados para ser usados una sola vez y con un corto tiempo de vida útil.