La cuenta regresiva para la concertación del salario mínimo en Colombia para 2024 ya inició y es mucho lo que ya se ha dicho al respecto y las posibles cifran han empezado a sonar. Unas alegrando y otras generando alarmas en los diferentes sectores del país.
Como cada año son muchos los elementos que se tienen en cuenta para fijar la cifra con la que más de tres millones de colombianos van a recibir como sueldo mínimo en el 2024.
Paola Ochoa, panelista de Blu Radio, señaló 4 elementos importantes que se deben considerar sí o sí al momento de tasar el salario mínimo para el próximo año.
Dichos elementos, según la periodista, son la inflación anual del 10,48 %; los aumentos de la gasolina que seguirán siendo de 600 pesos, el alza de peajes en el país y el incremento en los precios por el impuesto saludable de la comida llamada chatarra.
Teniendo en cuenta solo la inflación, que aunque ha cedido lentamente aún se conserva en dos dígitos y sigue siendo alta, por ende el aumento del salario mínimo debería estar muy por encima de esa cifra que resulta preocupante para la economía nacional.
Sumado a lo anterior también están las alzas en los alimentos y transporte, segmentos que también hacen peso en la inflación y contribuyen a que el mínimo deba subir considerablemente el próximo año.
Y entre las muchas propuestas que se han escuchado sobre el aumento, hay una que ha llamado la atención de los sectores y es la presentada por Gustavo Junca, asesor del Consejo Superior de Comercio Exterior, quien señaló que se podrían evaluar alternativas para reformar los tiempos de negociación del salario mínimo en Colombia.
“Nosotros no podemos estar haciendo negociaciones cada año, sino que tenemos que tratar de buscar negociaciones laborales de periodos de cinco años; eso les mantiene a los empresarios una claridad en términos de sus costos laborales y le permitiría también poder programar sus presupuestos”, dijo.
De otro lado, Juan Pablo Herrera, decano de la Facultad de Economía de la Universidad Externado de Colombia, “la gran apuesta y la recomendación es que en función de la expectativa de inflación más que la inflación causada se pueda abrir un poco este debate”.
Agregó que “lo que esperaríamos es que el ajuste del salario mínimo evite la pérdida de poder adquisitivo sin que sobrepase ostensiblemente esa corrección en términos reales. Creo que será muy importante reconocer ese cambio de tendencia inflacionaria en la economía, pues no quisiéramos, con el ánimo de mejorar aparentemente la calidad de remuneración de los trabajadores actuales, terminar por destruir empleos y generar más desempleo”.
Por su parte, Pablo Adrián Garlati, director de la carrera de Economía de la Universidad Javeriana de Bogotá, expresó que usar la inflación causada hasta noviembre o diciembre no tiene mucha diferencia porque en realidad la cifra va a ser muy similar para ambos meses. “Casi todos los analistas, bancos y demás, están proyectando una inflación por debajo del 10%. Creo que el grueso de la gente está proyectando que entre el 9.5 % y el 10% cierre el año, quizás para noviembre esté más cerca de 10 que del 9,5%, entonces yo creo que la Ministra está tratando de que la base mínima de negociación esté en el 10%”, sostuvo el docente.
Sin embargo, precisó que subir el mínimo por arriba de la inflación, a pesar de que a veces la gente lo interprete como positivo no es tan bueno. “Primero y lo principal, es que tranquilamente los empleadores pueden trasladar ese mayor costo a los productos, lo que termina subiendo los precios. De otro lado, la gente al tener más ingresos gasta más y esto genera mayor inflación”.