Argos y Sura sostienen ante la Superfinanciera sus dudas antes las propuestas recibidas por el Grupo Gilinski.
En menos de tres semanas el Grupo Gilinski emprendió una carrera para entrar en el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA). Primero ofertó por el holding de alimentos Nutresa, en un movimiento que tomó por sorpresa al mercado y movió las bases de la bolsa de valores de Colombia, acostumbrada a los bostezos. Cuando todo el juego parecía sobre la mesa, cargó por Sura, el corazón del GEA y una de las empresas de servicios financieros más importantes de Latinoamérica.
Se trata de un hecho sin antecedentes que parecía apenas una apuesta empresarial pero que ahora tiene tintes de toma hostil, o así lo han considerado en las últimas horas los presidentes de Argos y Sura.
El miércoles, luego de una gran agitación en el mercado, Jorge Mario Velásquez, presidente del Grupo Argos, se pronunció duramente frente a las ofertas, después de un largo silencio, llamando la atención respecto de “la incertidumbre, dudas y bloqueos que generan dos OPAs simultáneas del mismo oferente frente a las cuales no se ha expresado con claridad la finalidad y propósito estratégico de mediano y largo plazo, elementos absolutamente fundamentales para la toma de decisiones de cualquier inversionista”
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Sucede que con la reciente puja de Gilinski por Sura, quedó en evidencia su intención de entrar en un mercado que hasta el momento era solo de paisas y en unas empresas que han sido de la gente; de esta manera un gran porcentaje de la sociedad quedaría en manos de un solo hombre, el magnate Jaime Gilinski, quien, a través de sus empresas Nugil y JGDB Holding S.A.S, está ofreciendo valores por encima de los precios del mercado para acceder al menos al 50,1% del Grupo Nutresa y el 25,344% del Grupo Sura, incluso no se descarta que en adelante vaya por el mismo Grupo Argos.
Según la visión de Velásquez, toda esta situación genera confusión para los accionistas y para el mercado. De hecho, más allá de la compra de acciones de Nutresa, que ya está en firme, la Bolsa de Valores de Colombia ha vivido algunas de sus mejores jornadas, ya que desde el 10 de noviembre, cuando el Grupo Gilinski presentó la primera OPA, la acción del conglomerado de alimentos ha subido un 32 %, la de Sura ha percibido una valorización de 18,6 %, y la de Grupo Argosse ha apreciado el 30,4 %.
En medio de esa situación, Grupo Argos radicó una comunicación ante la Superintendencia Financiera de Colombia expresando sus preocupaciones sobre la eventual aprobación de una OPA por Grupo Sura, del cual es propietario del 27,7 % de las acciones.
La principal preocupación de Argos, es que el proceso sí surta todos los trámites y cumpla con los requisitos en materia de regulación financiera y de competencia, así como todas las implicaciones que estas operaciones tienen para el mercado de capitales y para el país, precisamente por recaer sobre un conglomerado financiero como lo es Grupo Sura.
Esta, según los analistas consultados, podría ser la puerta de entrada de los Gilinski a Bancolombia, ya que Sura tiene el 46 % de las acciones en circulación del banco y la familia Gilinski tiene una de las tres patas de su negocio en el sistema financiero mundial, bajo la gran cobija del banco GNB Sudameris.
Por eso, Velásquez agregó que es fundamental que los accionistas tengan la información necesaria, oportuna, clara y suficiente, para analizar los efectos que de estas operaciones se podrían derivar no solo frente a las compañías objeto de las mismas, sino también frente a sus grupos de interés.
En ese mismo sentido, se pronunció también el Grupo Sura: “La solicitud de OPA presentada el miércoles es un elemento nuevo, sustancial y determinante, que obstaculiza nuestro debido análisis ordenado y riguroso frente a la Oferta Pública de Adquisición de Acciones (OPA) presentada sobre Grupo Nutresa”.
Toda estas jugadas empresariales recuerdan varias tomas hostiles que ha vivido el GEA, como aquella en la que perdió a Coltejer a manos de Ardila Lülle, que fueron precisamente las que lo obligaron a mantener un sistema de enroque accionario que no permitiera la entrada de foráneos, justamente lo que hoy ve impávido