En 1864, Santiago Eder adquirió en Palmira, Valle del Cauca, las haciendas La Manuelita y La Rita, anteriormente del padre del escritor Jorge Isaacs, reconocido por su obra “La María”. Allí empezó un negocio que hoy se convirtió en el más antiguo del departamento y el segundo con más historia en el país.
En esas haciendas, además de cultivos de caña, había un pequeño trapiche movido por tracción animal que producía 4 quintales diarios de azúcar de pan.
Años después, se reemplazó la tracción animal por energía hidráulica, aumentando la producción a 350 libras diarias de azúcar. En 1874, con el nuevo molino Louisiana No. 1, la producción se incrementó a 2.000 libras diarias, convirtiendo a La Manuelita en el primer productor de azúcar del Valle del Cauca.
En 1901, cuenta la historia de esta empresa, después de recorrer más de 150 km de junglas, ríos y montañas entre Buenaventura y Palmira a lomo de mula, don Santiago logró transportar, ensamblar y poner en marcha la nueva fábrica a vapor, segunda en Suramérica, capaz de moler 50 toneladas de caña por día. Hacia 1930 se habían producido ensanches que permitieron multiplicar por 10 las 50 toneladas diarias de 1901.
Desde esa fecha, y a lo largo del siglo XX y XXI, la compañía vallecaucana consolidó su crecimiento y hoy, la organización Manuelita opera en Colombia, Perú y Chile, donde produce y comercializa azúcar, aceite de palma, biocombustibles, bioelectricidad, un amplio portafolio de frutas y hortalizas, y mejillones, entre otros negocios, para los mercados domésticos e internacionales.
En un comunicado, la empresa informó que, a partir de su propósito superior de generar progreso y bienestar, fortalece el bienestar social de los colaboradores, sus familias, y las comunidades vecinas. Es así como en los últimos diez años, más de 21 mil personas y 2,600 familias se han beneficiado de sus programas de cobertura en educación básica, salud, vivienda de calidad, e ingresos familiares. “Asimismo, Manuelita integra como proveedores a pequeños cultivadores, apoyándolos a través asistencia técnica, compra asegurada, financiación, y acciones para el mejoramiento de su calidad de vida”, indicaron.
Por otra parte, resaltaron que la Fundación Manuelita, a través de su programa Educar Uno a Uno, se enfoca desde el 2014 en mejorar la calidad de la educación básica y media pública, beneficiando anualmente a 900 estudiantes y 650 familias del colegio Antonio Lizarazo en Palmira.
En su gestión ambiental, esta compañía informó que apunta a alcanzar carbono neutralidad en el año 2040, a través de proyectos de eficiencia energética, menor uso de combustibles fósiles y fertilizantes químicos, entre otros, que le permiten ofrecer al mercado productos con menor huella de carbono. Al cierre de 2023, Manuelita acumuló 689 mil créditos de carbono certificados en sus operaciones, que comercializa en los mercados voluntarios de compensación de emisiones.
“Gracias a que hemos sido fieles al propósito y valores que imprimió nuestro fundador; al compromiso y entrega de cada una de las personas que ha conformado nuestro equipo de colaboradores a través de los años, a nuestros clientes, proveedores y todos quienes han sido parte de esta historia, es que podemos celebrar hoy 160 años de Manuelita. Un recorrido que nos impulsa a seguir apostándole a un futuro sostenible para ésta y las próximas generaciones”, afirma Harold Eder.
Manuelita atiende clientes en los sectores de alimentos y energía renovable y exportando sus productos a 58 países en el mundo.