Tener una tarjeta de crédito no es una decisión sencilla para los consumidores, ya que pese a que permite tener cierta libertad de comprar productos aunque no se tenga todo el dinero al instante, el factor de los intereses y saber darle manejo a las compras es algo complejo.
Por ello, una de las mayores preocupaciones en la actualidad está en que los bancos, por lo menos, ofrezcan la posibilidad de no pagar intereses si la compra se deja a una sola cuota.
Esto ya está dado por sentado por muchas personas, y la mayoría de entidades financieras así lo permiten, sin embargo, también existen algunas tarjetas de crédito que son bastante agresivas con sus cobros desde el momento en que se hace la compra, sin importar el número de cuotas.
Un análisis realizado por La República mostró que existen tres tarjetas de crédito que cobran fuerte aunque se deje la compra a una cuota, sus tasas son altas y no se da la posibilidad del no pago de intereses, pero cabe reconocer que también ofrecen una serie de beneficios, como millas para viajar y similares.
Estas son:
- Tarjeta Libre American Express de Bancolombia. Sus intereses inician a registrarse desde el día en que el consumidor realiza la compra y hasta un día antes del pago.
- Tarjeta de crédito Cero del Banco Popular: el monto por intereses se contabiliza de acuerdo a los días que han corrido, no a los meses.
- Tarjeta Free de Davivienda. Es muy similar a la Libre American Express, ya que los intereses corrientes también van desde el día de la compra, pero, en este caso, se extienden hasta el día en que se haga el pago.
La otra gran preocupación frente a estos plásticos se presenta cuando el deudor no puede pagar en un mes determinado y empieza a acumularse su deuda. En los casos que una persona toma o accede a un crédito bancario, pero finalmente no lo paga, hay diferentes escenarios posteriores que siempre afectarán al deudor.
Lo primero que sucede, y que es bastante conocido, es que el deudor queda reportado a las centrales de riesgo como Datacrédito, con lo que quedará excluido del sistema financiero, es decir, sin posibilidades de acceder a nuevos créditos o servicios de endeudamiento en empresas o almacenes, por ejemplo.
Así mismo, el banco empezará un proceso en el cual solicitará medidas cautelares, como que al deudor le podrían embargar el salario y los bienes que tenga a su nombre. Sin embargo, esto tiene que definirse bajo muchos atenuantes y circunstancias de orden social y económico.
Otra medida que toman los bancos es que venden su cartera a empresas de cobranza y estas empezarán una campaña de acoso al deudor, o a sus fiadores y familiares que estén relacionados con el servicio financiero, generando una dinámica incómoda para todos los implicados.