Un salario mínimo es la cantidad mínima definida por un país, como remuneración para un trabajador, por parte de un empleador. Esta cantidad, por ley, no puede ser inferior a la definida, en Colombia, tras una negociación que se lleva cada año entre centrales obreras y empresarios, con el Gobierno Nacional como mediador.
En ese sentido, los expertos auguran que el incremento del salario mínimo para el próximo año marcará la pauta para el crecimiento de la economía de Colombia.
Así las cosas, empresarios y trabajadores se verán obligados a ajustar sus finanzas en función del aumento que finalmente se produzca.
En ese sentido, con el paso de los días, la especulación y los análisis han ganado terreno para determinar el porcentaje de aumento que se deberá discutir en aras de alcanzar un acuerdo que beneficie a todos los participantes en la economía nacional.
Pese a las expectativas de un aumento más sustancial, la realidad que sugieren muchos expertos es que el salario mínimo podría ubicarse en torno a los $1.300.000.
No obstante, es importante no precipitarse en la discusión, la cual comenzará en poco más de una semana. Según los expertos más destacados en el ámbito local, existe la posibilidad de que el indicador alcance un valor superior al 9,5%.
Este cálculo toma en consideración que el salario mínimo en Colombia no puede ser inferior al dato de inflación previsto para 2024, según lo establecido por la Corte Constitucional.
En consecuencia, esta premisa se convierte en la base de las negociaciones que formalmente comenzaron este martes, 28 de noviembre. De esta manera, se abre la posibilidad de que el aumento sea del 10%.
Pero existen dudas respecto a las implicaciones que tendría un incremento desmedido del salario mínimo en Colombia para 2024, pues existe un tope mínimo, pero no uno máximo.
En ese sentido, el informe publicado por el Banco de la República ‘Efectos macroeconómicos del salario mínimo en Colombia’, este incremento desmedido puede reducir la creación y aumentar la destrucción de puestos de trabajo.
También alerta sobre el crecimiento en la separación y caída en la contratación de trabajadores, todo lo cual conlleva pérdidas de empleo formal.
Y aunque existen efectos positivos en el ingreso de la mayoría de los hogares, se observan impactos negativos en los ingresos de las familias más pobres.
Es decir, la implementación de la figura del salario mínimo en Colombia no está favoreciendo a los hogares más pobres. Aumenta la desigualdad de los hogares y del grupo de trabajadores ocupados, aunque para algunos subgrupos de ocupados el coeficiente Gini, disminuye.
También se pueden ver respuestas significativas que implican aumentos en los precios y la inflación como resultado del incremento del salario mínimo.