Por Francy Elena Chagüendo Azcárate/ Editora de Economía

La reducción de los precios de los bienes y servicios de la canasta familiar en los dos meses que quedan del año no será tan profunda como se esperaba.

Aunque las proyecciones indican que la inflación podría terminar en 9%, el dato aún es alto y las amas de casa todavía se quejan por los altos costos de algunos alimentos básicos.

Incluso, analistas de Bancolombia acaban de elevar su pronóstico de precios para este 2023 y lo pasaron a 9,6 % de un 9,0 % inicial, por cuenta del incremento en los precios de los combustibles y un fenómeno de El Niño más fuerte de lo esperado.

Hay que recordar que el costo de la gasolina está en Cali por encima de los $14.000 y puede terminar sobre los $15.000, pues el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, confirmó que faltan tres alzas.

“Estas fuerzas serán un obstáculo en el proceso de convergencia de la inflación a la meta del Emisor, aunque las elevadas tasas de interés serán la fuerza dominante que permitirán que esta variable mantenga la tendencia bajista”, indicaron en su reciente informe de proyecciones los economistas de Bancolombia.

Precisamente lo que las familias observan, cuando hacen mercado, es que algunos precios de los alimentos han bajado, pero otros siguen altos.

Inflación Cali al mes de septiembre del 2023. | Foto: El País

Asimismo, Soraya Muñoz, dice que se aterra porque cada que va al supermercado todo está más caro. “llevas $100.000 y no alcanzas a comprar nada, un mercado para quince días no se baja de $400.000 o $500.000 y eso buscando lo más económico”, comentó.

Lo que perciben muchas amas de casa sobre el valor de alimentos, lo confirma Óliver Medina, jefe de precios de la Central de Abastecimiento del Valle, Central de Abastecimiento del Valle, Cavasa.

“Los productos perecederos, granos y lácteos siguieron costosos en octubre. Frutas importadas y otras como el aguacate y la ciruela tuvieron alzas de entre el entre 8% y 38%. Asimismo, los costos de la papa guata y parda aumentaron de entre 42% y y 61%”, informó.

Agregó que se cerró el mes de octubre y, en lo corrido de noviembre, “continuamos con el común denominador del presente año, el cual nos sigue arrojando cifras con tendencia al alza. Seguimos inmersos en la canasta familiar mas costosa de los últimos años, a pesar de la mejoría que se presenta en algunos alimentos perecederos, granos y procesados que bajan ligeramente en sus precios.

Hasta el mes de septiembre, según el Dane, la inflación de alimentos estaba en 11,47 % en el país y 12,83% en Cali.

Por eso Jorge Rendón analista y docente de la facultad de Economía de la Universidad Libre, cree que la inflación seguirá su proceso de descenso, pero aún ritmo moderado.

“Al final de año vamos a estar por debajo de un dígito en la variación de los precios, dato que ya sería muy importante porque en diciembre del 2022 la inflación fue de 13,3% y ha venido en un descenso lento”, dijo el académico.

Aseguró que ese ritmo continuará porque “no creo que ocurra algo intempestivo que haga que esto cambio”.

Desde Scotiabank Colpatria proyectan que la inflación del 2023 terminará en 9,2 %. “Estimamos que para octubre, en términos anuales, la inflación seguirá cayendo, es importante recordar que la inflación está en 10,99 %, debería llegar alrededor de 10,5 % para el mes de octubre, esto en la medida de que los alimentos sigan ayudando a la inflación y también los bienes importados, que con la tasa de cambio un poco más favorable, han podido bajar un poco de precio”, comentó Sergio Olarte, economista principal de Scotianbank.

El Dane publicará este miércoles, 8 de noviembre, los datos oficiales de inflación al mes de octubre de este año.

Un niño inoportuno

Análisis de Laura Peña, miembro de BBVA Research Colombia

Este cierre de año se anuncia con días calurosos como preludio del fenómeno de El Niño, el evento climático que, aunque de nombre inocente, preocupa a los expertos.

Cada cierto número de años este fenómeno regresa como resultado del calentamiento del océano Pacífico, impactando la economía a través del alza de precios, el encarecimiento de la energía y una menor oferta de productos agrícolas.

Sin embargo, no todos los niños son igual de traviesos. Los expertos estiman que un fenómeno de El Niño débil no genera impactos que puedan percibirse directamente sobre toda la economía, mientras que un fenómeno fuerte sí podría alcanzar las consecuencias previamente descritas. Adicionalmente, la duración del evento climatológico es otro factor que influye en la gravedad de sus consecuencias.

Bajo el panorama señalado, existen tres elementos que preocupan en Colombia:

1) El Niño llega en un periodo en el que se tienen presiones inflacionarias altas a causa de otros factores, con niveles que son superiores a los vistos en 2016 (otro momento de fenómeno).

2) La inflación de alimentos se mantiene estresada, principalmente por la canasta de perecederos, que sería la primera afectada por el fenómeno.

3) El tema energético es álgido: aunque los embalses continúan en niveles altos, y dos turbinas de Hidroituango se incorporarán a la generación del servicio, las comercializadoras de energía enfrentan situaciones financieras complejas.

De materializarse los riesgos del fenómeno de El Niño, se afectaría directamente la velocidad a la que se modera la inflación, manteniéndola alta por más tiempo; no obstante, si corremos con la suerte de que la rabieta de nuestro niño dure poco, las presiones sobre la inflación serán acotadas.

Como con cualquier niño, no podremos anticipar todos sus movimientos, pero podemos prepararnos para evitar que su paso termine en un dolor de cabeza.

Algunas amas de casa creen que los precios de los alimentos siguen altos en los supermercados. Foto José L Guzmán. El País | Foto: El País

Tendremos dos caminos: sucumbir a sus efectos sin hacer nada y dar espacio a la especulación que lleve a alzas anticipadas de precios de los alimentos y la electricidad; o prepararnos correctamente para recibir a El Niño, pasando por el supermercado con anterioridad para equiparnos del menaje adecuado: uso cauteloso de los recursos hídricos, implementación de seguros agropecuarios, aceleración de la infraestructura necesaria, directrices que eviten una crisis del sector energético, entre otros.