Pérdidas por unos $40.000 millones dejó el bloqueo del corredor logístico Buga - Buenaventura que fue levantado ayer, como un gesto de “buena voluntad” por parte de las comunidades que interrumpieron el tránsito por la vía.
Edwin Maldonado, director del Comité Intergremial del Valle, explicó que este bloqueo, que se prolongó por cuatro días, dejó pérdidas diarias cercanas a los $10.000 millones, dado que por el corredor logístico se movilizan diariamente unos 6.000 vehículos, entre camiones y vehículos de servicio público y particular.
Los sobrecostos en materia de transporte equivalen a unos $2.000 millones diarios.
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“El Puerto de Buenaventura juega un papel clave en la economía colombiana, por lo que a su situación y a la de sus habitantes se les debe dar prioridad por parte del Gobierno Nacional. Esperamos que en las mesas de concertación se llegue a un acuerdo para que no se registren nuevamente estos bloqueos”, dijo.
Asimismo, el director del Comité Intergremial de Buenaventura, Víctor Julio González, recalcó que el puerto abastece a 12 poblaciones del Pacífico y ese abastecimiento no se está dando en su totalidad y por consiguiente lo poco que llega tiene un sobrecosto.
“El 46% del comercio exterior del país que se atiende por el puerto resultó seriamente afectado y más que eso el nivel de competitividad se ha perdido, lo que disminuye las oportunidades de empleo en el municipio, perjudicando la seguridad en la zona”, anotó González.
Entre tanto, Juan David Castaño, gerente regional de la Asociación Nacional de Comercio Exterior, Analdex, regional Suroccidente, indicó que el puerto ya tenía un acumulado de mercancía represada por el cierre de la vía, debido a la ola invernal, pero “se podría decir que dejaron de salir de Buenaventura mil contenedores diarios, generando altos sobrecostos, pues cada contenedor que quede almacenado en bodega deben pagar US$100 diarios”.
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Igualmente, el Gerente Regional de Analdex, indicó que estos contenedores contienen autos, repuestos para la industria automotriz y alimentos como maíz, trigo, harina de trigo, acite de soya, sal y abonos minerales, entre otros.
En total, por cada día de bloqueo se dejaron de movilizar unas 65.000 toneladas de mercancía.
El señor González agregó que ante la difícil situación vivida en los últimos días, más los reportados desde hace más de dos meses, dejan una gran preocupación en la comunidad, porque día tras día el abastecimiento de alimentos, comercio y traslados a la ciudad de Cali, fueron traumáticos por los sobrecostos, en razón a la imposibilidad de transportarse entre Dagua y Loboguerrero.
Finalmente, Fredy Asprilla, director regional de Colfecar, en Buenaventura, insistió en el llamado al Gobierno Nacional para que continúe pendiente de la región Pacífico, teniendo en cuenta que Buenaventura es la despensa de esta región del occidente colombiano.
¿Qué se buscaba con el bloqueo?
Durante cuatro días las comunidades indígenas residentes en los corregimientos de Cisneros y La Delfina bloquearon el corredor vial, exigiendo atención por parte de los gobiernos nacional y departamental para atender la emergencia que viven por causa de la ola invernal.
Más de 120 familias de estas zonas resultaron damnificadas y perdieron sus viviendas, cultivos y animales, pues las crecientes de los ríos Dagua y Pepitas destruyeron todo a su paso.
En la madrugada de ayer las comunidades y representantes del Gobierno Nacional llegaron a un acuerdo y se tomó la decisión del despeje del corredor logístico.
Así fue como ayer hacia las 2:30 p.m. se instaló una mesa de diálogo en la iglesia del corregimiento de Cisneros, entre líderes de ambas partes.
Isidoro Riascos, vocero de la comunidad Cimarrón, fue enfático en decir que “tenemos voluntad de diálogo y por eso despejamos la vía a la espera de llegar a acuerdos reales que nos beneficien a todos. Si el Gobierno no cumple, volveremos a bloquear la vía”.
Hasta el cierre de esta edición, los líderes de la comunidad habían expuesto sus necesidades y el Gobierno Nacional quedó comprometido en enviar maquinaria para mitigar el riesgo de inundación de las viviendas por la subida del cauce de los ríos Dagua y Pepitas, que pasan por los corregimientos de Cisneros y La Delfina, así como la entrega de ayudas humanitarias que contienen alimentos y elementos necesarios para suplir sus necesidades básicas.
Gobierno, gremios y comunidad esperan que esta situación llegue a feliz término y no se vuelvan a presentar taponamientos que perjudican la economía de la región.