Teniendo presente la importancia que para el medio ambiente, la salud, la economía y otros aspectos, resulta dar una disposición final correcta al Aceite de Cocina Usado, ACU, Laura Camila Gómez, cuando era estudiante de último semestre de Ingeniería Ambiental de la Universidad Autónoma de Occidente, UAO, planteó en su proyecto de grado la transformación de ese elemento generado en las cafeterías del centro educativo en un producto nuevo: velas con olor y color.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Tecnología de Argentina, un litro de aceite vegetal o de cocina usado puede contaminar hasta mil litros de agua.
Este es solo uno de los impactos de la mala disposición del aceite de cocina ya empleado, pues también afecta el suelo, la salud humana y a algunos animales.
En nuestro país, el 35 % del aceite de cocina que se utiliza se convierte en residuo y en una carga contaminante, ya que algunos hogares e instituciones lo disponen directamente en el sifón.
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Esta mala costumbre afecta también el sistema de alcantarillado, donde se ve reflejado en el taponamiento y problemas de saneamiento en las redes. Además, cuando el ACU se une con restos de jabón y detergente de uso doméstico, se generan bolas de grasa que ocasionan atascos en colectores y sobrecostos en las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales.
Con argumentos como estos, Laura Camila logró el respaldo de su centro educativo. Su proyecto se desarrolló en el laboratorio de Bioprocesos de la UAO, a través del Semillero de Investigación Aprovechamiento de la Biomasa, en donde, con el acompañamiento del auxiliar de laboratorio Javier Jurado y la docente Luz Marina Flórez, se realizó un trabajo de investigación, análisis y pruebas, que permitió la obtención de un producto nuevo a partir de un residuo, en este caso, una vela.
“Este proyecto resalta la labor de los futuros ingenieros ambientales en donde es importante plantear soluciones sostenibles, pertinentes y económicamente viables, capaces de reducir el impacto ambiental en diferentes procesos de la cotidianidad, en este caso, la cocina”, expresó el auxiliar de laboratorio Javier Jurado.