Durante el confinamiento generado por la pandemia del covid-19, hace tres años, cuando todas las actividades cotidianas se realizaron desde la virtualidad, las clases universitarias no fueron la excepción. Tanto estudiantes como profesores interactuaban, cada uno desde su casa, a través de la pantalla de un dispositivo móvil, en la que, en la mayoría de los casos, los alumnos solo encendían su micrófono sin imagen al momento de su intervención; incluso hubo quienes no participaban.
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A medida que los universitarios iban acostumbrándose a la nueva modalidad, muchos empezaron a sentir que ciertas habilidades o costumbres académicas que dominaban en la presencialidad se iban disminuyendo, lo cual les ocasionó efectos adversos, que se manifestaron al regresar a clases, de manera física, desde el inicio del 2022, cuando el gobierno nacional por medio de la resolución 2157 de 2021 declaró que todas las instituciones educativas del país debían retomar la presencialidad al 100 %.
El País se contactó con tres universidades de Cali, las cuales han implementado estrategias y programas para enfrentar las distintas problemáticas que algunos de sus estudiantes vivieron durante el tiempo de pandemia y que de regreso a la realidad han tenido consecuencias.
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Los estrictos protocolos de distanciamiento vividos durante la pandemia ha sido uno de los factores por los cuales los universitarios han tenido deficiencia en sus relaciones con los demás en el campus universitario.
Universidad del Valle
Al ser este un centro educativo, en su mayor parte, conformado por estudiantes de minorías provenientes de distintos territorios rurales del Pacífico colombiano, muchos recibían clases virtuales desde sus veredas, y al momento de tener que retornar a la presencialidad en Cali, se les dificultó el desplazamiento hacia el campus, ya que se acostumbraron a asistir a sus clases desde la comodidad de sus hogares sin tener que invertir tiempo y dinero.
Ante la falta de motivación de los estudiantes debido a ese problema, el centro educativo ejecutó medidas intermedias, implementó algunas clases presenciales y otras virtuales con el fin de que los jóvenes volvieran a adaptarse de nuevo a la presencialidad.
Por otro lado, en cuanto a las relaciones interpersonales con sus compañeros también tuvo un gran impacto en los universitarios. Durante el confinamiento, cuando se realizaban sesiones de grupo virtuales en asesorías académicas, debían estar detrás de una pantalla en las que cada uno, opcionalmente podía encender la pantalla, pero su gran mayoría no lo hacía.
De acuerdo con la profesora Martha Lucia Vásquez, “hoy en día, en la presencialidad, ha sido complejo para estos jóvenes mantener nuevamente el compañerismo cara a cara, como lo hacían antes del inicio de la pandemia, sobre todo en la parte de los trabajos en grupo”.
No obstante, un programa clave del que este centro educativo ha podido valerse, desde la Estrategia Ases, que nació desde la pandemia, pero ahora se realiza con mayor frecuencia, es un taller dirigido por una joven del área de teatro que se llama ‘Cuerpo Expandido’.
Este tiene como objetivo fortalecer habilidades corporales, comunicativas y pedagógicas de los estudiantes.
Y surgió teniendo en cuenta que los estudiantes en su encierro estuvieron afectados por no tener relaciones interpersonales activas con sus compañeros, debido a la distancia, y en el taller les enseñan que por medio de sus cuerpos pueden interactuar con otros y expresar lo que ellos desean comunicar.
Universidad Icesi
La principal temática que afectó a sus estudiantes de esta universidad durante el confinamiento fue el aspecto socioemocional. Precisamente, la pandemia reveló la importancia de la interacción del contacto y de la cercanía con el otro.
De ahí que este centro educativo haya fomentado áreas de acompañamiento socioemocional que, por un lado, permiten acompañar la situación actual de los estudiantes, y por otro, les generan condiciones socioemocionales mucho más robustas para enfrentar crisis, momentos de soledad y distancias que son propias del mundo contemporáneo.
“Esas estrategias socioemocionales se han dado en diferentes niveles, la atención psicológica que se da desde Bienestar Universitario, comunidades de apoyo con intervención de profesores, colegas y estudiantes, sosteniéndose y apoyándose entre sí, y los temas de discusión que se ponen a rodar en ciertas asignaturas que hacen parte del plan de estudios de todos los programas de pregrado que pretenden ya no acompañamiento emocional sino una formación emocional”, afirma Ana Lucía Paz, decana de Innovación Educativa y fortalecimiento del PEI de la Universidad Icesi.
- Un estudio de la Universidad del Rosario resalta que a raíz de estas consecuencias que se están presentando en los universitarios durante el retorno a la presencialidad, desde hace un año en Colombia, es urgente la necesidad de implementar en las instituciones de educación superior programas de intervención que promuevan el desarrollo de habilidades sociales y emocionales para afrontar situaciones desafiantes de la vida.
- Las depresiones o ansiedades que hoy en día sufren algunos universitarios se deben a que las redes sociales y la conexión virtual dan una falsa sensación de pertenencia y soporte social.
Pontificia Universidad Javeriana
En esta institución, la principal habilidad académica que ha afectado a los estudiantes ha sido presentar exámenes en sus distintas asignaturas, debido a que mientras estaban en el confinamiento, la gran mayoría de docentes de este centro educativo y de otras universidades del país tuvieron que realizar e innovar metodologías que permitieran afrontar esa situación como realizarlos a través de una plataforma virtual o llevar a cabo una actividad alternativa que no fuera tan teórica.
Ese proceso, necesario en su momento, implicó que el habitual ejercicio que tenían los estudiantes antes de pandemia de entrar al salón a presentar un examen, se tornara complicado a su regreso, al venir con otras metodologías como buscar la información en internet o acceder a los datos de manera diferente a la asimilación de contenidos.
Otra habilidad distinta a la académica que perdieron algunos de los universitarios javerianos ha sido respecto a la manera en que afrontan sus vidas, debido a que en la época de pandemia al estar confinados en sus hogares no enfrentaron situaciones cotidianas de la presencialidad como el tráfico, la demora del transporte público, un accidente o que un profesor no les permitiera entrar al salón de clases. “En la actualidad tenemos muchos estudiantes que sufren brotes de ansiedad porque el profesor no los dejó ingresar, les fue mal en un parcial o no se entendieron bien con sus compañeros. Frente a estas dificultades naturales de la vida, se sienten un poco paralizados”, manifiesta Hosanna Pérez, psicóloga del centro de bienestar de la Pontificia Universidad Javeriana Cali.
En cuanto a las estrategias que ha llevado a cabo esta universidad, desde sus centros de acompañamiento, para enfrentar estas problemáticas, están las actividades culturales, como el teatro y las disciplinas deportivas, para quienes tienen dificultad en relacionarse.
Por su parte, el Centro Pastoral ha ayudado a estos jóvenes a reconectarse, no desde lo religioso sino más bien desde lo espiritual, debido a que la pandemia les dejó mucha desesperanza y muchas preguntas existenciales.
Igualmente, el Centro de Bienestar ha promovido actividades como desarrollo de habilidades de afrontamiento, talleres de ansiedad y acompañamiento a los estudiantes en sus carreras, según las observaciones de los directores del programa.
Las matemáticas también ha sido otra habilidad que a los jóvenes se les ha dificultado en su regreso a la presencialidad, ya que no tienen el mismo nivel de antes.
Experiencias de estudiantes
Michael Steven Castrillón es estudiante de Ingeniería Electrónica de la Universidad del Valle y actualmente cursa séptimo semestre.
Él comenta que durante la pandemia sintió que perdió la costumbre de separar los horarios de repaso y el desarrollo de sus actividades académicas; debido al constante estrés de no poder comprender las explicaciones de las clases virtuales. “La falta de planificación horaria, afectó mis actividades personales y familiares, puesto que excedí las horas de estudio y reduje las horas en que compartía con mis familiares”.
Asimismo, empezó a tener problemas con sus habilidades sociales, que fue perdiendo poco a poco; manifiesta que perdió la paciencia en las conversaciones con sus compañeros de trabajo, y la confianza en la asignación de tareas individuales para el funcionamiento del grupo, ya que por situaciones personales y como resultado de la pandemia, muchos debieron aplazar la carrera o abandonarla por completo.
En el regreso a la presencialidad el control de sus horarios mejoró considerablemente, y admite que “así es más fácil entenderle al profesor que en la virtualidad, y las dudas son despejadas con rapidez, gracias a la retroalimentación de mis compañeros en el salón de clases”.
Sin embargo, como consecuencia negativa de la presencialidad, Castrillón indica que esta se refleja en el alto costo del transporte masivo MÍO; debido a que “para muchos estudiantes al igual que yo, quedamos muy “precisos financieramente”.
Willian Jeferson Agudelo es estudiante de Ingeniería Agrícola de la Universidad del Valle y cursa séptimo semestre. Cuando debió abandonar el campus universitario en el 2020 a raíz de la contingencia sanitaria, sostiene que “fue algo devastador, pues no contaba con las herramientas necesarias para enfrentarme a una vida con virtualidad”. Al vivir en una vereda rural, debía desplazarse hasta una escuela apartada, debido a que era su única opción para acceder a las clases asistidas por tecnología.
Pese a que en algún momento pensó en desertar de la vida académica, Agudelo recibió apoyo por parte de la Estrategia Ases como el acceso a una simcard con datos móviles y a una tablet que facilitaron la asistencia a clases de manera oportuna.
“Al inicio de la pandemia fue muy difícil comprender algunas asignaturas, pues no tenía lo necesario para enfrentarme a ellas y la deserción era una de las opciones más factibles, pero fue en ese momento cuando la Estrategia ASES intervino, y me aportó todo lo que requería para continuar con mis estudios y no abandonar ese sueño de ser un profesional que tengo desde niño”, concluye el universitario Agudelo.