En el Hospital Brigham and Women’s, afiliado a la Escuela de Medicina de Harvard, una de las universidades de mayor prestigio a nivel mundial, trabaja desde hace tres años y medio el médico caleño Juan Pablo Herrera Escobar como investigador de planta en el Departamento de Cirugía.

De piel trigueña, delgado y una cálida sonrisa, este joven de 32 años transmite la mejor actitud en la misión que escogió: ayudar a los pacientes de trauma desde la investigación médica y de salud pública.

En su horario laboral suele vestir una chaqueta de lana color negra de la marca estadounidense ‘Patagonia’. La prenda, en su lado superior derecho tiene los logos de la Universidad de Harvard y del Hospital Brigham and Women’s, acompañados de un pequeño texto que dice Trauma, Burn, Surgical Critical Care and Emergency General Surgery, lo que en español traduce “Trauma, Quemaduras, Cuidados Intensivos Quirúrgicos y Cirugía General de Emergencia”. Aun cuando ya lleva más de siete años radicado en la ciudad de Boston, Massachusetts, todavía conserva su acento caleño.

El doctor Herrera Escobar es bachiller del Colegio Berchmans, de la promoción del 2008. A los 17 años emigró a Bogotá para estudiar Medicina en la Pontificia Universidad Javeriana, de donde es egresado, y a lo largo de su carrera profesional se ha dedicado a la investigación de pacientes de traumatología. Ha sido de los pocos colombianos del campo de la Medicina que ha tenido el privilegio de estudiar en la Universidad de Harvard y trabajar en hospital, el Brigham and Women’s.

En sus investigaciones en el campo del trauma ha participado junto a otros colegas en la realización de ensayos y artículos científicos que tienen como objetivos entender cómo se recuperan los pacientes después del trauma y cómo él y sus colegas pueden hacer para que se recuperen de una mejor manera, bien sea de un accidente de tránsito, una herida por arma de fuego o cualquier otra lesión traumática.

“Ha habido varias investigaciones puntuales, una en particular se enfocó en los pacientes con heridas por arma de fuego y consistió en observar cómo les iba a ellos en el largo plazo y en identificar cuáles eran los factores de riesgo para que a algunos pacientes les fueran mejor que a otros, con el fin de identificar aspectos que pudiéramos hacer para evitar que a ellos les vaya mal en su proceso de recuperación”, resalta Juan Pablo.

Su año de servicio social obligatorio, que como lo manifiesta, fue bastante productivo para él, lo realizó en la Fundación Valle del Lili, en Cali, entre el 2014 y 2015. Allí ejerció como médico rural en investigación en el Centro de Investigaciones Clínicas de la institución y también en el Departamento de Ortopedia, con el doctor Juan Pablo Martínez y en el Departamento de Cirugía de Trauma con el doctor Carlos Ordóñez. Este último se convertiría en su mentor y consejero. Hoy en día sigue trabajando con él en algunos proyectos a través de la virtualidad. Desde ahí empezaría su aventura en Harvard.

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El sueño hecho realidad

En un día soleado de la Sucursal del Cielo, mientras Juan Pablo seguía concentrado en su rural realizando labores de investigación en la entidad caleña y gracias a unos estudios y trabajos que estaban realizando y que datos recopilados estaban siendo utilizados por el Registro de Trauma de la Fundación Valle del Lili, a su maestro, el Dr. Carlos Ordóñez, le llega una convocatoria desde Boston por parte de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard que ofrecía una beca para un fellowship, dirigido a uno de sus investigadores, con el fin de que pudiera mudarse a Boston y reforzar su conocimiento en traumatología.

Entonces, el doctor Ordóñez hace un contacto con el doctor Adil Haider, quien es un cirujano de trauma del Hospital Brigham and Women’s para notificarle que de todo su equipo de investigadores habían tomado la decisión de elegir a Juan Pablo, debido a sus grandes capacidades y el buen comportamiento que demostró durante toda su estancia en la Fundación Valle del Lili. La beca tenía una duración de dos años y el cupo se abrió gracias a una alianza que se hizo a través de la Sociedad Panamericana de Trauma.

En noviembre del 2015 llega a Harvard y desde ese entonces han transcurrido siete años que él divide en tres grandes etapas: “La primera el fellowship; la segunda para realizar la Maestría en Salud Pública que ofrece la Universidad de Harvard, y la tercera, como investigador de planta, que es a lo que actualmente estoy dedicado”, narra desde su oficina en el Hospital Brigham and Women’s.

Para cumplir cada una de estas fases en Harvard tuvo que enfrentarse a una serie de requisitos: Para el fellowship debía tener cierta experiencia en investigación, un interés específico en el área de cirugía de trauma, manejo del idioma inglés y experiencia escribiendo artículos científicos.

Para la Maestría en Salud Pública debió responder un test de competencias cuantitativas, escritura y razonamiento verbal, un test en inglés, presentar su hoja de vida, tres cartas de recomendación, un ensayo personal sobre la motivación por la que deseaba hacer la maestría y llenar una serie de cuestionarios y formularios.

Para su labor como investigador de planta, después de haber salido egresado de la maestría, fue un proceso en el cual, de manera independiente, se dio a la tarea de buscar empleo y en el Hospital Brigham and Women’s lo halló. Le exigieron un perfil con experiencia en investigación y un récord de publicaciones, sin embargo, él considera que lo que más le ayudó fue haber realizado el fellowship en la Harvard algunos años atrás.

Sin duda alguna, uno de los logros más importantes que ha obtenido Juan Pablo durante sus siete años de estadía en esta reconocida universidad ha sido la publicación de un artículo de su autoría en una de las revistas más prestigiosas del campo de la medicina a nivel mundial, como lo es el New England Journal of Medicine, porque de acuerdo con su colega mexicano Pablo Uribe no es para nada fácil poder publicar allí.

Lograr publicar en el New England Journal of Medicine es bien difícil, destaca su colega ‘manito’, ya que muy poca gente logra tener una publicación ahí y muchos médicos investigadores pueden haber sido grandes eminencias y haber trabajado toda la vida, pero no lograron estar en este ‘journal’, así que eso es un súper éxito para Juan Pablo. “Esto él ya lo había pensado en algún momento de su vida y había estado trabajando duro por ello y lo logró muy joven, comparado con mucha gente mayor que ni siquiera lo logra”.

Inclusive, dicho artículo ya ha podido lograr impactar en la vida personal de sus familiares, como en el caso de su hermano mayor Julián Herrera, de 33 años, debido a que él, recientemente, sufrió una fractura en un dedo del pie y cuando le sucedió, lo primero que se le vino a la mente fue la temática que Juan Pablo investiga que es la traumatología y la lectura que había hecho sobre ese texto: “El artículo que él publicó en el New England Journal of Medicine, en el cual él mencionaba el impacto mental que el trauma deja a largo plazo, me hizo reflexionar en que yo tengo que aplicar esto para mí mismo ahora, tengo que estar tranquilo, no dejarme afectar por todas las secuelas que me pueda dejar eso, la ausencia laboral, el dolor que pueda sentir por un tiempo mientras me recupero”.

Cuando Juan Pablo ya había cursado su maestría y decidió seguir haciendo su vida laboral en Harvard, considera que trabajar en el Hospital Brigham and Women’s ha sido fundamental para su dominio de la lengua inglesa, debido a que es muy diferente practicarlo académicamente que en las conversaciones cotidianas: “Lo que más me ha ayudado de estar viviendo en Boston es haber tenido la experiencia de trabajar en el Hospital porque el manejo del idioma en el nivel académico es muy diferente al inglés conversacional del día a día y para eso, definitivamente, creo que lo que más me ayudó fue estar acá y estar practicando todos los días con mis colegas, con mis mentores y con todas las personas que me rodean”.

Lengua Inglesa
​En cuanto al idioma inglés no ha sido una dificultad para él, ya que desde muy temprana edad lo empezó a aprender cuando cursó su primaria en el colegio bilingüe British School de Cali, el cual sentó muy buenas bases para el manejo del idioma y ese proceso lo continuó en el bachillerato en el colegio Berchmans del cual considera que tanto las clases como los profesores le permitieron lograr un muy buen nivel que le ayudó en un principio a ingresar en el fellowship.

Hijo de tigre...

Su amor por la medicina, específicamente en la investigación, que es lo que él se ha dedicado a lo largo de su carrera, le nació desde que era un niño cuando veía a su padre, el doctor Julián Alberto Herrera Murgueitio, quien fue decano de la Facultad de Salud de la Universidad del Valle de 2012 a 2014 y también es médico investigador, haciendo proyectos de investigación que ayudaban a las personas, especialmente a la población de mujeres embarazadas, para poder reducir en ellas una enfermedad llamada preeclampsia.

“Para mí siempre fue muy inspirador ver a mi padre como mi modelo a seguir, él es y siempre ha sido mi primer mentor y la persona que más he admirado en la medicina y en la investigación. Creo que por ahí empezó a sembrar esa semilla y luego ya me fui dando cuenta de que yo quería estar en una disciplina donde pudiera ayudar a la gente, siempre me gustó mucho la parte de entender cómo funciona el cuerpo humano, de entender por qué la gente se enferma y qué podemos hacer para que se mejoren y se mejoren más rápido, entonces por ahí empecé a atar todos los cabos y me metí por el área de la medicina”, comenta Juan Pablo.

Su hermano Julián también coincide en que este amante de las maratones, manifestó que quería ser un médico desde muy temprana edad debido a que percibió que tenía esa vocación de ayudar a las demás personas y siempre estuvo firme en eso. Además, resalta que la habilidad que tiene Juan Pablo en sus manos fue fundamental para que optara por el mundo de la medicina: “él siempre fue muy habilidoso con sus manos para hacer manualidades o para jugar deportes y considero que esas actividades también le ayudaron para que se convirtiera en médico”.

Durante su estadía en Harvard este amante de los viajes, ha tenido la oportunidad de conocer personalmente en el campus a grandes figuras del área académica de la medicina, a esos autores de los libros que leía cuando cursaba sus estudios de pregrado. También ha conocido en persona al multimillonario empresario Mark Zuckerberg y personalidades relacionadas con la política internacional como la excanciller alemana Angela Merkel, el expresidente colombiano Juan Manuel Santos y el ex secretario general de la ONU Ban Ki-moon.

Su amigo y colega colombiano Antonio Arciniegas lo describe como “una persona muy inteligente con un excelente sentido del humor, y perspectivas únicas y profundas de la vida, las situaciones y las personas más allá de lo que aprende. Para mí y todos los que hemos estado a su alrededor ha sido evidente que su calidad humana destaca una lealtad muy profunda con sus amigos, familia y consigo mismo. Juan Pablo es un hombre sincero, respetuoso, tenaz, de extrema valentía y que sabe identificar las cosas más valiosas de la vida y hacer lo mejor de ellas”.

De los hobbies preferidos de este joven está correr maratones. Actualmente se está preparando físicamente para participar en la Maratón de Tokio, la cual se llevará a cabo el próximo 5 de marzo; esta es una pasión que comparte con su colega Pablo Uribe. El mexicano considera que este pasatiempo “forma parte de su determinación y pasión”.

Otro de sus hobbies es la música latina porque como buen caleño es apasionado por la salsa y por la música urbana y siempre trata de estar muy pendiente de los conciertos de artistas latinos que se presenten en Boston, como por ejemplo el Grupo Niche, que actuará en esa ciudad dentro de unos pocos días.

Juan Pablo considera que el conocimiento que ha estado adquiriendo en Harvard durante los últimos siete años le servirá para afianzar y aportar un granito de arena a la investigación médica y de salud pública en Colombia y aunque aún no sabe cuándo volverá a su tierra natal, sí tiene muy claro que cuando lo haga le apostará a trabajar por el fortalecimiento de la infraestructura para realizar investigación médica de calidad desde el ámbito académico, publico, o privado porque él cree que en Colombia desafortunadamente no existen incentivos para realizar investigación y por eso la mayoría de los médicos se limitan a dedicarse a la parte clínica. Igualmente se dedicará a trabajar porque los productos de la investigación médica y de salud pública se traduzcan efectivamente en el desarrollo de programas o políticas públicas que impacten de manera positiva la salud y el bienestar de las personas.

Su maestro, el Dr. Carlos Ordóñez se siente muy orgulloso de tener a su pupilo laborando en Boston y respecto a todo el conocimiento que ha adquirido allá afirma que “le servirá de gran manera no solamente para aportar a la investigación médica en nuestro país, sino que le podría servir para que en un futuro, posiblemente, pueda ser designado como Ministro de Salud de Colombia”.