En marzo del 2022, un informe de la Organización Mundial de la Salud, OMS, basado en una revisión de las repercusiones de la pandemia en la salud mental, y en estimaciones del último estudio de Global Burden of Disease, concluyó que la pandemia desencadenó un aumento del 26 % y un incremento del 28 % de la ansiedad y los trastornos depresivos graves en el mundo y que la población joven corre un riesgo desproporcionado de comportamientos suicidas y autolesivos.

Esta problemática también ha afectado a Colombia, pues el Ministerio de Salud y Protección Social informó, a través de un documento después del primer año de pandemia, que en los últimos cinco años se ha presentado un aumento del 34,6 % en el número de personas atendidas en salud mental.

Ante esto, la Universidad Nacional de Colombia, Unal, creó la Cátedra Nacional de Inteligencia Emocional, la cual nació como una iniciativa de docentes y directivos pertenecientes a la sede del municipio de Palmira, quienes, al enterarse de la grave problemática de salud mental en sus estudiantes, decidieron crear una propuesta académica para todo el país como una salida al estrés pospandemia, y consiguieron que fuera seleccionada, junto con otras tres cátedras, para ser financiada por la Vicerrectoría de Investigación en todas las nueve sedes de la Universidad.

​Lea también: Cinco estrategias de las universidades caleñas para recibir a los primíparos

“Una salida al estrés pospandemia”

De acuerdo con un comunicado expuesto por la Unal, la Cátedra Nacional de Inteligencia Emocional surgió después de que los maestros evidenciaron el alto impacto que tuvo la cuarentena en la población estudiantil, en la cual, una gran cantidad de alumnos se vieron expuestos a situaciones que resultaron en ansiedad, estrés, depresión y otras crisis emocionales, “todo esto tanto por pérdida de familiares, como por los cambios en el modo de enfrentar la academia y pasar de espacios virtuales a presenciales, muchos en ambientes externos adversos y situaciones de violencia intrafamiliar”.

Juan Gabriel León, docente y decano de la Facultad de Ingeniería y Administración de la Unal sede Palmira, quien también ha hecho parte del proceso de creación y desarrollo de esta estrategia, explicó que “la cátedra fue dictada durante el segundo semestre del 2022, como un curso electivo a nivel nacional y contó con la participación de casi 300 estudiantes pertenecientes a las 9 sedes de la universidad”.

Actualmente, gracias al éxito que el curso tuvo, “para este año decidimos montar el mismo curso de forma presencial. En el momento, tenemos un poco más de 130 estudiantes inscritos y este se dictará durante este primer semestre del 2023”, dijo León.

Lea además: Las visiones actuales de la figura paterna en la crianza

¿Para qué crear una cátedra de salud mental?

La salud mental es definida por la Organización Mundial de la Salud, OMS, como “un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y puede aportar algo a su comunidad”.

Por su parte, el decano Juan Gabriel León, define el estrés como una conducta. “Es el resultado de una emoción mal manejada y no es propiamente generado a partir de una debilidad académica, porque un estudiante puede sentir estrés por diferentes situaciones, o sea, que puede derivarse de otros problemas como económicos, de pareja u otras circunstancias sociales”.

En el caso de los estudiantes de educación superior, estos deben asumir una serie de responsabilidades asociadas a las actividades académicas, familiares y sociales, las cuales pueden considerarse como factores estresantes e influyentes en su salud mental.

Durante y después de la pandemia, muchas de estas responsabilidades y las formas de responder a ellas tuvieron que ser modificadas por los estudiantes. Por esto, según León, se encontró que ellos desarrollaron sentimientos como el estrés y que tienen que ver con el proceso pospandemia. “Actualmente, quienes están acabando su carrera, básicamente la hicieron virtual en cuarentena y la otra mitad presencial. Esto ha causado conflictos para los estudiantes porque se acostumbraron a no tener planes de estudio, porque estaban acostumbrados a una flexibilidad académica y a una dinámica distinta a la que hay en la presencialidad”, explica el decano.

​Dados estos conflictos, la cátedra fue implementada como una estrategia para apoyar a los estudiantes de todas las carreras en temas de su salud mental, con el fin de que estos se pudieran sentir escuchados y que tuvieran la oportunidad de acceder a estos espacios tan distintos a los convencionales dentro de su plan académico.

Una de las participantes de la primera edición del curso es Elizabeth Getiva, estudiante de cuarta matrícula de Filología e Idiomas con énfasis en inglés de la Unal. Según ella, “matriculé el curso porque siempre estoy buscando electivas que me aporten no solo al campo de mi carrera, por eso, al buscar, vi la asignatura sobre inteligencia emocional y me pareció genial, pues no había visto nada parecido en la universidad”.

Consejos
- Estos son consejos brindados por el decano Juan Gabriel León y la Clínica Mayo:

- Controlar la mente y el ego: es importante entender que los seres humanos están en la capacidad de dominar su mente, porque somos seres superiores a esta.

- Vivir el presente: Nuestro drama humano, acompañado de la mente y el ego, es lo que nos hace vivir en situaciones pasadas o pensando en lo que podría suceder, lo cual genera reacciones emocionales que afectan. El pasado y el futuro hacen parte del drama humano; el presente es lo que vivimos aquí y ahora, sin pensar en lo que ya ocurrió o en lo que puede suceder.

- Meditar: transmite una sensación de calma y equilibrio que beneficia el bienestar emociona y la salud general.
Mantenerse activo: ayudará a reducir el estrés, liberar endorfinas y otros químicos neurales naturales que aumentan la sensación de bienestar.

- Evitar hábitos dañinos: Algunas personas lidian con el estrés con métodos que generan graves daños en la salud, como tomar demasiada cafeína o alcohol, fumar, comer en exceso o consumir sustancias psicoactivas.

- Conectarse con otras personas: El contacto social es un buen calmante para el estrés porque puede ofrecer distracción, brindar apoyo y ayudar a tolerar los altibajos.

- Rutina de sueño: que sea tranquila a la hora de acostarse. Escuchar música relajante, dormir las horas suficientes y mantener un horario constante para mantener un buen estado
de ánimo.

- Ir a terapia: Los asesores profesionales o terapeutas son una gran ayuda para lograr identificar las fuentes de estrés y aprender nuevos medios para afrontar y manejar los desafíos emocionales.

Metodología

Según León, este curso, en su segundo semestre de estar activo, se desarrolla semanalmente cada jueves, en una duración de tres horas, desde las 8:00 hasta las 11:00 a.m. “Este se dicta teniendo en cuenta la modalidad de seminarios y talleres prácticos, en donde todos los temas que son desarrollados a lo largo del semestre tienen un hilo conductor global”, asegura el decano.

La asignatura se desarrolla con un ciclo de conferencias con temáticas como: creación y origen de las emociones; el comportamiento humano; la carga del clan familiar; sanación integral; lógica y emociones; economía emocional; las siete leyes universales y el poder de conectar con otros.

Todas estas temáticas son abordadas por profesionales, con el fin de que los estudiantes puedan entenderlas e indagar sobre las mismas. “Nuestro equipo está compuesto por psicoterapeutas, psicólogos y coaches en liderazgo y desarrollo personal”, afirma León.

Por otro lado, el decano comentó acerca de la forma en la que, como asignatura, deben ser evaluados los estudiantes. Según él, “es imposible evaluar de forma convencional a los estudiantes en este sentido, sin embargo, la evaluación del curso como tal se da en términos de participación en clase de los estudiantes”.

Con respecto a los temas tratados en la cátedra, Getiva afirmó que, “todos los temas que tratamos en las clases ayudan a entender el funcionamiento de la mente y gestionar las emociones, también cómo los estados emocionales influyen en nuestra salud, no solo a nivel mental sino físico. Además, recuerdo que estudiamos cómo mejorar las habilidades para comunicarse y sobre la meditación”.

También, la estudiante relató una de sus experiencias con lo aprendido en las clases de inteligencia emocional: “Sin duda, los temas que más me impactaron fueron los que trataban sobre cómo las enfermedades están tan relacionadas con nuestras emociones y las creencias que tenemos. Frecuentemente, teníamos invitados en las clases, y una de ellas trataba el tema de biodescodificación. Saber sobre esto me ayudó muchísimo, porque para ese entonces yo estaba muy mal de salud. Entre las muchas cosas por las que estaba pasando, tenía una anemia muy severa y me habían encontrado un quiste en el ovario que había crecido la mitad del tamaño del ovario, y por eso iban a operarme en cuanto me recuperara de la anemia. Yo investigué por mi cuenta sobre la biodescodificación, porque lo que aprendí en la clase es que casi siempre hay un problema emocional o de creencias detrás de cada enfermedad. Encontré el problema detrás de ese quiste, trabajé en ello y dos meses después me hicieron un examen y el quiste había desaparecido por completo”, expresó Getiva.

El decano Juan Gabriel León explicó que “esta cátedra ha significado un impulso para que la Universidad pueda lanzar programas de educación continua y permanente, con diplomados en inteligencia emocional y con cursos de extensión universitaria en este tema, enfocados en colegios para los niños en edades de 10 a 18 años, de manera que ellos puedan contar con este tipo de información, para que su inserción a la academia universitaria sea mucho más manejable”.

Por su parte, Getiva hizo énfasis en la importancia de que cursos como estos sean implementados por las universidades: “Con todo lo que los jóvenes tenemos que lidiar en la universidad, sumado a los problemas personales y familiares, esta asignatura debería ser obligatoria para todos. El hecho de que te brinden herramientas que te ayuden a gestionar las emociones o a mejorar tu salud mental, eso hace toda la diferencia, y el solo hecho de poder hablar libremente de tus problemas en clase, con tus compañeros o con los profesores, ayuda mucho. Ojalá que otros estudiantes puedan tener la oportunidad de aprender de la cátedra, sobre todo hoy en día que los jóvenes sufrimos tanto de depresión y ansiedad, tener un espacio como este en nuestras instituciones nos prepararía mejor para afrontar las situaciones”.