Luisa* empezó a consumir marihuana a los 13 años cuando cursaba sexto grado en un colegio público de Versalles, Valle del Cauca. Cuenta que lo hizo de una manera recreativa. “Al comienzo fue divertido, pero luego se convirtió en un tormento; todos los días la deseaba y ya no quería ir a estudiar”, recuerda la joven, quien junto a varias compañeras compraban el alucinógeno a expendedores que merodeaban el plantel o que las contactaban por las redes sociales.
Aunque ella logró salir de la dependencia con ayuda profesional, lo cierto es que cada vez más jóvenes caen en las adicciones, a tal punto que la única alternativa de tratamiento es un internado. Esa, por ejemplo, fue la opción para 1004 estudiantes entre los 10 y los 17 años que en 2018 fueron atendidos por la Corporación Caminos. Los escolares, de acuerdo con la directora ejecutiva de esa entidad, Victoria Eugenia Correa Rentería, llegaron a la charla de acogida que brindan a los niños y jóvenes remitidos por sus colegios, el ICBF o familiares porque están en situación de consumo.
Hay más cifras que muestran la dimensión de esta problemática, como las del Observatorio de Salud Mental de la Secretaría de Salud de Cali, según las cuales en 2016 se reportaron 795 casos de consumo en adolescentes entre 12 y 17 años. Al año siguiente (2017) el número subió a 1009 y para 2018 había aumentado a 1596.
Estos datos, a su vez, provienen del Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública, Sivigila; de los registros de las consultas médicas y del Sistema de Usuarios de centros de atención a los consumidores, Suicad.
Por otro lado, el Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas-Colombia 2016 también alerta sobre esta tendencia en el uso de drogas. El mismo fue realizado con 3.243.377 estudiantes de colegios públicos y privados de grado séptimo a undécimo.
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En dicho análisis, que es el más reciente efectuado a nivel de Colombia, se halló que un 11,7 % de los escolares usaron marihuana alguna vez en la vida. El 8,4 % de la zona urbana manifestaron haberla consumido dentro del último año, frente al 5,2 % que lo hizo en el mismo periodo en la zona rural. De hecho, esta es la sustancia que indicaron como la que les resultaría de más fácil acceso, con un 37,3%, seguida por bazuco (12,4 %) y cocaína (11,9 %).
Esto confirma por qué es también la sustancia más usada por los estudiantes colombianos.
¿Qué están haciendo los colegios?
Pese a que en las instituciones educativas se realizan actividades como talleres y charlas con psicólogos y docentes, María Esperanza Rivas, integrante del Comité Municipal de Convivencia Escolar, Comce, considera que se deben incrementar las estrategias. “Se piensa que no es grave lo que está pasando con nuestros jóvenes, pero lo cierto es que el consumo es como un virus, que puede desencadenar en un problema social gravísimo”, advirtió la también directora del Colegio Bilingüe Diana Oese. Al tiempo, llamó la atención de quienes no asisten a las Escuelas para Padres programadas por los colegios, en las cuales también se aprovecha para orientar sobre la prevención. Enfatizó, además, en que “la formación empieza en el hogar, sin embargo, los padres les están dejando toda la responsabilidad a los educadores”.
En ese sentido, recomendó revisar lo que hacen los hijos en el computador, en sus celulares; ver con qué personas interactúan personalmente y en redes sociales. “Debe haber un equilibrio para que no haya mucho estudio, ni demasiado tiempo libre”, indicó la educadora Rivas.
El objetivo, añadió, es cerrar todas las brechas a los expendedores de droga que aprovechan, incluso, actividades de mucha afluencia de público en los colegios, como la Semana Cultural, para ingresar las sustancias, por lo cual se deben extremar las medidas en todas las instituciones educativas.
Cabe resaltar que el Comce está integrado por varias dependencias de la Alcaldía, entre ellas las secretarías de Educación y la de Salud, así como organismos como el ICBF, la Personería, la Defensoría del Pueblo, la Corporación Caminos y la Fiscalía.
También lo integra la Policía de Infancia y Adolescencia, que tiene el programa de prevención ‘Abre tus ojos’, a través del cual atiende problemáticas de los niños y adolescentes, entre ellas el consumo de alucinógenos y alcohol, precisó el capitán Jhon Barrera.
Las capacitaciones, agregó el oficial, están priorizadas en 21 colegios de varias comunas, como la 3, 9, 14, 15 y 16, dado que en estas se presentan situaciones que han sido reportadas por directivos de las instituciones, relacionadas con el consumo.
En estas charlas también se convoca a los padres, señaló Barrera, quien recomendó “verificar en todo momento qué están haciendo los muchachos en su tiempo libre, porque en muchas ocasiones los padres son los últimos en enterarse de que sus hijos han caído en la drogadicción”.
Por su parte, Luz Karime López, subsecretaria de Cobertura Educativa de la Secretaría de Educación de Cali, explicó que a través de la estrategia de los centros de atención psicosocial se promueve la prevención del consumo y se revisan los casos de vulnerabilidad en los comités escolares.
Al respecto, la secretaria de Salud del Valle, María Cristina Lesmes, calificó de “muy grave” el consumo de sustancias psicoactivas, SPA, en la población escolar, “porque la droga afecta la salud y la capacidad mental de los jóvenes adictos, quienes en muchos casos, serán después habitantes de la calle a un costo familiar muy alto”.
Cómo afrontarlo
Cualquier cambio en los niños y adolescentes en sus rutinas amerita revisar qué está pasando. Por ejemplo, cambio de amistades, de comportamiento, aislamiento, desinterés por su colegio o mentiras recurrentes; quemaduras en los dedos, goteos en la nariz u ojos llorosos, entre otras anomalías.
Los adultos deben tener una actitud de ayuda y asumirlo como una situación que deben trabajar todos en familia, “no ver al joven como el del problema”, recomendó Victoria Eugenia Correa, directora ejecutiva de Caminos, al agregar que “los casos no están siendo atendidos de la mejor manera, pues se presta atención siempre al síntoma, que es lo que se evidencia, pero no a las causas reales que están detrás de cada situación”. Entre ellas, pueden estar la vulneración de los derechos de los niños y adolescentes en sus propios hogares, debido a maltrato, violencia, negligencia de los padres. En algunos casos, incluso, de sobreprotección, pues esta también es una forma de maltrato, precisó.
¿Dónde acudir?
-Si requiere solicitar ayuda en casos de consumo de drogas por parte de estudiantes, puede reportarlo a:
- Línea de Salud Mental, 106.
- A los rectores de la institución educativa.
- -Corporación Caminos. Teléfonos: (572) 4435840 y 316 480 83 63 o escribir al correo:
- corpcaminos@corpocaminos.org
- Policía de Infancia y Adolescencia. Teléfono: 444 29 16.
Ruta de atención
Al detectar una situación de consumo se debe informar al rector de la institución educativa. Este reporta a los padres o personas a cargo del estudiante, quien debe ser atendido en consulta médica para valorar si debe ser remitido al psicólogo u otro profesional.
En algunos casos también se debe reportar al ICBF, que determina si se atiende el caso en un internado o de manera externa.
Consumo de alcohol
Esta semana, la Secretaría de Salud de Cali informó que de las 496 consultas médicas relacionadas con consumo de alcohol en 2018, 9 pacientes eran niños entre los 10 y 14 años y 36 fueron menores entre los 15 y 19 años, según datos del Observatorio de Salud Mental de la mencionada Secretaría. De acuerdo con el subsecretario de Promoción, Prevención y Producción Social de la Salud, Alexánder Camacho, aunque no se tiene un estudio sobre el tema, se acogen a la ‘Encuesta nacional de consumo de alcohol en escolares’, que indica que el 11 % de la población en Cali y Yumbo tienen contacto con el licor.
Las estrategias de prevención y atención de la Secretaría están en alrededor de 70 instituciones educativas públicas y privadas. Una de ellas son las Zonas de Orientación Escolar.
Cabe anotar que según el Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas-Colombia 2016, un 95,6% de los estudiantes bebieron alcohol al menos una vez en su vida.
Para la psicóloga Harany Calderón, de la Universidad Icesi, el alcohol está validado culturalmente, por ello, pocas veces se logra reconocer su impacto. Ante casos de consumo, aconsejó informarse, generar vías de comunicación efectivas y lazos de confianza que permitan abordar la problemática en familia”.