La ingeniería mecánica hizo el milagro de volar en una aeronave, independientemente de las toneladas que pese y del número de pasajeros que lleve. Gracias a los ingenieros biomédicos, los pacientes recuperan su movilidad al usar las prótesis que ellos diseñan, como piernas, brazos y otras partes.

Y cómo olvidar que la ingeniería civil hizo posible que enormes embarcaciones puedan pasar hoy del océano Pacífico al Atlántico a través de una de las obras más asombrosas de todos los tiempos, como es el Canal de Panamá. Es bien conocido que la palabra ingeniero viene del término ingenio y se dice, por tanto, que ellos son los creadores de todo lo artificial, y también que la ingeniería completa lo que no hizo la naturaleza.

Es debido al rol de estos profesionales y a que cada vez egresan menos de las universidades, que las instituciones de educación superior buscan cómo atraerlos a sus aulas.

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No es solo en Cali, sino a nivel general, confirma Víctor David Mosquera Fernández, decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Cooperativa de Colombia, UCC, donde las matrículas han bajado en un 30 % en los últimos cinco años, generando una desaceleración que se acentúa cada vez más.

De ahí que “ahora que Zonamérica va a requerir un alto número de ingenieros para desarrollo de software, solo vamos a aportar un 30% de esa demanda”, agregó el ingeniero en sistemas.

El desinterés por estas carreras o áreas de conocimiento STEM, por sus siglas en inglés (science, technology, engineering and mathematics) se ha evidenciado desde hace años a nivel mundial, precisa Efrain Pinto, director del programa de Ingeniería Industrial de la Icesi, al mencionar que hay estudios de diferentes entidades internacionales y nacionales que así lo demuestran.

Y señala, además, que ya hay una demanda superior a la oferta de ingenieros, especialmente en países desarrollados, que deben promover la migración de profesionales extranjeros a su país a fin de solventar este déficit”.

Si bien el decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de San Buenaventura Cali, Mario Julián Mora, reconoce que “en ingenierías las metas cada vez son más bajas respecto a años anteriores, sostiene que “el fenómeno no está suficientemente estudiado para afirmar que se trate de un desinterés”.

No obstante, visualizó las consecuencias de una posible escasez de este recurso humano, al decir que sería muy negativa, pues el desarrollo de un país está 100 % ligado al desarrollo de la educación en ingeniería. Así las cosas, no habría innovación y por tanto, el país no sería competitivo al no generar nuevos productos.

“El Valle y Colombia necesitan ingenieros que aseguren el aumento de la competitividad de nuestro aparato productivo, afirma el rector de la Universidad Javeriana Cali, padre Luis Felipe Gómez Restrepo.

En la región, agrega, “tenemos una capacidad interesante que se refleja en el indicador de complejidad del Índice de Competitividad, donde estamos de terceros en el país en sofisticación del aparato productivo y ello exige tener una mano de obra muy calificada. Y en este campo los ingenieros son imprescindibles”.

¿Por qué se da este fenómeno?

Las ingenierías como tal han tenido una connotación especial. Por ejemplo, se recalca en que se enfocan en resolver problemas y aunque otras profesiones lo hacen “lo que nos diferencia es la capacidad de modelar el problema, de visualizar las diferentes alternativas antes de implementar la solución”, explica el Decano de la UCC.

Su homólogo de la San Buenaventura afirma que dado que se requiere una formación importante desde el colegio, si “hoy existe una disminución de estudiantes en estas carreras, es porque sienten que quizá no están suficientemente preparados”.

Al respecto, Carlos Arturo Lozano, al frente de esta decanatura en la Universidad del Valle, Univalle, dice que en el colegio se les suele imponer la idea de que la única manera de estudiar una ingeniería es si tiene un desempeño muy bueno en matemáticas, física, química y biología (ciencias básicas), como si ese fuera el único requisito. Pero también se necesita tener pensamiento creativo, capacidad de enfrentar situaciones desafiantes y disposición para resolver problemas de modo recursivo.

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Hay quienes plantean que se debe a que muchos jóvenes no quieren asumir compromisos a largo plazo y hallan en carreras cortas o entrenamientos en línea la solución para generar recursos económicos.
“Ahí los cinco años que dura la carrera está jugando en contra, porque los muchachos hoy son muy digitales”, argumenta el vocero de la UCC, Víctor Mosquera, quien también opina que “es posible que en las universidades no hayamos sabido transmitir un mensaje adecuado para atraer a los jóvenes”.

En cuanto a los bachilleres de estratos 1, 2 y 3, es claro que sí quieren estudiar, pero no tienen los recursos económicos, y en ese sentido, el precio de la matrícula es el obstáculo fundamental. Porque no todos pueden pagar las universidades privadas, complementa el Rector de la Javeriana, al recordar que cuando existía el programa ‘Ser Pilo Paga’ había el doble de inscripciones para ingeniería.

“Muchos que entran al Sena, en el fondo hubieran querido estudiar ingeniería”, considera Freddy Naranjo, decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Occidente, UAO, quien plantea que en la actualidad hay unos programas que llaman más la atención que otros, como son las ingenierías multimedia, ambiental y mecatrónica.

Otro motivo de la disminución del número de aspirantes puede ser que las vocaciones están cambiando y por eso optan por otro tipo de carreras, como administración, que les sirve para desempeñarse, por ejemplo, en empresas familiares, cargos públicos o en emprendimientos.

Pero no se puede desconocer que también las matemáticas pueden estar ahuyentando a los jóvenes, pues el nivel de los estudiantes de bachillerato ha bajado en muchos planteles y “esto lo hemos tenido que enfrentar en la Javeriana con muchos refuerzos, aumentando las horas de talleres y colocando salas especializadas de consulta”, recalca el padre Luis Felipe Gómez.

Tareas para atraerlos

Invitar a estudiantes y docentes de colegios a sus laboratorio de física, espacios de desarrollo de software, gestión de redes y seguridad de la información, son algunas estrategias que implementan en instituciones como la Universidad Cooperativa de Colombia en Cali.

En dichas visitas, no solo llevan a la práctica lo que el maestro les explica en el tablero, sino que además, los estudiantes interactúan con los futuros ingenieros de la universidad y viven y se enteran de primera mano cómo es su día a día.

También es necesario hacer una actualización curricular que permita contextualizar los conocimientos a las necesidades actuales y futuras que demanda el mundo, enfatiza Víctor Mosquera, de la UCC, al anunciar que se está analizando la posibilidad de disminuir el número de semestres.

Dichos ejercicios se coordinan desde la Asociación Colombiana de Facultades de Ingeniería y la Red de Ingeniería de Sistemas. Y también se analiza cuáles deben ser las competencias futuras de los ingenieros y se define qué tipo de experiencias, conocimientos y actitudes requiere el aprendizaje para mejorar su desempeño profesional, puntualiza el ingeniero.

La mayoría de los consultados está de acuerdo en que se requieren más ingenieros, por eso recomiendan ‘enamorar’ a los jóvenes por estas carreras. Además, porque esta ciencia hoy tiene nuevos retos, como aportar al desarrollo sostenible frente a problemáticas mundiales como el cambio climático. Esto, solo por mencionar una de las respuestas que el planeta espera de todos, y especialmente, del ingenio de estos profesionales.

Menos mujeres

En Colombia se matricula un 52% de mujeres y un 48 % de hombres en todas las carreras, pero en ingeniería no pasa del 20% la población femenina, siendo el área ambiental y la biomédica las que más les atrae, no así la mecánica y la electrónica.

Esta baja participación se debe a que desde niñas se las induce hacia ciertas profesiones y se les limita en otras que se supone son para hombres. Pero esto “ha ido cambiando en nuestra Facultad, el 35% son mujeres”, afirma la ingeniera electrónica María Fernanda Díaz Velásquez, decana en la Universidad Santiago de Cali, USC, quien estudia un doctorado en ingeniería mecánica en la Universidad Politécnica de Madrid.

“Cada día las ingenieras ganamos más espacio en nuestra profesión”, dice. Cabe anotar que ella es la primera decana desde la creación de la Facultad, hace 22 años. Aún así, en nueve universidades caleñas, solo dos mujeres ocupan ese cargo: en la USC y en Unicatólica.

Motivarlos es clave 

Juan David Mina Casaran estudia un doctorado en ingeniería con énfasis en eléctrica y electrónica de Univalle.

Cuando era niño, su padre le dejaba ejercicios de matemáticas: sumas restas, multiplicaciones y divisiones. Más tarde, en la universidad, le ayudaron a potenciar los conocimientos en esa área, como lo hacen la mayoría de instituciones cuando los bachilleres tienen deficiencia con los números.

De acuerdo con el profesional, además de motivar al estudio de las matemáticas, “desde el hogar se debe incentivar en los niños y jóvenes el interés por lo desconocido y el desarrollo de la creatividad”. Asimismo, hay que hacer un trabajo de percepción desde el colegio, toda vez que las experiencias que ellos traen de las matemáticas, quizás no han sido las mejores, puntualiza el futuro doctor en ingeniería.

Apoyo para estudiar

Para promover el desarrollo de la ingeniería en Colombia, hace 10 años, la Cámara Colombiana de la Infraestructura y sus empresas afiliadas crearon la Fundación Acres.

La misma ofrece acompañamiento por medio de auxilio económico para sostenimiento, formación complementaria y acercamiento al sector, a estudiantes de ingeniería con necesidades económicas para mantenerse en universidades públicas o privadas.

Se debe tener buen desempeño académico y cursar mínimo tercer semestre, para que cuando apruebe los ciclos básicos, sea apoyado con estrategias de permanencia.

“Según el Ministerio de Educación Nacional, el núcleo básico del conocimiento al que pertenece la ingeniería, es en el que los estudiantes más desertan, lo cual se acentúa en semestres más avanzados”, menciona Juanita Ayala, directora Ejecutiva de la Fundación Acres.
Los interesados en ingresar al programa deben acercarse a las oficinas de Bienestar de las universidades con las que Acres tiene convenio e iniciar el trámite.

Informes al teléfono en Bogotá: 6053030 extensiones 112 y 164 o al correo: contacto@fundacionacres.org.co

$2.5 millones es el salario mensual promedio de un ingeniero recién graduado.

$2.5 millones y hasta $7 millones cuesta un semestre de ingeniería en Cali.