En la actualidad el desafío de la educación está compuesto de una combinación interesante de la evolución natural de los nuevos métodos de enseñanza y las tradicionales, y un tipo de estudiante con expectativas más altas: teniendo la tecnología y el compromiso social como terreno común.
Las instituciones educativas no solo necesitan darle de manera apropiada a esta nueva generación las herramientas y aptitudes modernas, sino que también tienen la ardua tarea de identificar las tendencias futuras para poder preparar a los estudiantes
para los empleos emergentes o aquellos que ni siquiera han sido inventados todavía.
En este contexto, la experiencia de aprendizaje de los estudiantes es sumamente importante para los colegios y universidades de América Latina. Según el estudio Noel-Levitz 1 , los primeros pasos para mejorar la satisfacción de los estudiantes son desarrollar un clima acogedor en el campus, una experiencia atractiva en el aula, proporcionando a profesores y asesores nuevos métodos a través de la tecnología.
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Esta investigación demostró que estos elementos pueden ser responsables de casi el 20% de la retención de los estudiantes.
Colaboración a través del video
En los entornos de aprendizaje donde los estudiantes se distribuyen en los campus, en línea y en todo el mundo, agregar tecnologías de video puede ofrecer una experiencia más enriquecedora e interactiva para aquellos estudiantes que no están en el aula o que simplemente quieren seguir una presentación en pantalla con audio.
Camilo Barrera, director vertical en educación de Ricoh en Latinoamérica, precisa que los instructores pueden usar el video para poner a los estudiantes cara a cara con expertos de la industria que colaboran en empresas y en las áreas de foco de los estudiantes. Ya sea que estos expertos se encuentren en la misma ciudad o en otro país; agregar un elemento visual puede ampliar significativamente los horizontes de las aulas y expandir la mente de los estudiantes.
En ambos casos de uso, los beneficios de la tecnología de video son tangibles, ya que los estudiantes más dispuestos a hacer preguntas, colaborar, tener tutorías y tener debates animados con sus compañeros o expertos a través del video. Este tipo de colaboración también resulta conveniente con la variedad de dispositivos móviles que impregnan la vida cotidiana de los estudiantes modernos.
Colaboración docente-alumno
Además de trascender los límites geográficos, la tecnología también puede ayudar a sentar las bases para la retención de estudiantes al aumentar la interacción de los estudiantes con la facultad.
La tecnología permite a los estudiantes participar directamente en el contenido, por ejemplo, resolviendo fórmulas frente a un aula, pero desde la comodidad de su propio dispositivo, o agregando los comentarios y modificaciones de su grupo en tiempo real a un diseño de ingeniería que está proyectando su profesor.
La sensación de interacción y colaboración instantánea que proporciona la tecnología no es solo un retorno de la inversión para la educación superior, también hace que los estudiantes inviertan más en su propia experiencia académica.
Los alumnos toman el timón de su aprendizaje
Llevar la dinámica de estudiantes y profesores aún más allá del espectro de colaboración, subvertir la estructura de clases tradicionales dirigida por un instructor, y capacitar a los estudiantes para que se hagan cargo del proceso de aprendizaje se ha convertido en una tendencia creciente.
También reemplazar las conferencias con discusiones grupales, resolución de problemas y lluvia de ideas puede aumentar la participación de los estudiantes y proporcionarles orientación personalizada. Las votaciones en tiempo real sobre las preguntas que se usan para potencializar el aprendizaje, y las sesiones dirigidas por los estudiantes ayudarán les ayudará a mantenerse satisfechos con los nuevos estilos dentro de las aulas.