Lo soñó Yuri Buenaventura muchas veces: “Quiero darles la oportunidad que yo tuve de la vida de tener un álbum mío en mi mano, a tantos talentos que hay en el Pacífico colombiano, tantas voces y sonoridades que se desperdician por falta de apoyo y de recursos para sacar un disco y darse a conocer”.

Un feliz 17 de agosto del 2018 el cantante de Buenaventura, que se convirtió en embajador de la salsa en París y en el mundo, se encontró con el recién posesionado presidente Iván Duque, en el Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez. “Estábamos con Yamileth Cortés, la directora de Petronio, y el presidente me preguntó qué estaba haciendo, le conté que vivía en París y había venido de visita a Cali. Me pidió que lo acompañara a la Unesco para presentar el proyecto de Economía Naranja ante la asamblea y lo hice, conozco a Andrea Suley, representante adjunta de la organización donde se dan las directrices culturales de los embajadores ante la Unesco del tema cultural planetario”.

Cuenta Yuri que en el vuelo de regreso, el Mandatario le preguntó de nuevo qué estaba haciendo y él fue soltando cada palabra de su proyecto, como si se tratara de ofrecerle a él un gran concierto: “Tengo un sueño de producir música para artistas del Pacífico, de hacerles discos, de darles esa oportunidad de grabar, eso ayuda a concretar muchas cosas”. Y recuerda que le contestó: ‘Monte el proyecto, allí está el ministro de Comercio Industria y Turismo, hable con él’. “Lo hice, eso fue hace 16 meses. Él me puso en contacto con iNNpulsa, la institución de emprendimiento del país, y con Bancóldex”.

El maestro fue claro con todos. Les dijo que la idea era producir artistas del Pacífico, pero que los derechos patrimoniales, los de propiedad de esos discos, les debían pertenecer a ellos, a nadie más. “Es un capital semilla que pone el Estado, pero eso le pertenece a cada ganador en este proyecto, no es mío ni de la fundación, es un incentivo, un impulso para él”. Entonces empezó la gira de Yuri, que en vez de ser para un concierto suyo, esta vez era para producir a nuevos talentos. “Hablamos con Felipe Buitrago, viceministro de Economía Naranja, de cómo se podía trabajar el proyecto en zonas donde estuvieran los músicos más vulnerables.

Luego hablé con la ministra de Cultura, Carmen Vásquez, a quien le pareció muy interesante arrancar por el Pacífico”. Todos concordaron en iniciar por Nariño, Valle, Cauca y Chocó, pero no solo la parte del litoral, sino del Pacífico seco: Pasto, Ipiales, Popayán, Cali y todas sus sonoridades.

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A la propuesta se fueron sumando la compañía SEC Newgate, de Claudia de Francisco y Rafael Mora, líder en Colombia en materia de comunicaciones, decidió acompañar el proyecto; la Fundación Barco, con una trayectoria de 50 años de trabajo social y la Fundación de Yuri Buenaventura, que invitó a Yamileth Cortés, por su valiosa experiencia con las músicas del Pacífico y al frente del Petronio. Además, cuentan con un equipo jurídico y otro de contratación pública.

Paralelo a este proyecto y de la fundación que lleva su nombre, Yuri Buenaventura consiguió a través de Usaid, Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, y la OIM, Organización Internacional para las Migraciones, gracias a su antiguo director, Hugo Tovar, un aporte para formar niños en exploración vocacional, otro sueño del maestro. “Un niño llega a nosotros y lo sentamos con un piano o con un tambor y va viendo uno cuáles son sus instrumentos predilectos o su pasión, de pronto le gusta la dirección musical, escribir música, las luces, el sonido, el piano o ser mánager de artistas”, dice emocionado Yuri.

Por ahora, él está enfocado en la convocatoria que hará a través de la plataforma creasonidospacífico que desarrolló BMotion, creada por John Jairo Llorente (que prestan servicios a Sony Music, a invitaciones que se hacen a través de plataformas), “la cual va a mapear qué músico está haciendo qué, qué están creando los negros del Pacífico en Aguablanca, qué música campesina o cafetera están generando en Ginebra, en Tuluá; en Buga; los caleños del jazz, de la salsa, de la música tropical, qué mezclas están haciendo los del trap, los del hip hop; o en Popayán con la música clásica, con la barroca, los cantos sacros; qué están haciendo en Pasto o en Sevilla con la música andina; en Buenaventura, Quibdó, Timbiquí, Guapi y Tumaco.

Mientras habla de Crea Sonidos Pacífico, al otro lado de la línea telefónica, Yuri suena contento, porque ya la próxima semana, desde el domingo, estará disponible la plataforma que va a permitirle a los jóvenes inscribirse. “Les vamos a preguntar su edad, la zona que habitan, su sexo, qué música están haciendo y les pediremos que suban cédula o tarjeta de identificación de ellos o la de un tutor y la canción que quieren poner a concursar”.

A cada artista seleccionado se le va a hacer un álbum de seis canciones, se le entregará un videoclip y se le hará acompañamiento durante tres meses de promoción, prensa y una asesoría jurídica, para explicarle cómo proteger sus derechos de autor y cómo defenderse en la industria de la música.

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Dice que no hay límites de edad ni de género musical, “pueden participar individualmente o en grupos, pero uno solo se inscribe, un representante legal. Deben subir la canción, acompañados de una guitarra, un piano, a capella o con su orquesta, hay gente que tiene su maqueta”.

Pero, advierte, no será él quien elija a los ganadores, que en esta primera fase serán 20. “Tenemos 20 curadores, productores música como Andrés Gómez, Carlos Gálvez en la salsa, expertos en la materia de todo el suroccidente colombiano, que van a seleccionar las 20 mejores canciones”.

“Vamos a arrancar con 20 artistas y queremos llegar a finales de 2021 con 200 talentos. Ahora estamos en pandemia y la gente no puede salir a hacer música, pero se pueden inscribir en la plataforma desde la casa, por whatsapp y hay otros gestores culturales que van a ir con sus computadores a las zonas donde no hay internet, a los ríos, a las montañas, a mapear a la gente que está haciendo música y traerán la información para subirla a la plataforma”.

El plazo límite de inscripciones es hasta el próximo 10 de diciembre. “Los jóvenes ponen su canción en la plataforma, siguen escribiendo música, si ganan entre los 20 mejores graban su álbum, sino siguen haciendo música y esperan al otro ciclo, porque vienen más módulos. La idea es que las empresas de Cali se suban a este proyecto. Es un recurso que no se va a perder, que maneja la Fundación Barco, yo soy solamente un curador artístico, creé el proyecto, pero no muevo el dinero, son recursos del Estado para la gente”.

Admite Yuri que fue por la pandemia que pudo hacer realidad este proyecto, sino sus giras no le habrían dado tiempo: “Esto me obligó a venir a Cali, para estar junto a mis papás que tienen más de 80 años, me quedé cerca de ellos y de mi novia caleña”, dice con picardía.
Él insiste en que todo el mundo se puede inscribir, “el álbum no es mío, no es de ninguna disquera, ni del gobierno, es de los impuestos y los recursos de los colombianos. Es toda Colombia que le ofrece a ese artista la oportunidad de tener su álbum. Para eso nació la economía naranja, para acompañar esos procesos culturales”.