En un lote alquilado en la Parcelación Cencar, en el municipio de Yumbo, y con solo unos pocos pesos en sus bolsillos, que provenían de la ayuda que les entregaba el Gobierno, un equipo de 18 jóvenes reinsertados de los grupos alzados en armas empezó hace una década lo que se convertiría en un emprendimiento exitoso surgido del proceso de paz.
Su inicio no fue nada fácil. Pero todos tenían en su mente una meta: reintegrarse a la sociedad para superar los duros y largos años de refugio en selvas y montañas donde el miedo a morir los acosaba a diario por defender una causa que poco entendían.
Gracias al esfuerzo grupal de esos desmovilizados y por iniciativa de la Fundación Carvajal, nació en 2010 la Cooperativa de Trabajo Asociado Mundo Maderas, CTA, que años después se convirtió en Mundo Maderas de Colombia, SAS, una pequeña empresa formal que ahora compite con otras firmas del sector en el Valle del Cauca.
“Al principio el proceso de entendimiento entre todos fue complicado porque eran desmovilizados de las Farc, otros del ELN y de las Autodefensas, pero luego comprendieron que el diálogo y la reconciliación fue lo mejor para salir adelante y estar cerca de sus familias”, recuerda Carlos Torres, gerente de la empresa y exasesor de la Fundación Carvajal.
El emprendimiento contó desde sus comienzos con la asesoría y el apoyo de la Fundación Carvajal, la Fundación Semana, Usaid, la Fundación Konrad Adenauer y el Gobierno de Suecia, al igual que con la Agencia Colombiana para la Reincorporación y Normalización.
La empresa se dedica a la fabricación y reparación de estibas, que son una especie de plataformas horizontales de madera reforestada que se usan en el manejo logístico de cargas, almacenamiento y transporte de mercancías, al igual que de guacales para el empaque de bebidas y otros productos.
Tal ha sido su expansión, que ahora son 72 personas las que a diario luchan por mantener vivo ese emprendimiento. La producción de estibas es de 200.000 unidades al año, las cuales tienen alta demanda por parte de importantes compañías de la región.
De los 18 socios fundadores solo quedan 3 a la fecha, ya que el resto se desligó de Mundo Maderas por diferentes razones personales.
Uno de los desmovilizados que siguen al frente es Héctor Fabio Hernández, un ebanista caleño que luego de cuatro años de pertenecer a un grupo armado se desmovilizó. Con un amigo pensó en montar su propio taller para fabricar muebles. Sin embargo, al conocer el proyecto optó por apostarle al mismo con un capital semilla que le aportó el Gobierno.
“Ha sido muy satisfactorio que esta semilla haya germinado y que hoy esté dando sus frutos en beneficio de nuestras familias, ya que no era fácil conseguir un empleo en nuestra condición”, señala con firmeza.
Héctor Fabio relata que en un principio imperó el descontrol y el desorden, ya que todos se consideraban dueños. “Pero poco a poco nos fuimos aclimatando para trabajar como lo hace una verdadera empresa”, dice. Hoy, es el líder de control de calidad de la factoría.
“Yo invito a los empresarios a no discriminar y a brindar más confianza a quienes alguna vez tomaron otro camino, pero cuya vida se ha transformado hoy porque participaron en el proceso de paz”, recalca.
Una oportunidad aprovechada
Para los primeros socios fundadores la idea de crear una empresa que tuviera un componente social y económico fue todo un reto para que pudiera sobrevivir en el tiempo. No podían dejar pasar esa oportunidad en sus vidas. “Fue una verdadera unión de personas que antes no se podían ni ver por las circunstancias de la guerra y que ahora han transformado sus vidas con una nueva mentalidad”, anota Torres.
Superando un mar de inquietudes, los 18 desmovilizados pasaron primero por un proceso de capacitación técnica en el Centro de Capacitación Don Bosco, ubicado en el barrio El Diamante, en el oriente de Cali.
Las prácticas vinieron después, con el apoyo de empresas del sector que pertenecen a la Asociación de Madereros del Valle, Asomavalle.
Luego la Fundación Carvajal, a través de un grupo de sus profesionales, se enfocó en brindarle al naciente emprendimiento su orientación en materia de costos, mercadeo y finanzas para que el proyecto tuviera un soporte sólido.
Con esas bases de tipo comercial se vincularon compañías como Bavaria, Eternit, Cemex, Coca-Cola, entre otras, las cuales fueron sus primeros clientes. También figuran Ingredion, Pavco, Carvajal y las tiendas Price Smart de Colombia.
Diez años han pasado desde cuando despegó ese emprendimiento. Su inicio fue como una cooperativa y hacia el 2016 dio su paso para convertirse en empresa.
En el 2014, la cooperativa cambió su tecnología rudimentaria por unas maquinarias más modernas de corte y fue el momento para una alianza estratégica con Smurfit Kapa Cartón de Colombia para el suministro de la madera proveniente de los bosques que hacen parte hoy del programa de reforestación de esa multinacional.
Ese impulso dio lugar a que posteriormente la cooperativa se liquidara en el año 2016 por voluntad de sus fundadores para convertirse en una empresa formal cuya materia prima es madera certificada y reconocida por la Corporación Autónoma Regional del Cauca, CVC, que es la autoridad ambiental de la región.
Otro de los fundadores es Héctor Fabio Perea, quien estuvo en armas durante siete años. “Esta fue la oportunidad de tener un trabajo fijo y unos ingresos que nos permitieran otra calidad de vida”.
Nativo de Corinto, Cauca, Héctor Fabio labora en la sección de compras de la empresa y anota que “gracias a Dios tuvimos un buen respaldo de mucha gente que creyó en nosotros para estar cerca de nuestras familias. Fue una oportunidad de aprovecharla en beneficio nuestro y del resto de las personas que aquí trabajan”.
En lo anterior coincide John Jairo Burbano, otro de los socios, quien señala que “esto no es solo transformar la madera, sino una transformación de vidas. Es un verdadero cambio, pues todos soportamos condiciones adversas. Cómo no enamorarse de una empresa que nos ha permitido escalar hacia nuestro bienestar”.
200.000 estibas por año está fabricando Maderas de
Colombia, SAS.
Una mano solidaria
De la mano de la Agencia para la Reincorporación y Normalización, la empresa está hoy vinculando a personas que continúan en su proceso de desmovilización, tras haber terminado una ruta de cinco años para regresar a la vida civil.
“Es muy complicado para alguien que ha estado 17 años en la cárcel que le puedan ofrecer trabajo en una empresa, y más con el antecedente de haber pertenecido a un grupo armado”, destaca el gerente Carlos Torres. Mundo Maderas fue su pasaporte a un universo laboral que antes les era muy esquivo.
Por eso, la empresa emplea a diez personas que tienen esa condición y cuya referencia fue su buen comportamiento durante su proceso de reincorporación para brindarles la oportunidad de un empleo digno.
La nómina de Mundo Maderas de Colombia la conforman 60 personas, incluyendo a 10 del área administrativa, más 8 venezolanos con documentación en regla, mientras el resto son jóvenes cabeza de familia de los estratos 1 y 2 de barrios populares de Yumbo, cuyo primer empleo se lo brinda esta empresa maderera.
Se trata entonces de una oportunidad que se ofrece no solo a desmovilizados de los grupos armados, sino a personas que por su condición vulnerable no pueden contar con un empleo para el sostenimiento de sus familias.
Pero la empresa irá más allá. Su próxima apuesta será la fabricación de carretes de madera de todos los tamaños para el transporte en rollos de cables eléctricos, alambres y fibra óptica, entre otros.
Todo para afianzar un proyecto que fue un sueño de 18 muchachos, pero que hoy es una realidad por la paz de Colombia, y que seguramente seguirá creciendo gracias al valor que representa la tolerancia.
Premio al esfuerzo
En el 2019, Mundo Maderas de Colombia, SAS, compitió con otros 350 proyectos de todo el país y resultó ganadora del premio Emprender Paz, junto a otros cuatro. Fue el único en la categoría de personas desmovilizadas. El resto eran de víctimas del conflicto.
El galardón es patrocinado por la Fundación Konrad Adenauer, la Fundación Social de Colombia y el Gobierno de Suecia.