Afortunadamente la campeona mundial de salsa Viviana Vargas vendió su carro a comienzos de 2020. Era un Spark blanco al que llamaba “el pequeño ratón”.

Y dice “afortunadamente”, porque el dinero de esa venta se estiró y se estiró durante los meses de pandemia para sostener a Viviana, a los suyos (es cabeza de familia aunque no tiene hijos) y a su escuela ‘Stilo y Sabor’.

Pero ese pequeño ratón que sirvió como motor para darles de comer, para pagar servicios y arriendo, se fue agotando de forma inevitable mientras Viviana intentaba resolver la siguiente gran pregunta: cómo sostener a largo plazo una forma de vida basada en la salsa caleña, esa danza de lentejuelas que brilla un momento en escena para luego apagarse en una lucha solitaria y contra corriente.

La crisis que mandó a tantos a casa, lejos de su público; que desanudó los abrazos, que apagó los reflectores y ocultó las sonrisas bajo tapabocas, abrió también otra puerta: la de las redes sociales.

En su cuenta de Instagram, Viviana empezó a compartir a diario su entrenamiento para mantenerse en forma, porque no solo de salsa vive una campeona como ella, sino de correr, de estirar, de hacer abdominales y sentadillas, entre otros ejercicios de fuerza, coordinación y agilidad.

De paso, Viviana intentaba conjurar el aumento de peso que aparece cuando se tiene -como en su caso y el de tantos colombianos- una familia de buen comer que desayune calentado y almuerce con plátano y arroz, o se permita algunas de las tentaciones tan comunes en la ciudad de las empanadas, los aborrajados, las marranitas y los pandebonos.

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Cientos de personas, desde la soledad de su casa, encontraron en los ‘Live’ de Viviana Vargas una forma estimulante de conjurar el sedentarismo, mejorar su salud y encontrar un momento de esparcimiento en medio de las preocupaciones de la pandemia.

Aprender de una celebridad de la salsa es uno de esos extraños “privilegios” que nos trajo la virtualidad, pero, de paso, llegaron las críticas de entrenadores profesionales que la acusaron de “regalar” su trabajo y quitarles posibles clientes dispuestos a pagar por una rutina de ejercicios.

Viviana, empujada por su generosidad natural, y consciente de que dejar de bailar y sentarse a esperar que las soluciones llegaran de afuera era inútil, llamó entonces al diario El País y propuso dar clases de salsa gratuitas, abiertas a todos los lectores que quisieran conectarse desde cualquier parte del mundo, durante la pandemia.

Al primer video de Viviana, transmitido a través de las plataformas web de El País, se unieron más de 1.000 personas, muchas más de las que asisten a uno de sus shows en vivo en tiempos normales.

Esta fue la primera sorpresa. Y luego la lista de seguidores fue creciendo, hasta el punto en que ya ha dado seis meses de clases de salsa, los martes y jueves de 8:30 a 9:00 p.m., desde su casa-escuela, donde vive y trabaja.

Un solo video suyo alcanzaba al poco tiempo las 50.000 reproducciones, y ahora supera las 100.000 reproducciones, pues muchas personas los comparten, o los guardan y vuelven a verlos para perfeccionar ciertos pasos y secretos de la mejor salsa bailada del mundo: la caleña.

Ahora Viviana busca patrocinio para seguir sus clases, por parte de alguna empresa privada que quiera seguir apoyando su segmento y que crea en el poder de la danza para mejorar la calidad de vida de las personas, mucho más en estos tiempos de sedentarismo, tan cerca todos de la alacena, el refrigerador y las preocupaciones.

“Las redes sociales dan visibilidad, pero también es tiempo de monetizar”, dice Viviana con razón, porque no hay otro Spark que se pueda vender para seguir asumiendo los gastos del día a día.

Y si estas angustias atraviesan la jornada de ella, toda una celebridad del medio artístico local, “es desolador el panorama para otros bailarines, por ejemplo los que estaban trabajando en hoteles, cruceros y casinos en el exterior, quienes tuvieron que regresar a Colombia por el cese del turismo y están en sus casas con los brazos cruzados, esperando el momento de volver a bailar. Sé de muchos bailarines, artistas de base que tienen familias y que están viviendo a punta de arroz con huevo”, advierte.

Y cuestiona que en lugar de fortalecer las escuelas de salsa a largo plazo los políticos inviertan miles de millones en espectáculos de tarima y despliegue de luces, momentáneos, que benefician a unos pocos contratistas, pero que dejan en las mismas a los artistas populares.

La campeona se prepara desde para el show virtual que hará Delirio este 31 de octubre, por Halloween, cuyos accesos pueden adquirirse a través del portal www.eticket.co, e invita a los amantes de la salsa en general a valorar el esfuerzo y el trabajo que está detrás de cada saber artístico y de cada show.

“En Cali nos hace falta educación y cultura, para entender que a esa vecina que baila y que vi crecer desde niña puedo pagarle una clase, que puedo pagar una entrada para el espectáculo, que no todo se puede obtener gratis, que el trabajo de los otros vale”, dice Vargas, quien interpretará a la Viuda Alegre, el personaje principal en cuya leyenda se inspira esta nueva función delirante llamada ‘Hechizo’.

Entre tanto, para Brando Pérez el bailarín que acompaña a Viviana en escena desde el 2014, y otro artista que brilla con luz propia, ella es el perfil femenino de la bailarina caleña.

“Viviana es una mujer que en el escenario desborda mucha sensualidad y belleza, eso hace que muchas miradas lleguen a ella. Siento que es muy versátil y que se adapta muy fácil a las propuestas artísticas y eso, la hace diferente a las demás bailarinas. Es una mujer empoderada”, resalta Pérez, el samario adoptado por Cali, para quien la salsa ha sido su salvavidas, una disciplina que estuvo presente desde su niñez y con la que hoy, inspira a grandes y pequeños.

“Bailar es la mejor terapia, es la disciplina que me ha regalado mucha felicidad, relajación y vida, y con la que he aprendido a contagiar de alegría a otras personas”.

‘Hechizo’ contará con la participación de 50 artistas en escena, quienes vestirán más de 200 prendas de vestuario a lo largo de todo el show. Los accesos están disponibles en www.eticket.co