Cali despidió ayer a una de las voces más originales y queridas de la poesía colombiana, Gerardo Rivera, quien falleció el lunes, a los 81 años de edad, por quebrantos de salud.
Rivera, quien fue ganador de múltiples reconocimientos por libros como ‘Una nada cubierta de hojas’, ‘Los vinos del desterrado’ y ‘El bosque invisible’, nació en Medellín, en 1942. Estudió Derecho en el Colegio Mayor del Rosario, sin embargo, se desempeñó como publicista y redactor en varias agencias de publicidad.
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Amigo del escritor y poeta William Ospina, Rivera, durante dos décadas deambuló por Europa y el norte de África y, al volver al país, en 1974, se radicó en Cali, ciudad donde pasaría sus últimos años, primero, en su casa ubicada en la Reserva Natural El Chicoral, y luego en una casa de asilo.
Otro gran amigo, el escritor Edgar Collazos, lo recordó con aprecio, “como un poeta del bosque que dejó más de mil poemas, con una voz muy diferente a la de su generación. Una voz sentida que, verso a verso, sorprendía por su relación con el mundo y la naturaleza”.