Las parejas de enamorados intergeneracionales ya no son un tabú, en el siglo XXI abundan los ejemplos de noviazgos y matrimonios donde el hombre o la mujer superan hasta en dos cifras la edad de su compañero o compañera, sin que esto impida formar una relación duradera y feliz. Matrimonios como los de Michael Douglas (79 años) y Catherine Zeta-Jones (54 años), con 25 años de diferencia, noviazgos como los de Heidi Klum (50 años) y Tom Kaulitz (34 años), con 16 años de diferencia, demuestran que el amor verdadero no tiene límites de edad.
Otras parejas incluso rompen récords, como Mick Jagger (80 años) y su novia Melanie Hamrick (37 años), que tienen 43 años de por medio, o Cher (77 años) y Alexander Edwards (39 años), que alcanzan a llevarse casi 40 años de diferencia.
No obstante la validación mediática que existe actualmente sobre estas relaciones, aún recaen prejuicios, mitos e inseguridades que pueden minar su estabilidad.
Por esta razón, las personas interesadas en formar una pareja intergeneracional, o que hagan parte de una, deben ser conscientes de los desafíos que enfrentan, que no son diferentes a los de cualquier pareja de enamorados, pero deben considerarse mejor antes de asumir mayores compromisos.
En primer lugar, de acuerdo con la psicóloga Paula Dávila, las personas deben tener claridad en que “la edad cronológica no necesariamente se corresponde con la edad psicológica que la persona tenga, ni con las afinidades y sus gustos. Por lo tanto, dos personas pueden tener grandes baches en edad cronológica, pero quizás no tan grandes en edad psicológica”.
De modo que dentro de una pareja intergeneracional, podrían presentarse problemas relacionados con que uno de los integrantes quizá no haya “quemado algunas etapas” de su crecimiento emocional, mientras la otra persona “ya haya elaborado muchos aprendizajes”. Entonces, explica la psicóloga, en estos casos, “se requiere de una gran madurez, para poder entender que cada uno tiene su propio ritmo de crecimiento psicológico”.
Para Mara Tamayo, psicóloga clínica, es importante la claridad, porque “cuando una persona mayor conoce a una persona menor, si se llevan más de 10 años, hacen parte de dos generaciones diferentes, lo que implica aceptarse como son y empezar a conocerse antes de establecer una relación más seria, comprometerse o convivir”.
“Se unen por las mismas razones que cualquier otra pareja, sin importar la edad, es decir, porque son personas afines, tienen gustos compartidos, hay química entre ellos, coinciden en los mismos valores y principios, por lo que pueden formar un proyecto de vida común y enrutarlo hacia el mismo lado”, sostiene Dávila.
Sin embargo, advierte que “la edad realmente define la madurez y podría marcar una diferencia en lo biológico cuando se quiere tener hijos”.
Por su parte, Tamayo considera que “para estas parejas no es necesario concebir, no es la finalidad de su relación amorosa, por lo general, cuando se unen, a veces ambos ya tuvieron hijos, así que buscan más la pasión y la ternura, la compañía y apoyo mutuo”.
Se refiere a las parejas de adultos maduros, quienes han tenido relaciones más convencionales en el pasado y que, no obstante, se vuelven a enamorar con diferencias de edad, por ejemplo, dos personas entre los 40 y 60 años.
Mientras que entre parejas más jóvenes, entre los 20 y 40 años, donde la mujer es la mayor, podrían desear una familia con hijo, pero serían embarazos de cierta complejidad.
Sí es amor auténtico
Una sospecha que con frecuencia recae sobre las parejas con grandes diferencias de edad, y que deben soportar aún entre sus propias familias, es si la relación está basada en verdadero amor, o si se trata de un vínculo más pragmático en el que cada uno busca cubrir necesidades, bien sean económicas o de cuidado.
La imagen ridiculizada de los “sugar daddy” o las “sugar mommy”, no siempre esconde relaciones interesadas despojadas de amor. Una representación realista puede ser lo que ocurre en la serie Modern Family, entre la pareja de Gloria (Sofía Vergara), una inmigrante latina en los 40 y con un hijo adolescente, quien se casa con Jay (Ed O’Neill), un norteamericano en los 60, divorciado y con hijos adultos. Todo podría indicar que es un matrimonio por interés, pero demuestran que hay amor de por medio.
“Sin duda, el amor no tiene edad, pero la presión social siempre se va a presentar, por eso las parejas deben ser fuertes ante estas críticas, tener la seguridad de que son ellos los que definen la relación, no pretender ganarse la aceptación de los demás, pueden decir que él parece el papá, o ella la mamá, pero todo eso deben saberlo abordar sin darle trascendencia. El amor podrá crecer siempre que haya un sentimiento puro, claridad y honestidad en la relación, que ninguno abuse de los sentimientos del otro”, concluye la psicóloga Tamayo.
Los cuatro pilares de la relación
A cualquier edad, sean de la misma generación o no, las relaciones amorosas solo perduran con base en la madurez psicológica. “Pueden encontrarse personas muy adultas que son inmaduras, así como jóvenes muy maduros”, comenta la psicóloga Dávila.
“Las relaciones sanas deben basarse en un pacto que cumple cuatro pilares, que son: amor, sexualidad, confianza y respeto, que determinan si pueden tener un proyecto en común sólido y resistente a los desafíos que se les presenten”, recomienda.
Pero, incluso cuando ambas personas no tienen la misma madurez, “pueden permitirse acompañar de nuevo a su pareja en estas etapas, porque en toda relación se debe permitir ser y hacer al otro, acompañar desde la comprensión y dejar esa libertad individual para que cada uno haga su proyecto personal en paralelo con el desarrollo del amor que compartan”.
Otro aspecto importante para considerar es la sexualidad, cuando el compañero sentimental es mayor, “puesto que va a decaer mucho más rápido para él”, señala Dávila.