Basada en hechos reales y sin nada que envidiarle ni copiarle a la reconocida serie ‘La casa de papel’, a la plataforma de Netflix llegó ‘El robo del siglo’, una producción que narra el asalto perpetrado en 1994 al Banco de la República de Valledupar, del cual se llevaron 24 mil millones de pesos colombianos.
No obstante, el incidente no tuvo gran cobertura mediática y es poco recordado por algunos colombianos, incluyendo al elenco de la serie. El País habló con Andrés Parra, quien interpreta a ‘Chayo’, protagonista de la serie.
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La historia de ‘El robo del siglo’ más que ser una copia de ‘La casa de papel’ parece ser la inspiración para los españoles.
Nosotros tenemos un récord que nadie nos ha logrado quitar y es que somos el país que se ha logrado robar de un banco la mayor cantidad de plata en efectivo, en la historia de la humanidad. Mientras no nos quiten ese récord, ‘La casa de papel original’ es la de nosotros.
Pero el público se va a llevar una enorme decepción, porque como robamos los colombianos no roba es pero nadie. Yo leía los libretos y el libro en el que investigué la historia y no lo podía creer, sobre todo, porque pasa una cosa muy interesante y es que robar 24 mil millones de pesos no es fácil, pero ahora dígame usted ¿cómo sería transportar por tierra todo ese dinero desde Valledupar hasta Bogotá? Sabiendo que detrás del botín están la guerrilla, los paracos, los narcos, los ladrones, el ejército y la policía... Esa es la verdadera historia.
Para ‘El presidente’ dijo que investigó mucho y que al final el guión le pareció casi una ficción, ¿pasó lo mismo con esta serie?
Pues de la historia del robo no hay mucho material para investigar. Entonces, la apreciación que yo tengo es que, el robo como tal y muchas de las cosas que sucedieron después del robo, efectivamente sucedieron como se narra en la serie. Pero la trama tiene un ingrediente extra que es lo que a mí me gusta mucho y son las relaciones interpersonales de cada uno de los miembros de la banda, porque la mayoría de nosotros tenemos una doble vida. Eso, por lo menos, es mucha ficción y a nosotros sí nos tocó deducirlo partiendo de nuestros personajes.
Por lo tanto, para este papel podría decir que me basé más en el libreto y no tuve esa investigación profunda. Como yo lo veo, lo que fue realidad está puesto ahí y lo que no, pues no afecta la realidad que queremos conocer, que es cómo se llevó a cabo el robo.
Últimamente ha estado trabajando en Argentina, Chile, México, ¿qué se siente volver a grabar en Colombia, con acento colombiano y en una historia tan colombiana?
Yo le voy a contar una anécdota, que va a pensar que estoy hablando mier**, pero no lo estoy. Yo estaba haciendo fila en inmigración, llegando de Chile con mi bebé y mi esposa, después de estar allá cinco meses, y sonó el celular, un número desconocido y contesté. Era Juliana la productora de ‘El robo del siglo’, diciéndome que me quería mandar un proyecto y fue una vaina como de “por favor, mándeme lo que sea que yo ya le acepto”.
Yo ya tenía muchos deseos de volver a trabajar con los amigos y cuando supe que estaba Tappan, la Benjumea y Paula, no, eso es mucha delicia. Poder volver a ver a Christian, ver por fin a la Benjumea en persona, que yo nunca la había visto trabajar; a Calero, que lo había visto en ‘María Magdalena’ y por fin me pude sentar con él a hablar. Fue muy bacano.
Usted se alejó de los papeles de narco, pero igualmente siguió interpretando papeles antagónicos...
Sí marica. Yo creo que es porque me interesa mucho la oscuridad en el ser humano. La zona oscura de las personas me genera mucha atracción y, desafortunadamente, los personajes que tienen una oscuridad palpable, sociópata, digamos, son justamente los de los perfiles de ladrones, corruptos y de gente que es capaz de hacer vainas que no cualquiera haría. Yo, por lo menos no soy capaz de eso… ¿usted cree que yo me robaría un banco? O sea, me hago popó en la puerta y no puedo entrar. (risas)
Creo que me llaman mucho la atención, porque quiero saber cómo pueden. Qué tiene adentro para tener la sangre fría y matar, violar, mentir de frente o hacer actos terroristas y luego ir y acostarse a dormir normal. Aún sigo en la búsqueda y cuando me llega un personaje demasiado ‘iluminado’ digo que no.
Los malos que interpreta, no son retratados como los ‘salvadores’, sino como verdaderos malos...
A mí me pasa mucho que la gente se encariña con los tipo malos que interpreto y he hecho el análisis del porqué y hace poco concluí con mi hijo que a nosotros, en el fondo, nos da un poco de envidia que nuestra oscuridad no salga a flote más veces en la vida y que justamente por no sacarla, somos víctimas del abuso de la gente, que nos ven la cara de pendejos. Esos malandros no tienen problema y van por el mundo valiéndoles culo lo que el otro piense.
El otro elemento, y es el que los hace peligrosos, es que uno no se imagina que ellos sean capaces de hacer esas cosas. Si se pone eso en la actualidad, uno le dice a cualquier ciudadano que un líder político robo y la gente dice “¿él? Jamás, él es un buen cristiano, con esa carita de sacristán qué va a ser capaz de robar”. Eso es lo que los hace tan peligrosos. Si los malos tuvieran la ‘jeta’ tatuada, como lo muestran en las películas, sería muy fácil.
Uno puede tener al malandro hasta en la casa. Solo con la violencia infantil, el 80% de los abusadores sexuales a menores pertenecían al círculo familiar de la víctima. Y en la serie, por ejemplo, la esposa de ‘Chayo’ no tiene ni idea de quién es Chayo en realidad, no se sueña que él sea ladrón de bancos, jura que él es vendedor de joyas.
Con ‘Escobar’ dijo que pudo ver la cara más oscura de Colombia, con ‘El robo del siglo’ qué cara pudo ver del país.
Lo que más me sorpendió es que yo no sabía que el mundo del ‘lumpen’, de la delincuencia, tiene estratos. No tenía idea de que hay ladrones muy sofisticados y que hay empresas dedicadas al robo de bancos, de joyerías, de catedrales, de museos y que tienen toda una organización, son tipos de cuello y corbata y personas que en la vida real tienen una firma de abogados, pero en la realidad realidad son ladrones. Eso me deja impactado, porque de verdad estamos en manos de una gente… o sea, el huev*** es uno de verdad, uno es el que trata de hacer las vainas lo mejor posible sin perjudicar a nadie.
¿Qué consideras que aprenderían los colombianos si ven esta serie?
Yo creo que esto es una serie para entretenerse, para ver de qué forma se ejecutó ese robo en Colombia, es una serie muy de ficción y que lo que busca es tenernos pegados a la silla, más allá de dejarnos una moraleja o de decirnos “robar está bien” o “robar está mal”.
Creo que la serie no tiene esa necesidad de la enseñanza, porque la gente podrá sacar sus conclusiones, ya que, como sucedió en la vida real, el robo terminó muy mal, y desde ahí la gente puede aprender algo.
Por otro lado, al público colombiano le vendieron un discurso, desde lo de ‘Escobar’, y ahora en este país ya no se puede hacer nada referente a ningún tema políticamente incorrecto, porque es una apología. Ahora no falta el que dirá que con esta serie estamos haciendo una apología con la que queremos que los adolescentes se vuelvan ladrones de bancos. Eso me parece un insulto a la inteligencia del espectador, que creo que es mucho más inteligente.
Para usted cuál es el verdadero reto de participar en historias basadas en hechos reales.
Esta pregunta es muy chistosa, porque a mí me pasa al revés. Yo con los personajes reales estoy muy cómodo y tranquilo, mi gran problema es este tipo de personajes, aquí es donde yo me embolato, me pierdo, sufro, no sé por dónde empezar, no sé dónde terminar, siempre salgo con un sinsabor.
Cuando yo decía que le quería hacer muchas preguntas a Calero, es porque Calero para mí es un referente. Él tiene una capacidad que es arrolladora, a uno lo sobrecoge y pude hablar mucho con él, con Paula, con Christian, con Marcela. Me volví un poco la ladilla, porque todos los días iba y les preguntaba algo. Fue un proceso de desaprendizaje y aprendizaje.
Yo sigo muy perdido en estos personajes, sigo sin tener muy claro el camino, tengo muchas taras, inseguridades y miedos, y es muy chévere ver un actor al lado de uno que ya como que superó esa etapa y está mucho más tranquilo. Calero, por ejemplo, respira una tranquilidad que uff. Marcela también, uno los ve actuar y hasta yo cuando estoy actuando estoy viendo a esos huevo*** para saber qué están haciendo.
La verdad es que yo soy un actor muy joven, he tenido mucha suerte, pero soy muy joven. Llevo muy poquito en este mundo y todavía tengo muchos líos en estos personajes. Entonces fue muy bonito poder tener a esta gente tan talentosa y buena al lado, ahí me les traté de robar tipsitos, de la Marcela sobre todo, porque es muy inteligente, Christian es muy bruto (risas). Mentira, a Christian “i love you”.