La colombiana Angela Guzmán llegó a sus 8 años a los Estados Unidos. Como en ese momento no sabía hablar inglés, una de las maneras que utilizó para hacerse entender con sus compañeros de escuela fue por medio de los dibujos.

“Desde que era muy joven siempre quise ser una arquitecta como mi hermana. Cuando salí de Colombia y llegué a La Florida, en Estados Unidos, recuerdo que no hablaba inglés y todo ese amor y pasión que tenía por los dibujos lo empecé a aplicar en el colegio para poderme comunicar”, afirma Angela, quien años más tarde se convertiría en la creadora de los primeros emojis de Apple.

Hoy, casi once años después, esta diseñadora bogotana, que desde entonces ha trabajado, además de Apple, en Airbnb y actualmente en Google, contó cómo ingresó a una de las multinacionales de tecnología más importantes del mundo, habló de su experiencia creando y diseñando los emojis que ahora son muy utilizados por millones de personas en la tierra. Además, recuerda un encuentro que tuvo con Steve Jobs y confiesa en qué se inspiraba para crear los diferentes emoticones o emojis.

Lea también: El Apple Watch ahora puede hacer y recibir llamadas con la eSIM de Claro, conózcalo

¿Cómo nació su pasión por el diseño?

Siempre me encantaba dibujar y en el colegio, cuando la profesora escribía cosas en el tablero, yo tomaba nota, pero con dibujos. Desde pequeña mi familia se dio cuenta del talento que tenía. Recuerdo que mi hermana, que es arquitecta, me empezó a enseñar a dibujar en perspectiva y yo veía la manera en que ella construía sus maquetas y dibujaba los planos. Eso me trajo mucha curiosidad por el diseño.

¿Cómo se dio su llegada a Apple?

Estaba cursando el último año de mi maestría en diseño gráfico y me faltaba un año para graduarme, por lo que decidí aplicar, en el 2008, a una vacante en Apple. Días después me llamaron, me hicieron una entrevista de 30 minutos y luego me confirmaron que fui aceptada. Eso ocurrió cuando tenía 23 años.

¿Qué recuerdos tiene de su primer día en esta compañía?

Fue un día que me marcó. Había practicado cómo llegar a la oficina porque tenía que ir desde mi apartamento hasta allá en bicicleta. Llegué medio acalorada y hubo una reunión para los jóvenes que íbamos a realizar las pasantías. Yo era la única diseñadora, pues los demás chicos eran ingenieros.

Ese mismo día conocí a mi jefe y luego me presentaron el área donde iba a trabajar. Cuando me contaron sobre el proyecto de crear los emojis, no sabía qué eran, pues es una palabra japonesa que nació en los años 90 y era la primera vez que iban a ser conocidos a nivel global. Aquel día también conocí a mi mentor llamado Raymond Sepúlveda.

Después de las pasantías siguió trabajando cinco años en Apple, ¿alguna vez se cruzó con Steve Jobs?

Varias veces durante el almuerzo. Uno lo veía en la cafetería y lo respetaba bastante. Una vez saliendo de mi oficina lo vi en un pasillo que estaba solo y le dije “hola” con mi mano, me sonrió y siguió caminando. Fue un contacto pequeño, pero memorable.

¿Qué debe tener un buen emoji y cómo es el proceso para crearlos?

Un buen emoji debe ser simple, ser fácil de entender y transmitir una emoción particular. Hay unos emojis que cambian de significado con el tiempo como las manitas juntas, pues hoy algunas personas dicen que ese emoji significa “gracias” y otras creen que es “chocar los 5”. Cuando creo un emoticón me siento a dibujar en el computador y así se me hace más fácil cambiar detalles.

¿En qué se inspira cuando hace estos dibujos?

Los emojis que creábamos debían estar cercanos a los sentimientos de las personas. Teníamos mucha flexibilidad en la parte estética y en los detalles, por lo que tomaba mucha inspiración en mis asuntos personales. Por ejemplo, hay un vestido azul con un cinturón café que lo basé en un vestido que mi hermana había hecho para el verano. Otras cosas que me inspiraban eran objetos que veía en la vida real, como las naranjas o las fresas y me fijaba en los detalles para luego representarlas en un dibujo.

¿Cuáles emojis la marcaron más?

En primera instancia, la argolla de compromiso porque fue con la que inicié el proyecto. Con ella aprendí mucho y tardé bastantes días en hacerla. El segundo emoji que más recuerdo es el de confeti, porque ese muchas personas lo utilizan para celebrar logros y compartir muchas cosas felices. Me trae felicidad porque es muy reconocido en todo el mundo. El tercero sería el set de corazones ya que mucha gente entiende, sin importar el idioma que hable, lo que ese símbolo quiere decir. También recuerdo que el emoji del excremento feliz lo creó mi mentor y cuando lo diseñó nos reímos mucho en la oficina porque era increíble ver eso.

¿Qué siente cuando ve que estos emojis han creado una nueva forma de comunicarse y son convertidos en peluches o carteras?

Es una respuesta muy complicada. Recuerdo que una vez vi un letrero grande que utilizaba emoticones para completar ciertas palabras o frases. Eso me parece curioso y me causa mucha risa.

Cada que veo un emoji le tomo una foto y se la mando a Raymond. Siempre intercambiamos fotografías de todo lo que hemos encontrado.

¿Cómo le ha aportado la creación de estos emojis a la manera de comunicarnos en la actualidad?

Principalmente los emojis les han permitido a muchas personas romper las barreras del idioma, expresar lo que sienten y entenderse con los demás.

¿Cuál es su emoticón favorito?

La cara feliz que tiene los cachetes rosados porque siempre se las mando a mis hermanas.

¿Cómo describe su experiencia en Apple?

Allí estuve cinco años en los que compartí jornadas de trabajo con gente muy talentosa y aprendí mucho sobre el mundo del diseño.

Actualmente es jefa de diseño en Google...

Soy la diseñadora de experiencia de usuarios y trabajo en Google Assistant -Asistente virtual- y allí diseñamos experiencias para dicho producto. Es una gran compañía.

“A los jóvenes diseñadores gráficos en Colombia les digo que me da mucha felicidad que estén interesados en esta profesión. Espero que sigan con ese enfoque e inspiración, pues hay mucho talento y este es un campo que está creciendo”.