Arnold Schwarzenegger se divorcio de María Shriver en 2011, tras salir a la luz la noticia de que había tenido un hijo con su ama de llaves, Mildred Baena, la cual había trabajado más de 20 años para la familia.
El fin de mi matrimonio fue mi peor fracaso. He tenido momentos malos en mi vida, pero sin duda ese ha sido el peor de todos y mi mayor error. Piensas: Soy yo el culpable. Soy yo el que ha metido la pata, y no puedes echarle la culpa a nadie más.
Así recuerda Arnold Schwarzenegger su divorcio de María Shriver en 2011, tras salir a la luz la noticia de que había tenido un hijo con su ama de llaves, Mildred Baena, la cual había trabajado más de 20 años para la familia.
Fue una separación que tuvo resonancia en todo el mundo. ¿Y cómo no? si durante 25 años se habían mostrado como una de las parejas más estables de Hollywood.
Además eran la encarnación del sueño americano. Él era un fisiculturista austriaco convertido en actor, mientras que ella era lo más parecido a una princesa estadounidense, al ser sobrina del fallecido presidente John F. Kennedy. Estaban destinados a los titulares.
El estatus de Shriver también jugó un papel bastante importante en la carrera política de Schwarzenegger, quien ejerció como gobernador del estado de California desde 2003 hasta 2011.
Sin embargo, cuando Arnold le confesó a María en medio de una sesión de pareja, que había tenido un hijo con quien fuera su empleada cercana, ni la terapia, ni la fama, ni la pisión de bienes, pudieron evitar el porcio que concluyó en 2014.
En medio del escándalo del ama de llaves, se publicaron otros deslices de la estrella, como que también mantuvo una relación con la actriz Gigi Goyette durante siete años. La mujer habría recibido US$$20.000 por mantener el secreto, según reportó la revista Los Ángeles Times.
Desde entonces, al menos siete mujeres han denunciado al político y actor por acoso sexual en las últimas tres décadas.
Con el divorcio María, quien es periodista y presentadora de televisión, tuvo derecho a la mitad de las ganancias que el actor generó durante su tiempo juntos, la cual asciende a los US$300 millones. A ella, por su parte, se le adjudica una fortuna personal de US$100 millones.
El actor es consciente de que su porcio tuvo gran repercusión sobre sus hijos Katharine (25), Christina (23), Patrick (21) y Christopher (17), fruto de su matrimonio con María, y en especial para Joseph (17), nacido de su aventura extramatrimonial cinco días después que Christopher.
Joseph es estupendo y entiende completamente la situación. Así que todo ha terminado funcionando... Pero es una situación muy dura para él. Y también es una situación difícil para el resto de mis hijos. Lo es para toda mi familia. Fue duro para todos. Pero ya sucedió y tenemos que afrontarlo, ¿verdad?, dijo el actor en una entrevista con Howard Stern para el programa Sirius XM.
Schwarzenegger también confesó sentirse muy agradecido a su exmujer por haberse esforzado en que él pueda seguir manteniendo una buena relación con sus hijos a pesar de su separación.
En el 2014 se hizo público que el actor había recuperado la ilusión con Heather Milligan, una rubia fisioterapeuta de 38 años. Sin embargo, no se ven juntos desde hace meses.
Aunque los medios estadounidenses también rumoran que el actor podría disfrutar de un auténtico harén de hermosas mujeres que estarían completamente a su servicio durante el tiempo que pasa su mansión de Los Ángeles.
Arnold, el BárbaroUna saga que no necesitaba decir: volveré. Así, jugando con la frase que Arnold Schwarzenegger pronunció en Terminator 2: El juicio final, el portal de cine Indiewire resumió con ironía la opinión de la crítica estadounidense frente a Terminator: Génesis, quinta película de la saga Terminator. Por su parte, Variety no ha tenido piedad con la producción dirigida por Alan Taylor. El periodista Justing Chang afirma allí que el filme es un espectáculo ridículo y ligeramente deprimente. El perfecto producto de su tiempo y lugar, pues ilustra a la vez la despiadada lógica empresarial de la industria, y la coherencia temática de esta franquicia. Todd McCarthy, de The Hollywood Reporter, dice que pasar la mitad de la película viendo cómo cyborgs inmortales reciben un disparo para regenerarse a continuación, y la otra mitad tratando de entender una trama que reescribe la saga, es una prueba de fuego para ver con qué entusiasmo aceptan los espectadores una película que es más de lo mismo y está servida en un envase muy similar. Aunque la crítica no ha sido muy amable con Schwarzenegger y la quinta entrega de la saga que conmemora 31 años de su estreno original, el austríaco puede darse por bien servido sobre su paso por Hollywood. Él representa el ejemplo perfecto del sueño americano. Hijo de un oficial de policía, el cual también era militante nazi, Arnold nació en una pequeña ciudad austríaca, en una casa sin teléfono ni acueducto. A los 14 comenzó a ejercitar sus músculos y a los 21 años emigró a Estados Unidos, con un escaso inglés y un cuerpo entrenado físicamente, como único capital. No tardó en convertirse en el más joven Mr. Olympia, un título que ganó en siete ocasiones. Y la industria del cine también vio un futuro prometedor detrás de su musculatura. Conan, El Bárbaro, Terminator y sus secuelas, así como muchas otras películas, recaudaron jugosas ganancias. El inmigrante pobre se transformó en una estrella taquillera y posteriormente, en gobernador del estado de California. En su carrera hizo una que otra enemistad. Es el caso de la rivalidad que mantuvo con su colega Sylvester Stallone por 20 años. Ambos se peleaban el título de la mayor estrella del cine de acción. Una guerra fría caracterizada por la tensión constante que terminó en el momento en que ambos decidieron empezar a trabajar juntos en 2010. Desde entonces han compartido créditos en las tres entregas de Los mercenarios y en Plan de escape. Nos llegamos a odiar profundamente, aunque eso también me enseñó lo difícil que es encontrar un enemigo tan duro de roer como Arnold. A medida que te vas haciendo mayor, ves las cosas desde otra perspectiva y acabas restando importancia a este tipo de confrontaciones. De hecho, estoy seguro de que esa gran rivalidad que teníamos es la que nos ha ayudado a tener tanto éxito. La competencia siempre te hace sacar lo mejor de ti, comentó Stallone al diario The New York Post. En su paso por la Gobernación, Arnold también hizo varios detractores, sobre todo porque tras siete años en el trabajo se marchó con un pésimo balance. Con el gobierno Terminator, California, el que fuera el estado más poblado y más rico de Estados Unidos, quedó en quiebra. Schwarzenegger dejó las cuentas del Estado con un déficit abultado de US$28.000 millones, consecuencia del estallido de la burbuja inmobiliaria y una cifra de desempleo correspondiente al 12 %, algo más de dos puntos por encima de la media nacional. Y se marchó con un hasta la vista, baby, dejando un 32 % de índice de popularidad, tras haber incumplido muchas promesas electorales, en especial la de reformar las prácticas disfuncionales de la capital, Sacramento, y de cambiar el sistema de salud del Estado. En su defensa cabe destacar que no aceptó su sueldo de gobernador, de unos US$175.000 por año, y lo donó a organizaciones benéficas.