Es la hija 'sándwich' en el hogar conformado por Octavio Tafur, ingeniero civil, propietario de la constructora Megaconstructores y de la comerciante Olga Liliana Náder, dueña del almacén de decoraciones Oly.
Su hermano mayor (de padre y madre) es Michel Tafur, ingeniero industrial de la Universidad de Los Andes, y su hermana Valentina, menor que ella tres años, estudia, becada Mercadeo y Relaciones Públicas en una universidad de EE. UU.
Tiene un hermano medio por parte de padre, Octavio Tafur, quien es el mayor de todos los hermanos. Él es propietario de diferentes negocios.
Ella, egresada del Colegio Bolívar, toca el violín desde los 4 años cuando ingresó a la Academia Arboleda. Luego, comenzó clases de piano, hasta los 18 años cuando se fue a Bogotá a estudiar derecho, en la Universidad de Los Andes.
En medio de sus afanes laborales (trabaja en el área jurídica de Microsoft Colombia) y en la Universidad de Los Andes (desde hace casi dos años es coordinadora de la especialización en derecho comercial) Gabriela atendió a El País para compartir sus vivencias, opiniones, hablar sobre su nuevo reto, de su novio y de mucho más.
¿Cómo llegó a trabajar al área jurídica de Microsoft Colombia?
Yo coordino el Getci, el grupo de comercio electrónico, informática y telecomunicaciones de la universidad.
Uno de sus miembros envió un correo preguntándonos si conocíamos estudiantes de noveno y décimo semestre que cumplieran con todas las cualidades que él estaba buscando y yo le envié mi hoja de vida. Le gustó, me llamaron a entrevista y aquí estoy.
¿Y qué cualidades quería su jefe?
Una persona pila, que tuviera inclinaciones al derecho y a la tecnología, que tuviera buen promedio y que dominara muy bien el inglés.
¿Qué le dejó haber sido Modelo Revelación en Cali Exposhow?
Eso fue hace mucho (risas), en el 2009. Desde ahí todo ha sido éxitos en mi carrera de modelaje. Aprendí mucho, tuve premios importantes como un año de membresía en Bodytech, fotos con Jairo Gutiérrez.
Ese fue un reconocimiento al inicio de mi carrera como modelo y ahí me di cuenta que podía seguir modelando y que lo podía hacer bien.
¿Y cuáles serían esas metas a conseguir a través del reinado?
Quiero alcanzar fines sociales, quiero tener un año dedicado a realizar obras sociales que me interesan y que van bien con mis metas a futuro.
Yo quiero ser presidenta de una multinacional, tengo aspiraciones políticas y creo que el reinado me da la posibilidad de darme a conocer en esos ámbitos: en el filantrópico y en el social, que en últimas, van muy bien con mis metas a futuro.
Ha dicho que tiene aspiraciones políticas. Ya esa norma de que las reinas no hablen de política, religión ni sexo estuvo bien abolirla, ¿no?
Censurar a una reina, decirle, ‘tú no puedes hablar de política’, creo que erradica completamente el trasfondo en educación que pueda traer un reinado.
Me he matado en la universidad por salir adelante, por ser una persona que lee mucho, que se interesa mucho por el asunto político, entonces, censurar mi punto de vista por ser reina está mal, porque yo tengo una posición concreta y puedo llegar a ser una influencia positiva dentro de la sociedad colombiana.
¿Y en el plebiscito por la paz votó por el Sí o por el No?
(Risas). No quiero llegar a generar discordia, pero yo voté por el Sí porque he sido víctima del conflicto, mi abuelo fue secuestrado por las Farc. Era hora ya de un cambio.
La vida de la gente colombiana importa, una guerra que tiene 60 años no puede continuar, sobre todo, cuando son los hijos de gente desfavorecida los que pelean una guerra que no tiene nada que ver con ella.
Voté por el sí porque pienso que es una nueva forma de acabar con un conflicto armado que lleva mucho tiempo, que puede saldar muchas heridas en la sociedad. Ahora no se ve tan claro, ha habido muchos errores con el proceso de paz, nada es perfecto, pero en un futuro vamos a ver los frutos de esto.
Creo que la sociedad se va a reconciliar y vamos a crear lazos importantes que se han destruido a través de 60 años. Voté por el proceso de paz, por el sí, por darle solución a un conflicto que ha cobrado muchas vidas en este país.
Que no usa tacones. Pero el look de una abogada sin tacones no lo alcanzo a imaginar...
Es que soy muy alta, todo el mundo me dice que soy gigante, entonces ponerme tacones ha sido difícil.
Cuando salía a rumbear en tacones era complicado, más, cuando uno no tiene parejo. Pero mi novio es altísimo, mide 1,90 m, entonces ahora sí me pongo tacones a diestra y siniestra. Pero en mi día a día sí ando en tenis, prefiero la relajación ante todo.
¿Ser una mujer muy mandona le ha traído problemas?
Problemas como tal, no. Soy una persona que odia la mediocridad. Yo siempre me entrego 100% a lo que hago.
Eso trae problemas a la hora de trabajar con gente que no cumple con el nivel de trabajo que uno espera. Pero a la hora de rendir ante mis jefes, de mi desempeño académico y profesional eso es bueno.
Ser mandona implica que uno tenga una personalidad fuerte, que sea una persona que cumple las metas que se propone, entonces, son más las ventajas.
Ha confesado el defecto cliché de las reinas: ser perfeccionista. Confiéseme otro defecto que tenga...
(Risas) Soy malgeniada. Ese es un mal libanés (risas).
¿Cómo hará para manejar ese mal genio? Porque reina malgeniada no es como muy bien vista...
(Risas). Hay ámbitos en la vida en los que está permitido ser uno malgeniado, pero a la hora de ser reina pues obviamente que no, como te darás cuenta (risas).
Háblenos de su novio, solo sabemos que es altísimo.
Alejo (Alejandro Durán) es bogotano, nos conocimos jugando. Él estaba en la selección de voleibol de hombres de la Universidad y yo en la de mujeres.
Desde que nos conocimos ha sido un amor impresionante. Él ha sido importante en mi formación académica y personal. Alejandro es pilísimo. Es médico, se graduó cum laude, en enero, hizo el discurso de grado, es muy inteligente, es un buen ejemplo a seguir. Es un ser humano excepcional. Llevamos ya tres años.
¿Cómo tomó la noticia que usted es la reina del Valle?
Como llevamos tanto tiempo Alejandro ha estado desde que me estaban llamando para que participara en el concurso regional.
Él decía: cómo vas a interrumpir tus estudios, pero en últimas, haz lo que desees. Siempre me ha aconsejado de buena forma. Mi decisión la ha tomado muy bien, le va a dar duro porque él se va a vivir a EE.UU. en julio, a hacer residencia allá, entonces no va a estar durante el tiempo crítico de mi preparación y el reinado.