En ese mismo teatro, el Jorge Isaacs, donde hace cuatro décadas Alba Floyd vio salir al escenario a un hombre de 1.80 metros con una camiseta básica y una sonrisa ancha, ella despedía ayer a su querido “viejo” —como le gritó cuando sonó la corneta de la policía-, Enrique Colavizza.

Justamente hoy estarían cumpliendo 48 años de casados.

“Aquí, hace 49 años, en este teatro lo vi. Estaba sentada aquí (señala un asiento vacío). Él salió y a mi lado estaba una amiga mía, María Elvira Hurtado, que fue reina, y le dije: ‘Me voy a casar con ese hombre que está allá arriba o me voy de monja o se lo pongo a un tren’”, dijo Alba ayer, mientras el cuerpo de su esposo permanecía en cámara ardiente en el Teatro Jorge Isaacs, como ella misma lo dispuso, “porque él era un hombre público, no era de nosotros, su familia, era de ustedes”.

Lo que más extrañará doña Alba de ‘El Caballero de la Sonrisa’ será su compañía. “Vivíamos 24 horas juntos. Él era un caballero, era divino en su forma de tratarme. Por las noches me cobijaba, por las mañanas me llevaba el desayuno a la cama. Se levantaba y lo primero que me decía era: ‘Gracias, Dios mío, por esta mujer tan espectacular que me has dado, por estos hijos tan maravillosos’”.

Vea también: así fue el último aplauso de familiares y amigos al genio de la comedia Enrique Colavizza

Cuenta que antes de quedar oxígeno dependiente (insuficiencia respiratoria) y que fuera ella la que lo tuviera que entrar al carro, él era quien le abría la puerta, y cuando ella fumaba le encendía el cigarrillo. “Fueron 48 años de pura felicidad, por eso no me ven llorando. Estoy feliz de que él haya trascendido porque estaba sufriendo y si uno ama, no quiere ver sufrir a quien ama”.

Dice la esposa de Colavizza que su celular no ha parado de sonar desde que se supo la noticia de su partida. “Me sonaba una llamada y repicaban dos”. Incluso la llamaron a decirle que un sacerdote del Vaticano iba a oficiar el lunes “una misa por Enrique, a las 10:30 de la noche de acá”.

Aunque eso le sorprende, ella siempre supo que su marido iba a ser muy querido por todos gracias a su ingenio. “De todo sacaba un chiste. Decía cosas como ‘Tengo la cara barata’, que me hacían morir de la risa, pero a veces me daba rabia porque hasta en los momentos trascendentales estaba mamando gallo”.

César Corredor, ‘Barbarita’, dice que el humor Colavizza lo conservaba fuera del escenario. “En 32 años que llevo en el programa nunca lo vi de malgenio. Cuando no le gustaba algo decía: ‘No me gusta esa guevonada’, pero nunca lo vi irritado, siempre tenía palabras de cariño y le preguntaba a uno por la familia”.


La esposa de don Enrique fue testigo de lo fiel que fue Colavizza a Sábados Felices, aun ausente del elenco desde el año 2013, lo veía todos los sábados y se lo repetía grabado. “El día que el programa cumplió 46 años, vimos el especial en la clínica y se puso triste, lloraba, decía: ‘¡Qué vaina! Si no tuviera esta enfermedad estaría con ellos’”.

“Fue el hombre más maravilloso que haya podido conseguirme”, dice ella. “Le pedí perdón por todo lo malo que le hubiera podido hacer en estos 48 años y me dijo: ‘Qué te tengo que perdonar si vos has sido espectacular conmigo y yo con vos’. Le dije: ‘¿Tenés miedo a la muerte?’ y me dijo: “No, no. Si ha llegado el momento, estoy preparado”. Y le dije: ‘Estate tranquilo, yo voy a estar bien, estoy rodeada de tus hijos, descansá, estás muy cansado, ya el cuerpo no te da’. Es que ya el cuerpo no le daba”, dice con la voz quebrada.

Doña Alba y su hija Isabel Cristina ‘Tina’ coinciden en que tal vez le estaba haciendo mucha falta seguir en Sábados Felices con sus amigos. “Cuando ellos lo llamaban se ponía dichoso, feliz. Hugo Patiño me contó que apenas supieron de su muerte suspendieron grabaciones y que ‘Jeringa’ (David Alberto García, humorista) se tiró al suelo”.

Para ‘Tina’, quien vive en Miami, su papá “fue fiel a su esposa, a sus hijos, a sus valores y a Caracol. Le hicieron muchas ofertas de otros canales y dijo: ‘Estoy con los que me ayudaron cuando no era nadie’. Era un papá amoroso, besucón, abrazador, expresaba siempre su cariño, nunca nos pegó a ninguno de los cuatro. Siempre con un espíritu de alegría, el lunes le dije: ‘Vos siempre estás buscando sacarle un chiste a todo’ y él:
‘Siempre, siempre’”.

A la hija de Colavizza le gustaban sus personajes de extranjero. “Su primera lengua fue la de sus padres, el italiano. Nos contaba que cuando salió de la casa al colegio por primera vez, aquí en Colombia, le preguntó a mi abuela por qué todos hablaban distinto a él y empezó a aprender español a los 11 años”. Para ella lo más grande que su papá les dejó fue el gran amor que le tuvo a su mamá. “Hoy en día hace mucha falta, como dice la Biblia, que los hombres amen a sus esposas”.

De esa primera generación de ‘Sábados felices’ a la que perteneció Colavizza (80 años), quedan Hugo Patiño, Norberto López, Álvaro Lemmon ‘El hombre caimán’ y Jorge Zuluaga, ‘El Topolino’, quien, a sus 95 años, despide a su amigo.

Hablan sus amigos

Heriberto Sandoval
“Estábamos el lunes en grabación de exteriores en el Parque Jaime Duque y a las 4:00 p.m. nos comunicaron la noticia. De la nostalgia pasamos a la satisfacción. Nos deja su pasión por el trabajo, la sed de cuidar los principios y los valores de la familia a través del humor”.

Carlos ‘El Mono’ Sánchez
“Sin líderes como don Enrique, ‘El Mocho’ Sánchez, Don Hugo Patiño, Álvaro Lemmon, ‘La Gorda’ Fabiola, Alfonso Lizarazo, ‘El Flaco Agudelo’, este programa no existiría. Ellos lo idearon sin pensar que iba a batir todos los récords, que duraría 46 años y que la gente los iba a recordar y a querer de esa manera. A nosotros nos quieren gracias a ellos. Y Colavizza era una persona irrepetible”.