Tras más de 35 años de carrera artística, los últimos tiempos en la vida artística de Enrique Bunbury no han sido nada fáciles, con el encierro que produjo la pandemia, la imposibilidad de salir de viaje en giras de conciertos, y posteriormente, los problemas de salud que le impidieron completar su retorno a los escenarios.
Pero su amor y pasión por la música no ha parado, así como su producción creativa, y acaba de presentar ‘Alaska’, el segundo adelanto de lo que será su próximo trabajo discográfico ‘Greta Garbo’.
‘Alaska’ es una canción que habla del aislamiento voluntario, del forzoso y también de las bondades inesperadas del aislamiento.
En su parte musical, es una mirada puesta en el soul de los años setenta y grabada totalmente en analógico en los estudios de El Desierto Casa Estudio, a las afueras de la Ciudad de México, bajo la producción de Adán Jodorowsky.
"Siempre es difícil para un artista resumir o explicar una obra. Todos los álbumes que grabé son hijos de su tiempo y de las vivencias que rodearon la grabación y la composición. Suenan así por las circunstancias que precedieron y acompañaron la escritura y la interpretación de los mismos. Un álbum es una experiencia interpersonal, dependiente del equipo técnico y humano y la localización geográfica durante el proceso creativo y el registro sonoro”, comentó el artista español radicado en la ciudad de Los Ángeles.
Tras grabar dos discos, 'Posible' y 'Curso de levitación intensivo', durante el convulsionado 2020, y más adelante 'El Puerto Ep', a finales de 2021 volvió a las giras de conciertos tras casi tres años lejos de los escenarios para celebrar el 35 aniversario de la publicación de su primer disco en 1987 junto con sus compañeros de Héroes del Silencio.
Desgraciadamente, la gira fue extremadamente complicada y traumática.
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“Subirme al escenario se fue complicando día a día y cada vez más. Mis problemas físicos incluían una tos compulsiva y nocturna, que me impedía dormir y destrozaba la garganta y una extraña sensación de arena en los pulmones. Psicológicamente, cada día suponía escalar nuevos ochomiles, en un reto imposible. Finalmente, cancelamos todos los shows restantes y, desesperado, decidí aceptar que no podría subirme más a los escenarios en esas condiciones”, continuó Bunbury.
Y agregó, “Durante ese período y en los meses posteriores, escribí las canciones del nuevo álbum. Algunas manifestaban la rabia y el descontento provocado por la situación. Otras, se asomaban a un atisbo de esperanza, viendo en la creación, mi última salida. En bastantes de las canciones incluidas en el disco aparece una mezcla de inquietud y entusiasmo ante algo que podríamos denominar el síndrome Greta Garbo”.
La famosa actriz sueca decidió abandonar la escena cinematográfica a la edad de 36 años, en el cénit de su carrera. Esto hizo pensar a Bunbury en que, aunque siguiera escribiendo y componiendo, alejarse de los escenarios, provoca una distancia con el público no del todo deseada. “Este álbum es una respuesta al trauma sufrido durante todo este período", confirmó el artista.
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