Le han dicho de todo: que no sabe cantar, que lo suyo no es música, que sus letras son vacías, pero lo cierto es que Benito Antonio Martínez Ocasio, más conocido como Bad Bunny, es un genio del mercadeo.
En vez de anunciar su gira mundial, como es la costumbre de grandes figuras de la música, para su último disco ‘Debí tirar más fotos’, lanzó, el pasado 5 de enero, su residencia en Puerto Rico, y anunció su tour ‘No me quiero ir de aquí’, consistente en 20 fechas en su isla natal, en respaldo a su pueblo, y clamando para no dejar que le pase “lo que le ocurrió a Hawaii”.
El artista tituló su tour en alusión a los nativos de la isla, colonizada por Estados Unidos, que fueron desplazados de sus hogares hasta terminar viviendo en casetas o en la calle. Dichos conciertos comenzarán el 11 de julio y se prolongarán durante tres fines de semana, de viernes a domingo. El recinto, llamado coloquialmente El Choli, tiene un aforo de 18.000 espectadores.
En un video en su perfil de Instagram que coincidió con el anuncio de los conciertos, Bad Bunny dijo en español que le encanta ir de gira, pero que: “Por ahora, estoy en Puerto Rico. Estoy en mi casa y la estoy pasando bien y si te soy sincero, no me quiero ir de aquí”.
Así, El Conejo Malo —que ya no lo parece tanto— impulsó el turismo en su país, tanto así que la industria hotelera de la Isla reportó, antes de iniciar esta gira, más de 30.000 noches de habitaciones reservadas.
Y los puertorriqueños respondieron a su gesto, acudiendo masivamente al llamado del Conejo, que rompió récord de ventas en su país, al agotar 30 fechas de conciertos en menos de cuatro horas. Así lo confirmó Move Concerts, productora del evento: las 30 funciones ‘sold out’ equivalen a 400.000 boletos vendidos en su país.
No obstante, el hecho de que los nueve primeros conciertos estén destinados exclusivamente para los residentes de Puerto Rico, es una extensión del álbum, considerado una rotunda afirmación de sus raíces en la isla caribeña.
Y es que, el nuevo álbum ‘Debí Tirar Más Fotos’, de 17 temas, se grabó íntegramente en Puerto Rico y cuenta con una serie de jóvenes colaboradores que representan una variedad de estilos de su tierra natal que se remontan a varias generaciones: el urbano de la cantante RaiNao (Perfumito Nuevo); reguetón y trap latino de Omar Courtz y DeiV (Veldá); y ritmos tradicionales como la plena y la bomba de Pleneros de la Cresta (Café Con Ron) y el joven grupo Chuwi (Weltita).
“Cada uno de ellos es puertorriqueño y está ahí por una razón”, le dijo Bad Bunny, a The New York Times, en una entrevista a finales de diciembre, antes del lanzamiento del álbum. “Cuando los escuchaba, me sentía como si estuviera allí, en Santurce, pasando el rato”, agregó.
Por si fuera poco, todas las canciones de salsa, como Baile Inolvidable, están hechas por muchachos de la Escuela Libre de Música, de 18, 19, 21 años. “La gente piensa, oh, ahora todos los jóvenes hacen reguetón, no. Hay muchos grandes músicos, jóvenes, que solo están esperando por la oportunidad”, ha dicho Benito.
En su nueva producción, el Conejo incluye instrumentos y ritmos puertorriqueños, lanza un grito de guerra sobre su pasado y presente coloniales, denuncia cómo se ha favorecido a las casa de lujo y el turismo por encima de las necesidades de los habitantes, señala la gentrificación. Y hace un llamado a la independencia de Puerto Rico, frente al estatuto del Estado Libre Asociado de Estados Unidos.
Pero además, el cantante, de 30 años, incluyó salsa en su mosaico de géneros, y ese gesto que podría haber generado un escándalo, recibió la bendición de salseros como Willie Colón, quien publicó en su cuenta de X: “Todo el mundo me está llamando por el grito. Me sorprendió cuando lo vi. En un momento en el que la salsa y Puerto Rico necesitan un impulso. Benito, lo hiciste de una manera reflexiva y respetuosa. Me alegra ver esta evolución”.
También el músico, compositor y director de orquesta, Willie Rosario, Míster Afinque, se mostró agradecido con su coterráneo por promover la salsa: “Escuché la grabación de Bad Bunny, tengo que felicitarlo y agradecerle porque aquellos que siempre opinan que la salsa va en decadencia, esta grabación ha traído todos sus fanánicos jóvenes a escuchar y levantar el interés de bailarla. El viernes pasado toqué en el Watusi (Santurce) y noté público joven disfrutando mi música. Otro artista urbano que va por el mismo carril es Rauw Alejandro. Me alegro mucho porque los salseros de la nueva generación van a tener muchas oportunidades. Qué así sea si es la voluntad de Dios. ¡Vaya!”.
Incluso Yuri Buenaventura, salsero vallecaucano, con 29 años como cantante profesional y salsero, exaltó a Benito en su cuenta de Instagram: “Ahora bien, el álbum más reciente de Bad Bunny lleva inmerso un mensaje patriota borinqueño, y una riqueza musical y rítmica, que me hizo muy feliz. Es de un calibre musical y conceptual inmenso, así como una gran diversidad sonora ... una gran reflexión del futuro de nuestra música se presenta frente a este nuevo álbum”.
Y agregó: “Me hace muy feliz que la juventud mire hacia esos valores de nuestros géneros musicales y folclóricos”, aseguró Yuri.
Incluso, hasta la mismísima iglesia le ha dado su bendición a Benito. Un sacerdote en Puerto Rico, que se volvió viral en un video difundido en redes sociales, sorprendió a los feligreses al elogiar, en plena homilía, el nuevo disco de Bad Bunny, ‘Debí Tirar Más Fotos’: “Un gran puertorriqueño a quien le llaman el Conejo, nos ha dejado un regalo hermoso en su último álbum y nos dice: ‘no, no suelte’ la bandera, no olvides el lelolai, que no quiero que hagan contigo lo que le pasó a Hawáii’. Si ustedes y yo queremos perder a Aguadilla, su belleza, dejemos que hagan con nosotros lo que hicieron con Hawaii”.
El propio artista reconoció su carácter político en The New York Times: “Hay muchos versos políticos que no se pueden distinguir como tal. Cuál es el propósito de que yo esté aquí, en esta posición? ¿Qué sigue? Te mueres y eso es todo… Estaba pensando en eso y dije: ‘Debería hacer algo donde pueda plantar una semilla’”.
Además, reveló que el sonido de su nuevo disco: “No es como un ritmo nuevo, es un ritmo muy antiguo, solo que suena nuevo y diferente porque lo estoy haciendo yo: estoy haciendo este sonido con mi voz, mi estilo, mi flow. A veces los jóvenes pueden pensar, yo lo pensaba cuando era niño, que este tipo de música es para viejos, que es la música de mi abuelita o de mi abuelo. Pero cuando creces, empiezas a apreciarla y a entenderla más. Solo quiero que sepan que se puede hacer de una manera muy cool. Puedes hacerla a tu estilo. No tienes que hacer lo mismo que hacían los viejos artistas en el pasado. Puedes hacerlo con un nuevo sentimiento, con una nueva jerga, con un nuevo todo. No hay reglas”.
2. De Benito a Conejo
“Recuerdo que antes las fotos eran algo muy especial. Hoy puedes tomar fotos de todo. Puede que a veces no quiera una foto con alguien por muchas razones: a lo mejor no estoy de mi mejor humor. A veces siento que tal vez esa persona no es un verdadero admirador. Y también porque quizá me he acostumbrado y no es un momento especial para mí. Pero para ellos, tal vez lo sea y la persona quiera guardar ese momento. Así que ese es el significado del título: deberías apreciar más los momentos y a las personas. No es una disculpa, es más bien un recordatorio para mí mismo”, dijo Bad Bunny en su entrevista a The New York Time sobre DTMf.
Pero sobre este artista, que por estos días acapara los listados globales, hay que saber que, su apelativo de Bad Bunny nació de una foto que le tomaron siendo pequeño, vestido de conejo, mientras hacía un mal gesto en su rostro. Desde entonces sus amigos le llamaron así.
Recuerda que cuando tenía 12 años su madre compró un boleto para ir a Nueva York y Connecticut, para visitar a la familia. Pero cuando les dijo: “¿Saben qué? Nos vamos a Estados Unidos”, él empezó a llorar, “no quería irme” y eso pensó a su corta edad: “No quiero irme de aquí. Siempre quiero estar aquí en Puerto Rico. Y mis padres se reían y decían: “¡Qué coño, este tío está loco! Vamos a volver. Son sólo dos semanas”.
Así, el hoy Bad Bunny, le contó a Zane Lowe, de Apple Music, que tuvo una infancia muy bonita: “Viví con mis padres. Gracias a Dios que todavía están vivos. Fui a la escuela pública. Mi mamá era muy estricta con las calificaciones. Mi papá siempre estaba haciéndonos reír y haciendo chistes. Podría decir que tuve una infancia muy feliz. Siempre compartida con mis abuelos, tíos, tías, y primos”.
Admitió, además, que a su mamá le aprendió la puntualidad y la responsabilidad, “Era como una psicópata. Siempre quería llegar a los lugares 10 minutos antes. Yo siempre soy el primero en llegar a todos lados”. Y aunque él soñaba con cantar ante miles de personas, y lo ha hecho en incontables ocasiones, confiesa que es tímido: “Fue difícil en la secundaria. Siempre me costó hacer amigos. Por eso siempre he tenido los mismos desde que era un niño”.
Además de la música, participó en cine, en producciones como ‘Tren Bala’, ‘Rapidos y Furiosos 9′ y ‘American Sole’, y en la moda, a través de colaboraciones con firmas de ropa como Jacquemus, Adidas y Croso, incluso tiene su propia marca.
Comenzó a hacer música en 2013 mientras trabajaba en un supermercado y compartía sus temas de trap en ‘SoundCloud’, donde sería descubierto por el productor DJ Luian que lo llevaría al estrellato, le dijo a Jon Caramanica y Joe Coscarelli, para The New York Times. “Yo siempre supe que podía ser grande y tener éxito siendo puertorriqueño, con mi música, mi jerga, con mi cultura. Así que trabajaba para alcanzar la mayor cantidad de lugares, pero al mismo tiempo manteniendo mi esencia, mis raíces”.
Un hito por el que, periodistas como Carlos Passage, escritor en Billboard Colombia, destacan: “Bad Bunny tiene ahora el deseo de usar su música para presentarse auténticamente al mundo y mostrar su identidad. Ve su música y su personalidad pública como una forma de expresar abiertamente quién es, sin concesiones. No obstante, siente una fuerte responsabilidad de representar a su patria, Puerto Rico, en un escenario global. Es un fenómeno”.
Y añade, “Parte del efecto Bad Bunny es su toque personal; la forma en que involucra a sus fans. Él los hace parte de cualquier proyecto en el que esté trabajando o promocionando, y convierte cualquier experiencia suya en un evento”. Y es justamente eso, por lo que ha utilizado durante mucho tiempo su plataforma como medio para dar voz a sus compatriotas, al tiempo que se las arregla para dominar las listas de popularidad con su mezcla de reguetón y pop, cosechando un éxito masivo.
‘Yo perreo sola’ (2020) fue un tema con el que entró en el debate de las políticas de género, mientras que ‘Afilando los cuchillos’ fue producido en el contexto de las protestas que pedían la renuncia del exgobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló en 2019, y ‘Una velita’ (2024) retrata el precario estado de la red eléctrica de su isla. “Después de Un Verano sin Ti, el mayor éxito de mi carrera, llegué con un álbum totalmente diferente, Nadie Sabe lo que va a Pasar Mañana, con un montón de analogías. Estoy seguro de que la gente se perdió las mejores partes de ese álbum. Sin duda”, dice Benito.
3. Versos políticos
En Debí Tirar Más Fotos, a través de 17 temas, Bad Bunny no es solo reguetón, trap y dembow, esta vez, además, rinde un homenaje a la música de su infancia, a la bomba, la plena y la salsa. Habla de la nostalgia, el amor y la fiesta, y denuncia algunas de las problemáticas sociales y políticas que enfrenta su amado Puerto Rico.
Hace un guiño a ritmos nostálgicos y sonidos que transportan a otras épocas: en EoO hay una clara alusión a Perreo Baby, de Héctor y Tito, y su tema NUEVAYol es un homenaje a Un Verano en Nueva York, de El Gran Combo de Puerto Rico; en WELTita remite a La Flaca, de Jarabe de Palo; en Voy a Llevarte Pa Pr recuerda el estribillo de Alexis y Fido.
Además, utiliza nuevas canciones para exponer ritmos autóctonos que forman parte del cancionero boricua desde hace muchos años, y han influenciado géneros como la salsa y el reguetón, pero que no habían logrado internacionalizarse... hasta ahora.
Es una producción rodeada de simbolismos, como el uso del sapo concho, un animal endémico de la isla, en todos los materiales de promoción y en un cortometraje sobre el desplazamiento de los residentes de Puerto Rico.
DtMF, el tema que da nombre al álbum y que el artista lanzó con un cortometraje, denuncia la gentrificación en Puerto Rico. Y ‘BoKete’, por ejemplo, es una canción en la que el boricua compara a un amor que quiere olvidar con la pésima condición de la infraestructura vial de la isla; boquete es sinónimo de hueco: “Tú ere’ un boquete en PR, por eso es que te esquivo. Ya no hay más poema’ pa’ ti, este es el último que escribo”.
En el tema Turista, que pareciera una canción romántica, hace una analogía entre la decepción amorosa y el turismo irresponsable que afecta a su país: “Tú solo viste lo mejor de mí y no lo que yo sufría”, aludiendo tanto al examor y al turista.
En la salsa ‘MuDANZA’, Bad Bunny recuerda la censura que impuso Estados Unidos en Puerto Rico, durante las primeras décadas del siglo XX, luego de haber invadido la isla y recibirla como botín de guerra por parte de España: “Aquí mataron gente por sacar la bandera. Por eso es que ahora yo la llevo donde quiera, cabrón, ¿qué fue?”.
Pero el tema más político del disco es: ‘LO QUE LE PASÓ a Hawaii’, en el que el artista muestra su posición sobre el estatus de Puerto Rico como territorio no incorporado de Estados Unidos, y advierte sobre cuál es el futuro que le esperara a un Puerto Rico que ya no pertenece a los puertorriqueños.
En la canción también habla sobre el éxodo masivo de jóvenes que se han ido de la isla escapando de una profunda crisis económica y política: “No quería irse pa’ Orlando, pero el corrupto lo echó. Y no sabe hasta cuándo”, canta Benito. “Aquí nadie quiso irse, y quien se fue sueña con volver. Si algún día me tocara, qué mucho me va a doler, otra jíbara luchando, una que no se dejó. No quería irse tampoco y en la isla se quedó y no se sabe hasta cuándo. Quieren quitarme el río y también la playa. Quieren el barrio mío y que tus hijos se vayan”.
Más allá de las letras, de acuerdo con el periodista Hermes Ayala, en declaraciones a la BBC: “el disco en sí mismo es un mensaje político”. Y Bad Bunny le da nueva vida a estilos musicales que, durante décadas, han sobrevivido a las imposiciones de la industria musical y a los intentos de aculturación por los que pasó su isla, como la bomba y la plena, ritmos de origen afropuertorriqueño que forman parte de las expresiones folclóricas más importantes de la isla.
Precisamente, DTMF, canción que da nombre al disco, es una plena moderna. Tanto la bomba, como la plena, de acuerdo con Ayala, se utilizaron como medios de denuncia y resistencia. La plena era una especie de periódico, que en sus letras mostraba la realidad diaria y era característica de las huelgas de trabajadores a principios de siglo XX. Mientras que la bomba, que se originó hace siglos, surgió de la necesidad de los esclavos de manifestarse durante el dominio español.
El Conejo Malo es consciente de que su generación no vivió la bonanza económica de Puerto Rico de los años 90 sino más bien la crisis económica y las medidas de austeridad impuestas por una Junta de Control Fiscal designada por EE.UU. Vivió además situaciones de vida o muerte, gestionadas de forma cuestionable por el gobierno, como el huracán María, señala también Ayala.
Así que Bad Bunny, según el periodista cultural, no quiere mostrar solo alegría, sino reflejar “la historia de lucha de los puertorriqueños, un pueblo que se niega a dejar de existir”.
El propio artista lo admite: “Cada vez que me expreso sobre algo, lo hago porque lo siento, no porque sea Bad Bunny y tenga 40 millones de seguidores y quiera… no. Soy un ser humano normal y tengo sentimientos y me molesto y me alegro y así es como hago mi música. Mi música a veces es para llorar, mi música a veces es para bailar, a veces es para enamorarse, a veces es para hablar de cosas políticas”.
Y así, según dice Héctor Montero, director de La Mega, “Bad Bunny se ha convertido en un artista único, imposible de comparar o imitar. su autenticidad radica en desmarcarse del resto de los reguetoneros y artistas urbanos, quienes suelen compartir una estética y discurso similares. Bad Bunny, en cambio, ha creado su propio estilo y no teme arriesgarse. Aunque tiene muchos detractores, también cuenta con una base de fanáticos global y sigue convencido de su visión artística”.
Lo que opinan
“Una de las grandes virtudes de Bad Bunny es su versatilidad. Lo conocimos haciendo trap, luego incursionó en el reguetón más comercial, lanzó un álbum de verano con éxitos masivos y ahora se mueve hacia la salsa. Esta capacidad de adaptarse y explorar diferentes géneros le permite destacarse y marcar tendencia, asegura Adolfo Parra, director de Radio Planeta. Y añade, “La industria del reguetón está buscando diversificarse para no quedarse en un solo sonido, pero mientras tanto, Bad Bunny ha optado por otro camino, moviendo fibras, mostrando su esencia puertorriqueña y salsera, y consolidándose una vez más como un artista de éxito rotundo”.