Desde ‘El indomable Will Hunting’, una de las grandes películas de los años 90, Ben Affleck y Matt Damon no escribibían un guion.
En aquella época, la cinta que contaba cómo era la vida de un joven rebelde con una inteligencia asombrosa, les hizo merecedores de un premio Óscar en 1998 a mejor guion original.
Ahora, 23 años después, regresan con una gran producción cinematográfica que quizá les volverá a traer la tan aclamada estatuilla dorada.
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Se trata de la cinta dirigida por Ridley Scott ‘El último duelo’ (The Last Duel), adaptada por los afamados actores de Hollywood en colaboración con la directora de cine Nicole Holofcener. Un film que se desprende del libro de Eric Jager, del mismo nombre, que sigue a dos nobles caballeros, enfrentados en un duelo a muerte.
La cinta, ambientada en el siglo XIV en Francia, relata una historia real que tiene como protagonistas a Jean de Carrouges (interpretado por Matt Damon), Jacques Le Gris (Adam Driver) y Marguerite de Carrouges (Jodie Comer).
Dos hombres que en un momento habían sido amigos, terminan enfrentándose a muerte cuando Le Gris abusa sexualmente de la esposa de Jean, Marguerite, quien decide denunciarlo públicamente. Llevando a cabo el último duelo, para recuperar su honor.
Allí, el conde Pierre interpretado por Ben Affleck, se convierte en amo y señor de las tierras de todos y ampara al personaje de Le Gris, su fiel servidor y compañero de orgías y noches de descontrol.
Jean lleva los asuntos hasta la corte, pero esta resuelve en favor de Le Gris, y entonces decide ir un paso más allá y llegar el juicio ante el rey Carlos VI, quien determina que el asunto se dirima en un duelo de honor entre los dos enemigos.
Ben Affleck dialogó con la prensa internacional, en una entrevista sobre la visión que deja esta historia de impacto en la que el abuso sexual, como en aquellos años, sigue estando presente en la sociedad.
¿Por qué contar esta historia desde el punto de vista de Marguerite, la víctima?
No se siente como una versión exagerada de una persona. Se siente como versiones de mujer que hemos visto antes en películas. Y queríamos explotar el hecho de que, históricamente, la gente está acostumbrada a que las mujeres sean personajes secundarios y terciarios. Veremos, con mucho poder y elegancia, creo, la diferencia entre una persona de solo dos dimensiones y un ser humano totalmente realizado y tridimensional.
Esta es una historia que ocurrió hace cientos de años, pero hay cientos de historias como esta ocurriendo hoy. ¿Muchos van a ver esa historia y a encontrar resonancias con la actualidad?
Mucho. Fue deliberado. Parte de lo que queríamos apuntar es que la corrupción y la bancarrota moral y la misoginia de las instituciones crearon gente que refleja esos valores. Más que un juicio contra una sola persona, un mal hombre por ejemplo, tenemos a la iglesia, tenemos a la ciencia, tenemos a las cortes. Tenemos esta cultura europea occidental que nos antecede, culturalmente.
¿En su personaje cómo se aplica este hecho?
Hay una cultura predominante que produce estos valores. Esta cultura educa a la gente, y le da recompensas sociales, y alienta cierto comportamiento. Como en el personaje que yo interpreto, un completo villano.
Pero la idea es que cuando una persona tiene el poder, representa ciertos valores. Al personaje, Adam, le enseñaron a comportarse así, lo recompensaron por ello. La gente puede ser creada y reproducida por las instituciones. Por un sistema de valores.
¿Cree que estos personajes moverán las emociones en el público y le llevarán a la reflexión?
Solo debes sacarlo afuera, lanzarlo, y esperar que los grandes actores hagan identificar a la gente. Pero nada de eso se hace con pedanteria, o como una suerte de sermón, ni como un papel de término, ¿sabes?
¿Cómo fue su experiencia filmando en Irlanda?
Lo amé. Es decir, fue maravilloso, extraordinario, y eso estuvo mitigado solo por el hecho de que ocurrió durante el tiempo de la pandemia. Tenías que grabar y luego, ya sabes, inmediatamente ser encerrado en tu sarcófago, y separado de los demás. Esa fue la parte dura. Pero Irlanda en sí misma es mágica, un lugar para amar. Yo, como mucha gente de Boston, crecí oyendo decir que era irlandés de raíces, aunque nunca había ido a Irlanda.
¿Cómo fue su experiencia filmando en Irlanda?
El equipo fue extraordinario, todo el mundo fue sorprendente. Y el estilo de hacer filmación de Ridley fue muy impresionante, excitante y energizante, te hacía sentir muy vivo. Inmediatamente, como director, dices “voy a robar esto”. Eso es lo que voy a hacer.
¿Y ha podido aplicar lo aprendido?
Fui e hice un comercial, y contraté al mismo DP (supervisor de cámara o director de fotografía), y yo era: “Vamos a hacerlo justo como lo hizo Ridley” (risas). Era un trabajo sobre una app de deportes, y yo quise hacer lo miso que haría él.
¿Cómo fue el reto de Matt Damon y Ben al escribir y actuar? ¿Hubo algún momento en que se arrepentían de haber tomado tantas de esas decisiones?
Yo ciertamente no tuve un rol tan desafiante con Adam Driver. Alguna de la influencia de mi personaje persuade a los otros, pero Jodie y Adam tuvieron la parte más difícil. Realmente el grado de dificultad de esas interpretaciones es alto.
¿Cuál es la parte más difícil de hacer películas soobre la Edad Media para una audiencia moderna?
La parte realmente interesante en esto fue tratar de crear un balance. Es decir, primero que todo los protagonistas originales de la historia hablaban francés. Segundo, hablaban un tipo de francés que habría sido imposible de reconocer por francoparlantes de hoy en día. Y el inglés que se hablaba en esa época sonaría hoy muy vernáculo, así que no puedes hacerlo así tan exacto, obviamento no quieres, pero al mismo tiempo debes hacerlo accesible, o se verá falso. Así que, se trataba de encontrar algún balance, porque los valores de esa época eran más horrendos y de alguna forma aún más decadentes de lo que nosotros representamos. Si hubieramos mostrado tal cual era habría resultado tan repugnante para la gente que los espectadores habrian tardado en aceptar la verdad de ello.
¿Cómo mitigaron esos factores, esa brecha histórica y de lenguaje?
Tratamos de mitigar esa brecha sin comprometer lo básico, la verdad esencial. Trabajamos con Tim Monack, PH, que es un coach del dialecto, para tratar de encontrar una forma de hablar que no sonara muy contemporanea ni muy específica de otra parte del mundo. Porque algunas veces la gente dice “es una película de época, todos son británicos”, y ya sabes lo que se cree, que “lo británico suena antiguo”. Um...