El bailarín caleño Camilo Zamora conquistó a Río de Janeiro, Brasil, el año pasado con sus 1,96 metros de estatura, cadencia y carisma. Y está de regreso, no solo invitado por la escuela Estación Primera de Mangueira (Estação Primeira de Mangueira), con la que ganó en 2016, sino por otras dos que lo querían para desfilar con ellos en el Sambódromo.
Zamora, quien anualmente abre Feria de Cali como abanderado del Salsódromo, se convirtió el año pasado en el primer personaje del evento ferial y del espectáculo Delirio en participar en el Carnaval de Río. Además, la escuela con la que participó, fue la ganadora. “Allí fui componente. Así se le llama a los artistas que en cada ala pueden bailar dentro de la comparsa. Mi ala, llamada Menino Indígena, fue un homenaje a la reconocida cantante María Betania”, cuenta Camilo.
“Quería que todos me recordaran”, confiesa este bailarín que calza 43 centímetros. Y lo logró con esa personalidad que como sus pies “va sola”. Este año, la escuela con la que ganó en 2016 lo invitó para participar de nuevo con ellos. También Vila Isabel e Império da Tijuca lo llamaron a sus filas.
Zamora describe el Sambódromo como el Salsódromo multiplicado por 20. Si en Cali se le duermen las piernas y se eriza, en Río, cuando suenan las primeras batucadas, los fuegos pirotécnicos y los gritos del público, él pasa fácilmente de la risa al llanto.
“El miércoles tuvimos ensayo técnico hasta la madrugada. Hay personas, tanto de Vila Isabel y de Tijuca, que están muy pendientes de mí. Me han atendido muy bien. Cuando llegué me tenían de sorpresa mi vestido puesto en un maniquí para que lo viera. Estoy un poco retirado del bullicio del Carnaval, pero voy y vengo en el metro, que es rápido, grande y frío, es el que deseo que tengamos en Cali. Me movilizo fácil y sin calor. Todo ha salido perfecto”, cuenta Camilo, quien protagonizará hoy su primer desfile.
Império da Tijuca será la cuarta escuela en desfilar. Camilo junto a los otros bailarines está llamado a concentración desde las 10:30 p.m. para empezar el proceso de vestuario y maquillaje. Y empezarán a las 12:30 p.m. (en Colombia son tres horas de diferencia más que allá)”, explica.
El 26 de febrero estará con la otra escuela, con Vila Isabel, que hará un homenaje a Carlinhos Brown. Y el 27 de febrero estará acompañando a Mangueira, la escuela con la que participó el año pasado, y que este año defiende o entrega el título. Serán los últimos en desfilar. Y allí Zamora irá como una suerte de socio, un apoyo a quienes confiaron en él por primera vez en el país de la samba.
Fueron tres invitaciones y dos sambas enredo que tuvo que aprenderse, pues cada escuela tiene un ‘enredo’ y a cada participante y asistente al Sambódromo le entregan una cartilla con las letras, para que todos las canten.
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Cada escuela tiene dos horas y media para desfilar por el Marqués de Sapucaí en un recorrido de 800 metros en el que no se para de bailar. Y mientras los pies de Zamora y de miles y miles de bailarines danzan, se escuchan cientos de voces en portugués.
“Acá no les interesa figurar, sino poner el granito de arena a la escuela y eso es muy bonito. Pero el año pasado yo sí quería que me vieran, como único colombiano en mi comparsa”, cuenta Camilo quien fue ubicado por el coreógrafo de su ala un lugar privilegiado, en el que su sonrisa gigante jamás pasaría desapercibida.
Este año, ‘Imperio’, que rinde tributo a la religiosidad yoruba, a Changó, que llegó con los africanos a Brasil, necesitaba bailarines negros, altos, para la alegoría (Carroza) llamada O Sagrado Ajapa do Xango’. Así que Camilo encajaba perfecto con su prototipo y estatura. Para él, que en Cali desfila a piso, subirse a una carroza es un privilegio y más en Brasil donde cuesta varios años de trabajo lograrlo.
“Nunca pensé que estaría en el Sambódromo. Esto no es solo un logro mío, es también de los bailarines amigos, de los chiquitos que apenas inician, de zapateros, modistas y coreógrafos que han trasnochado conmigo, de mi familia, de los caleños”.
“Mi admiración por Carlinhos Brown es total, lo vi en el Petronio Álvarez y su música me encanta”, Camilo Zamora, bailarín y diseñador de moda.