Durante la coronación del rey Carlos III, alguien brilló más que nunca y esa fue Kate Middleton.
Vestida con una creación del genio de la moda Alexander McQueen, en crepé de seda color marfil con lingotes de plata y bordados de hilo con motivos de rosas, cardos, narcisos y tréboles, los detalles de su atuendo sintonizaron con el look de su hija, la princesa Charlotte, y simbolizan la unión de las cuatro naciones que conforman el Reino Unido.
Vea la transmisión, acá:
El diseño de la princesa fue, sin duda, un guiño patriótico en este día para el recuerdo. Portó el Manto de la Real Orden Victoriana, distinguible por su diseño de raso de seda azul oscuro, ribetes escarlata, forro de tafetán de seda blanca y una insignia bordada a mano con hilo de oro de la estrella de dama de Gran Cruz de la Real Orden Victoriana.
Como era de esperarse, la princesa recurrió al joyero de la Familia Real Británica, concretamente a unos pendientes de perlas y diamantes que pertenecieron a su suegra, Diana de Gales.
Estas piezas, bautizadas Herradura y Laurel, presentan una doble curva de varios cortes de diamantes, con un grupo de piedras de talla marquesa en el centro, del que cuelga una sola perla plateada del mar del Sur. A pesar de la opulencia que, por sí solo, emana este par, no es la única joya histórica que realzó su deslumbrante estilismo.
Kate Middleton participó en varios actos. Por un lado, estuvo presente en un almuerzo en el Palacio de Buckingham para agasajar a los gobernadores generales y primeros ministros del Reino. Fue una ocasión en el que lució un look bicolor junto con unos zapatos que conectaron con el estilo de Meghan Markle.
En la tarde, la princesa de Gales cambió de imagen y se decantó por un estilismo en color azul que realzó con una joya de la Reina Madre durante otra recepción, en este caso, a los Jefes de Estado. Sin embargo, su maratón de moda no ha cesado y, el día de hoy, sorprendió con una imagen muy diferente que lleva el sello de la misma firma que vistió en el día de su boda con el príncipe Guillermo.
Apenas resultó visible durante la ceremonia, ya que se escondía tras el manto, pero sabemos que, sobre el escote de la princesa, colgó el majestuoso collar de festón de Jorge VI, una pieza que se confeccionó en 1950 por petición del rey Jorge VI para su hija, la entonces princesa Isabel, y que esta última, como reina de Inglaterra, llevó en numerosas oportunidades a lo largo de sus 70 años en el trono.
De hecho, una de las nueve visitas de Estado en las que la reina Isabel II sacó a relucir esta adorada alhaja tuvo lugar en España, en abril de 1986, como se muestra en la fotografía posterior, donde la fallecida soberana posa junto con los reyes Juan Carlos I y Sofía.
Por petición de los reyes Carlos y Camila, la princesa de Gales no llevó tiara, pero sí tocado, al igual que muchas de las asistentes a este acto solemne.
La elección para culminar su imagen fue un tocado de la sombrerera Jess Collett para Alexander McQueen, similar también al que llevó su hija Charlotte, confeccionado con lingotes de plata, cristal y bordado de hojas tridimensionales con hilo de plata.
No es la primera vez que madre e hija coordinan sus looks porque en anteriores eventos las hemos visto lucir sofisticados abrigos a juego o vestidos de flores, pero el posado de este sábado, en la coronación de Carlos III, supuso la apertura de un nuevo capítulo para la princesa Charlotte, de ocho años recién cumplidos, que ahora ocupa el tercer puesto en la línea sucesoria.
La hija de los príncipes de Gales llevó su melena recogida en un precioso moño compuesto por pequeñas trenzas entretejidas, un trabajo de estilismo prácticamente idéntico al que portó su madre, quien se decantó por el mismo diseño de tocado silvestre de hojas plateadas, pero en un formato doble que cubre su cabeza cual diadema, a falta de tiara bajo las órdenes de los reyes Carlos y Camila de Inglaterra.