Esta semana se dieron a conocer nuevos detalles sobre lo que acontece con el reconocido actor de Hollywood, Bruces Willis, de quien su hija Tallulah Willis, de 29 años, se atrevió a hablar en un artículo para la revista Vogue, tras conocerse la dura situación que atraviesa su padre.
Cabe recordar que el actor de Hollywood de 67 años, recordado por ser héroe de acción en películas como Pulp Fiction, Sin City, Doce Monos, El Quinto Elemento, Armageddon, El Sexto Sentido y El Protegido, fue diagnosticado el año pasado con afasia, un desorden del lenguaje que afecta la capacidad de comunicación de una persona, razón por la cual se retiraba permanentemente del cine. Sin embargo, el diagnóstico solo era un síntoma de la demencia frontotemporal que realmente padecía.
En la publicación, Tallulah describió cómo fue el inicio de la enfermedad de su padre, que se hizo progresiva, y que en un inicio tomó como algo personal, pues este ya se mostraba un tanto distante y desinteresado. “Comenzó con una vaga falta de respuesta que la familia atribuyó a la pérdida auditiva. Más tarde, esa falta de respuesta se amplió y a veces lo tomé como algo personal. Había tenido dos bebés con mi madrastra, Emma Heming Willis, y pensé que había perdido interés en mí”, reconoció la joven.
En el escrito, la joven mujer reconoce que, a pesar de sentir que algo estaba mal con la salud de su padre, no aceptaba el hecho de que esto pudiera ocurrirle y, además, luchaba también con sus propias facturas. “He conocido el declive de Bruce en los últimos años con una parte de evitación y negación. Y la verdad es que yo estaba demasiado enferma para manejarlo. Mientras estaba envuelta en mi dismorfia corporal, haciendo alarde de ella en Instagram, mi padre luchaba silenciosamente. Se estaban realizando todo tipo de pruebas cognitivas, pero aún no teníamos un diagnóstico”.
El doloroso relato de Tallulah también hace un recuento de cuando esto comenzó a impactarle, pues si antes había hecho del diagnóstico de su padre una negación, debía hacer ahora un importante trabajo de aceptación. “Estaba en una boda en el verano de 2021 en Martha’s Vineyard y el padre de la novia pronunció un discurso conmovedor. De repente, me di cuenta de que nunca tendría ese momento, mi padre nunca hablará de mí en mi boda. Fue devastador. Dejé la mesa, salí y lloré entre los arbustos”.
No obstante, y pese a haber sufrido momentos muy tristes, Tallulah Willis-Moore ha dicho que ha comenzado a atesorar los momentos en familia, “y especialmente en mi relación con mi padre”.
“En el pasado tenía mucho miedo de que la tristeza me destruyera, pero finalmente siento que puedo saborear ese tiempo, tomar la mano de mi padre y sentir que es maravilloso”, escribe.
Por eso no ha dudado en tomar, como dice ella, toneladas de fotos, inmortalizando aquellos instantes que aun le quedan junto a su padre. ”Soy como un arqueólogo, buscando tesoros en cosas a las que nunca solía prestar atención; guardo todos sus mensajes de voz en un disco duro. Trato de construir un registro para el día en que él no esté allí, para recordarlo a él y a nosotros”, una escena que aún en palabras, suena doloroso para ella.
En el escrito, la joven también habló de cómo fue crecer con un par de padres famosos, a quienes el público no solo aclamaba por su talento, sino por su belleza, pues tanto Demi Moore, como Bruce Willis, causaban revuelo a donde quiera que fueran.
“Estuve luchando para encontrar un parche de luz a través de las largas sombras que proyectaban mis padres. A mis 11 años, me sentía terriblemente adulta y estaba muy contenta conmigo misma, así que quería ver si mi atuendo había aparecido en las páginas de fiesta de los sitios web de estilo, tras haber asistido a un evento en Nueva York con mi madre, Demi Moore, y su novio, Ashton Kutcher. Abrí mi portátil y allí estaba yo en mi torpeza de preadolescencia, de pie junto a mi famosa y hermosa madre. Luego encontré los comentarios, cientos de ellos, y las palabras simplemente quemaban en la pantalla. ‘Wow, se ve deforme. Mira su mandíbula de hombre, es como una versión fea de su padre. Su madre debe estar tan decepcionada’. Recuerdo lo mortalmente silenciosa que era la habitación. Me senté a leer durante dos horas, creyendo que había tropezado con una verdad sobre mí misma que nadie me había dicho porque estaban tratando de protegerme. Y durante años después, protegiendo a la gente de vuelta, no se lo dije a nadie. Simplemente, viví con la certeza silenciosa de mi propia fealdad”, reveló.
Finalmente, retomó la excusa del texto, su padre, y contó que ahora vive los días feliz y en constante agradecimiento, pues lo puede encontrar sentado en cualquier espacio de la gran casa que habita, o en su oficina. “Afortunadamente, la demencia no ha afectado a su movilidad. Su enfermedad se caracteriza por déficits de lenguaje en vez de pérdidas de memoria, así que todavía sabe quién soy y se ilumina cuando entro en la habitación”, reconoce.