El rompimiento de una relación amorosa, el fallecimiento de un ser querido, la pérdida de un empleo, una crisis económica o de salud pueden desencadenar tristeza, depresión, mal humor, rabia o aislamiento, condiciones que sobrellevar en esta época decembrina, sinónimo de jolgorio y regocijo en familia, se hacen mucho más difícil.
La ‘tusa’ o duelo que se experimenta, comenta la psicóloga de la Fundación Universitaria del Área Andina Juliana Caro, es el proceso que se le debe realizar a cualquier pérdida que causa agobio y tristeza. Todas las personas lo experimentan de manera diferente y cada una de sus etapas deja un aprendizaje.
De acuerdo con la también docente, la negación, ira, depresión y aceptación son los momentos que se deben afrontar ante cualquier pérdida y cada fase demora un tiempo indeterminado, que depende de cada quien y de la intensidad de su pena.
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En esta época del año los duelos pueden llegar a ser más intensos por el espíritu festivo que reina. Según la psicóloga Adriana Soto Ospina, “en ‘teoría’ se debe estar feliz porque todo el mundo lo está, los demás están de fiesta, compartiendo, entonces la persona empieza a sentir que no está acorde con el ambiente y su tristeza se nota aún más”.
Pero, ¿cómo combatir la ‘tusa’ decembrina? Las psicólogas Juliana Caro, Adriana Soto Ospina y Martha Elena Osorio comparten algunas recomendaciones:
Llore. En el momento de la depresión no está mal llorar, no se esfuerce en detener su llanto. También es normal bajar un poco de peso o no tener deseos de realizar algunas actividades, pero no se quede en esa etapa, y no cambie sus hábitos.
Si la intensidad de la depresión no disminuye con el tiempo, decídase a actuar. La situación empieza a ser preocupante cuando se cambian completamente los hábitos de vida y la tristeza sigue siendo intensa a pesar del paso del tiempo.
Resignifique su vida, valore a las personas que tiene a su lado, aproveche estos días para rendir homenaje al ser querido que partió (en caso de un fallecimiento) y piense en cómo esa persona, que ya no está, hubiera querido celebrar la Navidad.
Si quiere aislarse, hágalo siempre y cuando perciba la soledad de manera positiva. Es posible que si la pérdida fue cercana a estas festividades, usted no quiera compartir, decorar su casa o asistir a reuniones familiares o sociales, estas conductas son naturales y comprensibles. Lo ideal es que el nuevo tiempo a solas permita sanar y reestructurar motivos de vida.
Si la soledad lo afecta negativamente, constituya una red de apoyo: familiares, amigos, compañeros de trabajo. Compartir con ellos puede disminuir el vacío de la pérdida.
No se aleje de las personas que le quedan. Crear rupturas con ellas
conllevaría a una mayor depresión.
Si su duelo es amoroso no es aconsejable empezar a salir con otra persona inmediatamente. Muchas veces por evitar la soledad y cumplir parámetros sociales, se toman decisiones equivocadas.
Evalúe errores cometidos y considere en qué se puede mejorar para no repetir ese tipo de experiencias.
No se sienta miserable por el hecho de que todos a su alrededor estén felices. Usted puede sentirse bien aunque no esté rebosante de felicidad. Despreciar la Navidad no hará que su infelicidad acabe.
Si no está en sintonía con la Navidad por la situación que atraviesa es recomendable que se aleje de las redes sociales porque se deprimirá más viendo las fotografías de ambiente festivo que suben sus amigos.
Escuche música que le levante el ánimo, no la que le provocará recuerdos que lo pondrán peor.
Como hay cosas que no se pueden evitar, como el regocijo que se vive en las calles, opte por realizar otras actividades: salir a otros lugares, viajar, tener contacto con la naturaleza. Disfrute de otra manera.
Entienda que lo que le sucede no es el fin del mundo y que lo importante es estar bien consigo mismo. Comprenda que nosotros nos damos la felicidad y esta no depende de los demás, de las épocas o situaciones.
Use el método ‘solo por hoy’, como hacen los alcohólicos anónimos: solo por hoy no me voy a deprimir, solo por hoy pienso que estoy bien, solo por hoy voy a estar más entusiasta, solo por hoy me tomaré mis medicamentos... Los logros de cada día lo irá fortaleciendo.
Salga de su casa, de su llanto y de su tristeza y brinde apoyo comunitario: ancianatos, instituciones donde hay enfermos, eso lo puede reconfortar.
Depure la casa, saque papeles, regale lo que no va a utilizar.
Vea las bondades de la vida y permítase renacer en compañía de los seres queridos que le quedan. Disfrute cada instante como si fuera el último y sea consciente de que todo cambia y solo usted tiene el poder de salir adelante y superar el duelo. Quiérase y valórese, al final el amor propio es decisivo al momento de superar cualquier clase de pérdida.
En algunas ocasiones el afectado se lastima así mismo o a los que lo rodean y es ahí cuando el duelo se convierte en una patología clínica. Si esto ocurre busque ayuda profesional.