No son parientas lejanas, tampoco primas ni mucho menos hermanas. Sin embargo, la reina Letizia de España y la reina Rania de Jordania no pueden dejar de suscitar comentarios de admiración cada vez que se juntan por una simpática razón y es lo mucho que parecen.
Las dos vivieron similares cuentos de hadas, pues nacieron en familias sin linaje real, pero, un buen día, el destino les puso una corona en las sienes, tras sus románticos encuentros con los herederos de dos importantes monarquías que hoy son reyes.
La primera de las dos en hacerlo fue Rania de Jordania, quien se casó en 1993 con el entonces príncipe Abdullah, hijo del popular rey Hussein I.
Once años más tarde, cuando Letizia se casó con el príncipe Felipe, hijo del rey Juan Carlos I de España, se empezó a hablar de que a la consorte de Jordania le había aparecido una hermana gemela.
De eso han pasado casi 20 años y las dos bellas reinas siguen siendo una delicia para los fisionomistas y, en general, para los seguidores de la realeza, luego de que salieran a la luz las fotos del nuevo encuentro que han tenido este lunes.
Felipe y Letizia de España son los anfitriones de sus homólogos del Medio Oriente, quienes llegaron allí con motivo de las reuniones del Proceso de Áqaba, una iniciativa del rey Abdullah para fortalecer la cooperación en seguridad y luchar contra el terrorismo, entre otros objetivos.
La ocasión ha dado paso así a uno de los encuentros entre reinas que resultan más atractivos para la prensa que cubre a las casas reales.
Ello porque juntas siempre plantean para los espectadores un duelo de glamour y de belleza, pero también la pregunta de cómo es posible que dos mujeres que provienen de ambitos tan diferentes (Letizia es de Oviedo, Asturias; mientras que Rania es de Kuwait) puedan verse como hermanas. Incluso en la estatura se parecen y la refuerzan con altos tacones, como se pudo ver en su cita de este lunes.
Sin embargo, el físico no es su única semejanza. Ambas son dos atractivas cincuentonas, aunque Rania, con 52, es dos años mayor que la esposa de Felipe VI.
Por lo demás, se preocupan por la promoción de los mismos campos es sus respectivos países: salud, igualdad entre los sexos e infancia.
Para el encuentro en Madrid, así mismo, eligieron ropa hecha por modistos de su país.
La reina de España lució un vestido estampado de silueta angosta y cuello barco, de Diego Estrada, acompañado de un clutch de Carolina Herrera y zapatos de imitación de piel de cocodrilo.
Rania se ciñó a la modestia que le exigen las creencias musulmanas, de modo que su vestido era de mangas largas, complementado con zapatos de Manolo Blahnik, favoritos de Sarah Jessica Parker en Sex and the City, pero también, en la vida real, de las mujeres de las monarquías y las millonarias.
Mientras que sus esposos conversaban acerca del Proceso de Áqaba, Letizia esperó a Rania en las Escuelas Taller y Talleres de Empleo de Patrimonio Nacional, donde personas mayores de 25 años que no tienen empleo pueden aprender oficios relacionados con la restauración de obras de alto valor artístico y cultural.
Al verse, se dieron un cálido abrazo, que habla bien de una amistad de años.
Luego, los reyes de España ofrecieron un almuerzo en el Palacio Real, en el cual también participó el príncipe Hashem de Jordania, de 15 años e hijo menor de los reyes a y a quien las páginas de chismes españolas ya quieren casar con la infanta Leonor, la hija de Felipe y Letizia.
Este encuentro real ocurre pocos días después de la visita de Letizia a Cali, luego de su paso por Cartagena, en su reciente viaje de cooperación a Colombia.