Mari Virginia Flórez Felicioni, médica general, y Armando Daniel Cortés Buelvas, médico especializado en patología, son una pareja de doctores que bien pudieron ser veterinarios, debido a su amor por la naturaleza.
En plena pandemia, después de jornadas extenuantes de lucha contra el virus del Covid, se escapaban con su pequeño hijo, Alejandro, o a veces solos, y se quedaban durante horas en parajes donde el ruido de los monitores era reemplazado por los chirridos, silbidos y trinos de aves que se les antojaban hermosas y misteriosas a la vez.
Quedaron tan flechados de un terreno —como ocurrió años atrás cuando Daniel le daba clases a Virginia—, que lo adquirieron. Su intención era tener un ambiente para el disfrute de la familia.
Poco a poco, a la finca ubicada en el Kilómetro 18, vía La Elvira, en la vereda El Silencio, les empezaron a llegar huéspedes alados, visitas que fueron creciendo a medida que ellos les iban dejando alimento.
No hay que olvidar que en Colombia hay cerca de 1900 especies de aves de las 12.000 que hay en el mundo; es decir que cerca del 20 por ciento de las aves del planeta están en nuestro país. Ni se diga en esta región donde se han reportado un poco más de 1000 especies y en El Nido del Bosque —como bautizaron el sitio de cuatro hectáreas—, un biólogo, que se hospedó allí, realizó un estudio, durante varios días, y halló 180 especies de aves.
Ya son varios los fotógrafos y biólogos que llegan de diferentes partes del país a hospedarse en su cálida casa, para hacer avistamiento. Ellos cuentan con un área segura en la que pueden permanecer ocultos, para obturar sin ser vistos por ellas, y protegidos de la lluvia. Hay tres habitaciones con agua caliente y calefacción, en estas se pueden quedar, una o más noches, parejas o incluso, una familia de cinco integrantes, ya que cuentan con un cómodo apartamento. Incluso, se puede pasar solo el día.
Eso sí, hay que ir dispuesto a caminar un sendero que ellos mismos construyeron, seguro, tranquilo, de cerca de un kilómetro de longitud, que atraviesa el bosque húmedo tropical y es cobijado por robustos árboles; allí se pueden avistar búhos y gavilanes, que no se ven en otras partes. Apreciar el bosque de niebla es una experiencia que hay que vivir. Anidan allí aves endémicas como el Trogon, variedad de búhos y tángaras, como la multicolor y diez especies de colibríes.
Cuenta Armando: “Hemos adquirido la experticia para hablar de cada una de las aves y cada vez nos motiva más sembrar este espíritu en los visitantes que recibimos, para que comiencen a apreciar, respetar, valorar y disfrutar la naturaleza”. Basado en su autoexamen, este médico diagnostica que la cura para los males del alma e incluso para muchos del cuerpo, está en el contacto con la tierra. “Es lo más cercano a la felicidad. Acá uno deja los problemas en otro lado. Cada que uno pasa por este sendero, es otra persona“.
En detalle
La finca para avistamiento de aves y relax, está ubicada en el Kilómetro 18, vía La Elvira, en la vereda El Silencio.
Hay habitaciones disponibles para pareja y apartamento para familias de cinco miembros. El alojamiento incluye desayuno y cena ligera. Y en el área hay muchas posibilidades gastronómicas, incluso menú internacional.
En Instagram: @nidodelbosquebirding