Los tiempos están cambiando rápidamente, no solo aparecen nuevas tecnologías, sino nuevas enfermedades, trayendo consigo efectos positivos y negativos en las familias. Nunca antes los padres y madres, así como cuidadores, encargados de la crianza de niños y adolescentes, han tenido tantas dudas sobre cómo proceder para protegerlos adecuadamente en el presente y brindarles las herramientas morales, psicológicas y afectivas para enfrentar el futuro.
Hace 20 años, la reconocida psicóloga Annie de Acevedo publicó un libro que, para ese momento, respondía a las inquietudes de los padres, se trataba de ‘La buena crianza’, que resultó todo un éxito a nivel nacional y en otros países. Sin embargo, la crianza no es estática, y desde entonces, muchas cosas han cambiado al interior de las familias, por lo que atenta a esta evolución y a las nuevas necesidades que surgen, Annie de Acevedo decidió escribir una versión actualizada de su libro, con el nombre de ‘La buena crianza en el siglo XXI’, que contiene una serie de lecciones muy bien informadas sobre los cambios ocurridos en tiempos de pandemia, de depresión, de redes sociales, de consumismo y dependencia emocional, de bullying, pero también de las verdades esenciales que permanecen.
Con más de 35 años dedicada a guiar familias en su crecimiento, así como trabajando con niños que tienen dificultades emocionales y de aprendizaje, la autora de más de 10 libros sobre la familia, habla sobre la importancia de enseñar empatía y resiliencia desde el hogar para que crezcan personas con inteligencia emocional.
¿Qué la motivó a escribir esta nueva versión de su libro?
Me parece que así como se enredó el mundo, también los niños y las familias se están enredando, hay más ansiedad, más competencia, más miedo, es decir, que vivimos tiempos difíciles y esto implica una nueva forma de educar a nuestros hijos, por eso quise revisar lo que había escrito sobre crianza y lo fui enfocando en lo que mis investigaciones y mi experiencia me han dejado entender sobre la mejor forma de criar hijos emocionalmente inteligentes y felices.
Hace 20 años la empatía no estaba entre los principios de la crianza, y ahora es absolutamente necesaria, entonces tampoco se hablaba mucho de la resiliencia, que debemos inculcarla desde la infancia, porque hoy los niños están muy gratificados, y piensan que la vida, como la tecnología, está llena de placeres instantáneos, pero sabemos que no es así, por eso es importante darles mecanismos para que manejen la adversidad. Otro aspecto que revisé fue la forma en que hablamos de sexualidad con los niños y adolescentes, hay que reconocer que estas son generaciones muy precoces y hay una abundancia de estímulos sexuales, en medios y redes sociales.
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Libros suyos: ‘Hazlos felices para que sean buenos’, ‘¿Cómo funciona el cerebro de los niños?’, ‘Padres que aman demasiado’, ‘¿Cómo es el cielo?’, entre otros.
En su libro aborda los riesgos de no controlar la tecnología...
Claro, porque la tecnología es un protagonista total de las nuevas generaciones, de los niños que nacieron en el 2000 y años siguientes. Estos centennials crecieron 100% inmersos en el mundo tecnológico, lo primero que vieron no fue un televisor, sino un celular, y aunque son muy hábiles para manejar todos estos dispositivos, no lo son para manejar otras cosas fundamentales, como las relaciones humanas, las cualidades prosociales, de aprender a ser buenas personas, cuidarse y cuidar a los demás, y desarrollar empatía; porque el éxito hoy en día está estrechamente relacionado con tener aptitudes socioemocionales. Los líderes son personas que saben comunicar sus emociones, no los que más rápido van en un computador.
¿Cómo cambia la idea de ser competitivos en la nueva crianza?
Esa idea es muy de la generación millennial, entre los que se creó mucha competencia. Pero la base de la crianza ahora es la cooperación, ponerse en la situación del otro, validar sentimientos ajenos, aprender a contribuir a un grupo, sentir confianza con otros para aportar nuestros talentos. Estos es tan importante que entre los principios para salir adelante en el siglo XXI están: la colaboración y compromiso con el grupo, debemos aprender a tener claro que ahora no es el individuo el que va a brillar, sino el colectivo. En los colegios ya se está trabajando mucho en este aspecto, pero a veces en familias con uno o dos hijos resulta más complicado aprender estos valores. Esa noción de que yo tengo que ser el mejor se está acabando, es más importante aprender a ayudar y a aceptar ayuda, a trabajar en equipo.
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